"Toda realidad ignorada prepara su venganza", José Ortega y Gasset.
De nuevo el monitoreo de SABA Consultores nos informa de que la percepción sobre AMLO presenta una de esas caídas recurrentes, en eso que hace unas semanas llamábamos, en términos ciclistas, "hacer la goma". Es cierto que habitualmente este tipo de señales no permanecen y son seguidas casi de inmediato de un regreso a sus promedios, ya veremos la semana que viene si esta vez es así o no. Pero también es verdad que estos signos de desgaste, por más que sean puntuales, son cada vez más frecuentes. En esta ocasión Andrés Manuel recibe una alerta negativa en aprobación, y una advertencia del mismo signo en el rubro de mejores políticos, que en ambos casos sugieren un desánimo entre sus seguidores. También se da una caída importante de las calificaciones altas, lo cual iría en el mismo sentido. Seguramente a consecuencia del deterioro del líder, y como suele suceder, Morena recibe una alerta desfavorable en intención de voto. ¿Qué será del partido cuando ya no esté el jefe?
Sin embargo, hay también variaciones que indican que no solo descendieron las simpatías, sino que aumentó el rechazo. La desaprobación y las calificaciones bajas rozaron el aviso negativo, al cual sí llegó el porcentaje de quienes piensan que Andrés Manuel es el peor político de México. Esto ya no es tan habitual en estos episódicos malos momentos del Presidente. En términos generales, quienes menos favorecieron los cambios negativos fueron los de más edad, los de menos ingresos, los de menos estudios, y como siempre los perceptores de apoyos sociales, que pueden coincidir en gran medida con los tres grupos anteriores.
En lo tocante al debate interno por la sucesión en Morena, y por ende para la presidencia, si no cambian mucho las cosas, también parece cundir cierto desánimo. Los principales aspirantes descienden en preferencias, pero lo más importante es una alerta negativa en el número de quienes no preferirían a ninguno. El desapego se manifiesta también en los cruces electorales. Su resultado, con coalición opositora o sin ella, sea Claudia la candidata o lo sea Marcelo, sigue danto ventaja muy clara al candidato de Morena, pero en las cuatro situaciones planteadas aparecen igualmente avisos negativos indicando que crecieron quienes no se decantarían por ninguno de los aspirantes. Esto es importante porque los estratos que conforman el respaldo de AMLO se caracterizan por su apatía, y si cunde, por la razón que fuere, la desmovilización entre ellos, puede resultar peligroso para los intereses sucesorios.
Aquí surgen dos cuestiones fundamentales. La primera, qué puede haber sucedido para este nuevo mal día de Andrés Manuel. Tienen ustedes para elegir: al gravísimo problema de inseguridad se unen la sequía, la alta inflación o el desabasto de alimentos. Como nada de esto es nuevo, cabe pensar que algún detalle de AMLO ha desanimado a su público. Pero también hay una realidad que se tiende, como decía Ortega, a ignorar: que detrás de la fortaleza de AMLO hay como siempre una paradoja, y es que cada vez se dan con más frecuencia signos de inestabilidad. Este tipo de oscilaciones negativas se ha dado cuatro veces en los últimos tres meses, dos de ellas en apenas 30 días. Una de las grandes utilidades de los monitoreos de SABA es que los signos de inestabilidad, en este caso desfavorables, anticipan cambios. Los avisos negativos son sinónimo de realidades menos optimistas que los promedios. Saber leer esas señales sería una virtud del gobernante, máxime teniendo datos públicos a su alcance. Esa metodología lleva más de 30 años probando su eficacia. Como también diría Ortega, a estas alturas, seguramente SABA no tenga ninguna prisa en que el tiempo le dé la razón.
