Juan Palacios

APOTROPAICO
Mientras los partidos de Oposición no entiendan que el principal problema de la mayoría de los mexicanos consiste en tener para comer hoy y mañana, difícilmente cobrarán relevancia.


El caso de Cuauhtémoc Blanco puede ser más explosivo para la 4T que Teuchitlán con todos sus horrores.


El propio movimiento hoy en el gobierno, fue el que nos enseñó como sociedad que en los casos, como el sucedido en el rancho Izaguirre, el culpable es siempre e invariablemente el Estado.


No sería descabellado pensar que las tres figuras políticas de partidos de oposición podrían ser las fichas de cambio que Claudia utilice con Trump.


No es bueno para el país, tampoco para Andrés Manuek López Beltrán que se evidencie tan temprano en el sexenio que quiere ser el heredero de su padre.


Mientras Donald Trump sea presidente de Estados Unidos nuestro país se verá en la incertidumbre, por mucho que quienes detentan el poder en México se envuelvan en la bandera, canten el himno e invoquen la unidad nacional.


Parece ser que cuando los de Morena ejercen el poder que tienen es parte de la justicia social en tanto que cuando Trump ejerce el suyo, lo hace de forma espuria y sin autoridad moral para ello.


Quizá los lazos de la 4T con políticos cuestionables son simplemente la dinámica en que se ha envuelto la 4T, una dinámica de poder, que no le responde a Claudia Sheinbaum, sino a su propia inercia y a los objetivos de quien la fundó.


Trump cree en los juegos de suma cero, lo que uno pierde el otro lo gana y él no quiere perder.


El logro de la presidenta Claudia Sheinbaumno es menor, su estrategia evitó un daño mayor a la economía, pero por ahora solo ganó algo de tiempo.


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