Héctor Guerrero

LOS TOCABLES
No puede uno evitar sentir impotencia por lo vil, bajo, indigno, doloso, miserable que se está haciendo con los pobres, con la educación y con los niños de México, al desaparecer las escuelas de tiempo completo.


Lo que queremos de AMLO es que hable de lo que realmente afecta a los mexicanos y el futuro de nuestro México, que incluye casos de corrupción y conflictos de interés de su gobierno, no del penacho de Moctezuma.


Parte del manual del Foro de Sao Paulo son las lágrimas, mostrarse frágiles, vulnerables, evocar "helicópteros del Cisen" (el cisen no tiene helicópteros) acorralando al luchador social y a sus hijitos…


Te podrá o no gustar el trabajo de Carlos Loret, te caerá bien o mal, pero lo que hizo el presidente López Obrador rebasó todos los límites conocidos, el peso del autoritarismo por encima de la ley.




Aunado a sus recientes problemas de salud y viendo que su transformación es como un castillo de arena, López Obrador pone todavía todo su empeño en regresarnos a su realidad.


Pongamos atención solo en la vestimenta de López Obrador, ¿Cuántos trajes diferentes? Cuántos zapatos? ¿Cuántas guayaberas? ¿Chamarras? ¿Lo han notado? Los invito a hacerlo a partir de hoy. Es una exageración.


El viejo tapado de los regímenes priistas, ahora con la #4T se le puede llamar “albacea”, pues no hay testamento sin herederos.


Como dicen por ahí a MORENA le salieron baratas las gubernaturas de Campeche y Sonora, a cambio de la embajada en República Dominicana y el consulado en Barcelona. Así el PRIMOR siendo el PRIMOR.


A López no le importa que sus peones no estén calificados para las tareas que se les encomiendan, lo que importa es que sean incondicionales, serviles, aduladores, abyectos y demás calificativos que, por respeto no incluyo por aquí.


Haber levantado la estatua de López Obrador en cualquier parte del país, hubiera sido un error, el hacerlo en Atlacomulco, pues tiene su dosis de perversidad.


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