Héctor Guerrero

LOS TOCABLES
Al final del día, los acarreados a sus jacales, a su pobreza y el rey y su comitiva, a su Palacio. Ese es el promotor del humanismo. Lo demás es puro circo.


El próximo fin de semana veremos la unción del rey de México, de las marchas y de la verdad, no por demanda o solicitud de sus gobernados, es para curar el ego profundamente lastimado del tirano.


Andrés Manuel López Obrador ya no sabe como ocultar su fracaso, ni su molestia de que, por lo menos un día sus opositores le robaron la agenda política del país.


López Obrador se ha dedicado a desacreditar la marcha del 13 de noviembre, le molesta, le enoja, pues es él y sólo él es la cabeza de las marchas populares y no va a permitir que otros tomen ese protagonismo.


Los muertos, no mueren del todo ya lo ven, el PRI de Jolopo y Echeverría, está más vivo que nunca con el gobierno de AMLO. Y con la #4T, todos los días son #Halloween.


Al fin pasó lo que temíamos, pero no quiere decir que no lo hayamos visto venir. Quien piense que iban a tocar a Pío con el pétalo de una rosa, es muy, muy ingenuo.


El Ejército siempre, desde su historia, le ha apostado al olvido, a dejar pasar los asuntos y hacer su pacto de silencio ya lo que sigue. Así es, el abrumador silencio les ha salido rentable.


Urge una comparecencia del Secretario de la Defensa para explicar como una Guacamaya, hurtó a manos llenas en el mero nido del águila.


Pondría en tela de duda una relación de “súperamigos” entre Ejército y Ejecutivo, las señales son varias pero, particularmente en este contexto en el que estamos del caso Ayotzinapa.


Después de desaparecer el Fonden tenemos algo primitivo, poco funcional y que no garantiza que el Estado va a responder ante cualquier eventualidad grave, no la hay.


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