Hace unos días en una de esas reuniones semanales que tanto disfruto, una de mis clientas me compartía con frustración cómo en su industria es muy común que los vendedores se quejen abiertamente en redes sociales, con historias que comienzan con “tuve que…” o “me costó tanto…”
Y tiene mucha razón me ha tocado escuchar como todos son víctimas de algo o de alguien, es como si la validación viniera solo del dolor, y estoy segura que todos hemos pasado por situaciones muy tristes; pero hay una diferencia entre compartir desde la autenticidad y quedarse a vivir en la queja.
Porque aunque esos mensajes reciben “likes”, la realidad es que el victimismo cansa. No inspira y por supuesto no conecta. Porque nadie quiere seguir a alguien que se lamenta...todos buscamos ejemplos de quienes transforman sus desafíos en resultados.
En estos tiempos está de moda hablar de vulnerabilidad, hay una línea muy delgada entre mostrar el camino recorrido y usar el dolor como bandera permanente. Como si el valor personal o profesional solo se validara a través del sufrimiento. Como si la historia no valiera si no hubo llanto, rechazo o desgaste emocional de por medio.
Sin embargo en mi experiencia como mercadóloga y comunicóloga, he visto que por más que la audiencia “empatice”, en realidad lo que mueve, lo que inspira y lo que engancha… es el resultado.
Indira Gandhi, exprimera minisitra de la India, decía: “El mundo exige resultados. No le cuentes a otros tus dolores del parto. Muéstrales al niño”.
Y aquí aplica perfecto: deja de contar cuánto sufriste. Muestra lo que lograste y no se trata de invalidar el proceso, sino de entender que esa historia que te hizo más fuerte y te ayudo a superarte puede ser inspiración para alguien más.

En marketing y comunicación esto es clave. Las marcas que se posicionan no son las que se victimizan, sino las que resuelven. Las que, desde la autenticidad, cuentan su historia con propósito, no desde la queja.
La próxima vez que tengas ganas de compartir tu historia, pregúntate: ¿esto construye o solo desahoga? ¿Estoy mostrando una herida o una cicatriz que ya transformé? Porque contar desde la superación inspira. Contar desde la queja, agota. Y al final del día, las personas no siguen víctimas… siguen líderes que, con todo y sus batallas, eligen avanzar y construir.
Una cosa es ser transparente. Otra muy distinta quedarse a vivir en la herida.
¿Te estás vendiendo como solución o como sufrimiento?
Todos los comentarios son bienvenidos a veronica@vaes.com.mx o vaes.comunicazion@gmail.com
Nos leemos, la próxima vez. Hasta entonces.