Puede ser que lo que parece un acto de fuerza o golpe de autoridad de Vladimir Putin, el Presidente ruso, al enviar tropas rusas a las provincias independentistas de Ucrania -a las cuales ridÃculamente “reconocióâ€- termine siendo, en realidad, su Afganistán en Europa.
El discurso a la nación rusa que dio Putin el 21 de febrero nos da una pista de su flanco más débil: la necesidad de legitimidad interna, la búsqueda de pretextos para seguir aplastando a la oposición, la razón vital de mantener en el poder a la cleptocracia que Putin creó a su alrededor para convertir al gobierno ruso en una máquina de acumulación de riquezas personales y de grupo.
El paso en falso reside en que, con los anuncios del “reconocimiento†de las “repúblicas†separatistas rusas y el envÃo de tropas para el mantenimiento de la paz (“peacekeepersâ€, se atrevieron en el Kremlim a llamarlas) se puso en evidencia la naturaleza de la diplomacia rusa de los meses recientes: una táctica dilatoria para ganar tiempo en favor de la movilizacion militar.
El Ministro del Exterior, Sergei Lavrov, tendrá que pagar un precio muy alto por el servicio a su amo y señor. Toda su carrera, el prestigio de negociador duro ganado a pulso a lo largo de los años, lo tuvo que tirar por la borda ante la evidencia de que sus maniobras eran aparentes y no habÃa más que falsedad detrás de ellas. Ahora, ¿quién se va a sentar a la mesa con él sabiendo que perdió su credibilidad?
Las embajadas rusas alrededor del mundo, incluyendo la de México, tendrán la ingrata tarea de tratar de justificar la aberración jurÃdica del “reconocimiento†a los separatistas prorrusos ucranianos, la cual es violatoria del derecho internacional y un atentado a la integridad territorial de Ucrania.
No dejemos pasar la oportunidad de hacerles saber a los diplomáticos rusos la indignación que como mexicanos adherentes a la Carta de Naciones Unidas sentimos por la agresión rusa a Ucrania (mexico@mid.ru, su teléfono es 55 5516 0870, el Embajador Viktor Koronelli está a cargo y es diplomático ruso desde 1988 con estancias en Chile y Argentina; hay consulados honorarios rusos en Puebla, Guadalajara, Acapulco y Cancún).
Se atrevió el Presidente Putin a corregir a Lenin y Gorbachev por sus “errores†históricos respecto a Ucrania:
“La moderna Ucrania fue entera y absolutamente creada por Rusia, especÃficamente por la Rusia comunista y bolchevique. Este proceso empezó inmediatamente después de la revolución de 1917, y además Lenin y sus asociados lo hicieron de la manera más torpe en relación a Rusia al dividirla y arrancar de ella partes de su propio territorio histórico†(citado por The New York Times).
Olvidando que los ucranianos decidieron mediante referéndum la separación de la Unión Soviética, Putin culpó a Gorbachov de permitir que Ucrania escapara al control ruso: “fue un Moscú debilitado el que dio a Ucrania el derecho de convertirse en independiente sin términos ni condiciones. Esto es una locuraâ€.
Más allá de la intención obvia de justificar con argumentos históricos la intervención en Ucrania, lo dicho por Putin en su discurso del 21 de febrero nos permite atisbar la mente de un gobernante autoritario en todo su esplendor: si tengo que cambiar la historia para beneficiar mis fines inmediatos, la cambio. Si tengo que distorsionar al máximo los hechos, lo hago sin vacilar.
Un discurso ultranacionalista como el expresado por el gobernante ruso podrá tener impacto de corto plazo en la población rusa, pero lo aisla casi por completo en el exterior, como se vio en la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU ese mismo 21 de febrero, en donde se puso en evidencia la condena internacional a las maniobras rusas.
La búsqueda de consenso y apoyo interior la hace Putin al costo de perder ese apoyo en el exterior. Rusia vive bajo un yugo autoritario que no tiene nada qué ofrecer a Ucrania como modelo de gobierno ni mucho menos como aspiración democrática. No hay para los ucranianos nada más que la demanda de sumisión y obediencia a un aspirante a nuevo Zar de todas las Rusias; asà de obsoleto es Putin.
Todo puede ir mal para Rusia y Occidente en este nuevo capÃtulo de la guerra en Ucrania iniciada desde 2014 y nunca bien concluida por los Acuerdos de Minsk. Con las tropas desplegadas en el terreno de combate, cualquier cosa puede pasar, especialmente a los rusos: ¿será Ucrania su Afganistán en Europa?