Si nos quedamos solamente con los trascendidos de algunos columnistas y del gossip polÃtico mexicanos, parecerÃa que la reunión del 11 y 12 de abril en Mérida, Yucatán, a la que acuden empresarios y funcionarios estadounidenses y mexicanos, es una movida más en el ajedrez polÃtico mexicano para resaltar la figura de Marcelo Ebrard, Secretario de Relaciones Exteriores.
Pero no es asÃ, el fondo del evento es mucho mayor. Son la US Chamber of Commerce y su US-Mexico CEO Dialogue las organizaciones que convocan a la reunión, en la cual una veintena de CEOs de empresas americanas de alto nivel escucharán lo que los funcionarios mexicanos (El Presidente López Obrador, Marcelo Ebrard, Graciela Márquez, Olga Sánchez, Alfonso Romo, etc) les dirán en sus comparecencias. Es decir, son ellos quienes ponen el escenario; es a los mexicanos a quienes toca aprovecharlo y salir a escena.
No es una reunión de un elitista grupo de grandes empresarios americanos, sino lo que está detrás de ellos: la US Chamber of Commerce (www.uschamber.com) es la organización de negocios más grande del mundo con unos 3 millones de afiliados entre pequeños, medianos y grandes empresarios y agrupa a cámaras de comercio locales y asociaciones de industriales en Estados Unidos.
Además, desde febrero pasado la US Chamber lanzó, en conjunto con 200 empresas y asociaciones en Estados Unidos su UMSCA Coalition (www.umscacoalition.org) cuyo objetivo es influir en el Congreso de Estados Unidos para la aprobación del T-MEC, cuya deliberación está en curso.
Nada más para tener presente por qué los americanos se toman el trabajo de ir a Mérida y armar un foro: México y Canadá son los dos principales destinos para las exportaciones de más de 120 mil empresas pequeñas y medianas estadounidenses.
Las manufacturas estadounidenses que se exportan a México y Canadá apoyan a unos 2 millones de empleos de hombres y mujeres de más de 43 mil firmas manufactureras en Estados Unidos. Casi un tercio de las exportaciones agrÃcolas de USA tienen como destino a México y Canadá.
Asà que no, lo de Mérida no es un numerito armado en función de intrigas palaciegas en México para impulsar a alguien en el Gabinete. Es, en este momento, un evento crucial para definir -de una vez por todas- el tono de las relaciones económicas de México y Estados Unidos directamente con los empresarios estadounidenses, es decir, con quienes toman las decisiones sobre las grandes inversiones.
Por supuesto que la presentación de Marcelo Ebrard es esperada con especial atención por los CEOs y funcionarios americanos, pues acudirá nada menos que Wilbur Ross, Secretario de Comercio de Estados Unidos, entre los presentes. La responsabilidad de Ebrard como Secretario de Relaciones Exteriores lo coloca como una de las figuras principales del evento.
Lleva Marcelo en sus alforjas el respaldo de un cuerpo de funcionarios experimentado, de elevada formación y experiencia profesional tanto en la CancillerÃa como en el Servicio Exterior Mexicano, en donde observarán seguramente con ansiedad su presentación, las de los otros funcionarios mexicanos y los comentarios de los CEOs que incidirán en sus tareas diplomáticas.
Cualquier comediante experimentado le dirá a usted que el Stand Up es quizá el tipo de presentación más complicado: solitario en el escenario, frente a un mar de parroquianos que son viejos lobos de mar y a los que no se les puede decir un chiste malo porque rechiflan y te botan, hay que sacar la casta para convencer y ser aplaudido.
¿Será muy diferente en el Stand Up polÃtico? No lo sé, pero a mà me revolotearÃan mariposas en el estómago de saber que en unos minutos más me darán el grito de “¡A escena!â€, sobre todo si al colega que me preceda, como se dice coloquialmente, le fue como en feria; pero no dudarÃa en salir e intentarlo.
Bromas y gossip polÃtico aparte, si hay momentos en que los funcionarios mexicanos necesitan apoyo es en eventos como los del US Mexico CEO Dialogue en Mérida. El 2024 está muy lejano, la chamba hay que sacarla ahora o no habrá futuro alguno que disputar.
En un foro de tan alto nivel hay que portarse a la altura. Señores funcionarios, el escenario les espera y el público ya está impaciente porque arranque la función: ¡Última llamada!