Apodaca de golpe

Rogelio Ríos

MIRADA AL MUNDO
02/04/2019

Fue de lo más refrescante ir al sábado 30 de marzo por la tarde a la conmemoración del 168 aniversario del Municipio de Apodaca, invitado para atestiguar la sesión solemne del Cabildo en la que, además, se entregó la Medalla al Mérito Cívico Moisés Sáenz Garza 2019, ilustre profesor apodaquense.

Para mí, fue una oportunidad de asomarme a un pedazo de historia nuevoleonesa, pues se rememoró en boca del Alcalde (César González Garza) el origen de estas “mercedes” alrededor de un ojo de agua que obtuvo Gaspar Castaño de Sosa, de donde surgió el mestizaje que formó a México, pero en particular, al Noreste mexicano.

Siglos después, lo dijo bien el Alcalde, Apodaca se ha transformado -no sin problemas- en lo que con orgullo los apodaquenses denominan “la capital industrial de Nuevo León”. Acompañado de mis amigos coreanos Byung Lim, Kevin Lee y Rubén Kim (Instituto de Política y Economía Corea-México), no pude dejar de pensar que está en vías de ser un municipio con tintes cosmopolitas.

Recibió la medalla al Ciudadano Distinguido Don Armando Fuentes Aguirre, “Catón”, coahuilense de nacimiento, apodaquense por devoción y buen amigo; por otro, se reconoció con la medalla “Profesor Moisés Sáenz Garza” la excelente labor que al frente de la Casa Hogar Alabastro de Amor Thelma, A.C., desarrollan Gerardo y Adriana dando un hogar, alimentación y cuidados médicos a adultos mayores de Apodaca y municipios circunvecinos.

El Cabildo les informó, por voz del Alcalde, que recibirán apoyos del Municipio en la forma de un terreno para una nueva sede y recursos por 3 millones de pesos para su construcción. La noble labor de Alabastro de Amor seguirá adelante.

Entre los honores a la Bandera, las sabias palabras de Catón, su buen humor, y la emoción de todos por el mensaje de Adriana en agradecimiento por la medalla y el apoyo recibidos, y en medio de un cielo nublado que amenazaba con caernos encima en cualquier momento, sentí de golpe a Apodaca: no estoy solamente de visita por aquí, los apodaquenses me hicieron sentir como uno más de ellos. Son parte del Nuevo León en el que sigo creyendo, el de la gente de abajo que no se da por vencida en la batalla diaria por ganarse el pan, que lucha contra muchas adversidades y aún le quedan ganas de fiesta y celebración cuando hay oportunidad.

Mientras transcurría el evento, recordé a un buen amigo apodaquense, Sergio Javier García Zapata, quien un día sí y otro también da gracias a Dios por las bendiciones recibidas, como hombre bien nacido, pero también por ser de Apodaca, tierra de la que siempre habla con orgullo.

Ya se transformó tu tierra, Sergio Javier: creció mucho, se industrializó, se formaron nuevas colonias, llegaron los coreanos (apodaquenses por adopción, como decimos en México), aparecieron el tráfico y los embotellamientos, la inseguridad, y ya no veo, como antes, vacas pastando tranquilamente en terrenos en breña.

Ese crecimiento exige a las autoridades municipales que se esfuercen al máximo en su tarea, que cumplan con sus responsabilidades y estén a la altura del reto. Creo que el Alcalde César y su equipo lo tienen bien claro.

Sobre todo exige a los propios ciudadanos apodaquenses que cuiden su tierra, reconozcan a sus paisanos que hacen obras buenas y no despeguen el ojo crítico de lo que hacen sus gobernantes.

Apodaca, así de golpe como me sucedió a mí, se ganará su lugar en Nuevo León, en Corea del Sur (Fara-Fara con K-Pop) y en el resto del mundo. Todo es que sigan adelante.



ROGELIO RÍOS estudió Relaciones Internacionales y es periodista de opinión sobre México y el mundo.  Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de Mobilnews.mx.

Las opiniones expresadas por el autor no reflejan necesariamente el punto de vista de MOBILNEWS.MX

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