Recurrí a la conocida frase con la cual inicia el Manifiesto Comunista de Marx y Engels para titular este texto, porque me parece que se está imponiendo la percepción de que la 4T está a punto de pasar por un proceso que de una u otra forma generará divisiones en su interior.
No son solo “los adversarios” o los medios de comunicación quienes muestran las divisiones que se presentan un día sí y otro también en el hoy hegemónico movimiento político que gobierna nuestro país.
En Tabasco, estado al que, dice Andrés Manuel López Beltrán, AMLO y su familia deben tanto, diferentes corrientes al interior de la 4T hacen su lucha por ganar la hegemonía local, lo que ocasiona choques entre el gobernador y miembros del gabinete no afines al grupo que toma el nombre del estado, el cual estaría encabezado por Adán Augusto López, líder de Morena en la Cámara de Senadores.
En la Cámara de Diputados ya se creó una corriente para apoyar a la presidenta Sheinbaum, está liderada por Alfonso Ramírez y, por lo que se ve, irá contra el liderazgo de Ricardo Monreal, quien parece querer actuar como si fuera independiente de la voluntad presidencial y representar al más reciente de los expresidentes.
En San Luis Potosí, el gobernador ya se apresta para dejar en su lugar a su esposa, independientemente de lo que tengan que decir su partido, el PVEM, o sus aliados, ya tomó una decisión y va para adelante, por cierto, su esposa es senadora recientemente electa.
Por lo que respecta al nombramiento, tan desaseado, de Rosario Piedra, al interior del grupo de Morena y aliados se presentó una insurrección que no llegó a mayores porque al parecer la imagen del líder máximo de la 4T fue desplegada para sofocar el intento de revuelta, pero el germen de la disidencia está ahí.
Tan es así, que contrario a lo que había hecho hasta ahora, el secretario de Organización de Morena, Andrés Manuel López Beltrán, salió a pedir unidad en el movimiento, algo que, a contrario sensu, significa que efectivamente se están presentando brotes de disidencia, contrario a lo que sucedía hasta hace poco en que difícilmente alguien se atrevía a disentir.
Es cierto, apenas van 50 días del nuevo sexenio, un periodo de ajuste y aprendizaje para el nuevo equipo, están dentro del margen de la “luna de miel” de todo gobierno que inicia. Ya veremos cómo se acomodan las fichas, decía el Meme Garza que “andando la carreta se acomodan las calabazas”.
No vaya a ser que, como también se dice en el Manifiesto, “todo lo sólido se desvanece en el aire” y las certezas de apenas hace unos días se transformen mañana en incertidumbres y lo que estas traen consigo.
