Luego de las protestas de padres de familia cuyos hijos padecen cáncer y no tuvieron acceso a los medicamentos necesarios, los cuales supuestamente deberían recibir por parte del Insabi, el presidente López Obrador reaccionó a bote pronto y acusó a los sospechosos comunes de estar organizando las protestas.
Los adversarios, los empresarios, sus empleados y hasta los padres de familia, además de los medios de comunicación, forman parte de esos sospechosos habituales que una y otra vez intentan descarrilar la 4T.
No conozco las razones del desabasto, no se si se deban a que efectivamente las empresas están escondiendo los medicamentos, si las compras consolidadas del sector salud hayan ocasionado retrasos en las entregas, en fin, factores puede haber muchos.
En estos casos creo que es necesario dar el beneficio de la duda, me niego a creer que el gobierno o las empresas privilegien una ganancia, política o económica, por encima de la vida de las personas.
Pero independientemente de cualquier consideración, el caso es que están muriendo personas y otras están sufriendo retrocesos en sus procesos médicos que pudieran llevarlos a la muerte.
Sea cual sea la causa, conozco dos casos en mi círculo de amistades, que están sufriendo una, por la escasez de medicamentos y la otra por haberle sido negado el servicio, ambas derechohabientes del IMSS.
A quien se le negó el servicio, luego de haber cotizado durante años y haber sido atendida de otros padecimientos menores, simplemente se le dijo que, como no existía un expediente, no era derechohabiente, esto luego de haber sido diagnosticada con cáncer de mama, un diagnóstico que tuvo que ser confirmado en servicios particulares e iniciar su tratamiento por la misma vía.
El otro caso, más dramático, sucedió el año pasado, a mediados del mismo, luego de un cáncer de mama que hizo metástasis, una paciente del IMSS, que presentaba avances en su caso, fue notificada de que ya no sería posible que le siguieran suministrando el tratamiento, radiaciones, que estaba recibiendo, simplemente porque no tenían cómo darle el mismo.
Hoy, seis o siete meses después, su deteriro físico es visible y solo espera, debo decir que con resignación, el final.
No importa por ahora quién tiene la culpa, lo importante, creo, es que simple y sencillamente, algunos pacientes no están recibiendo el tratamiento que necesitan, ya después se verá la causa, lo importante es que lo reciban.