Cuando por las mañanas el presidente sale a dirigir sus dardos en contra de la oposición, en realidad no le habla a esta sino a su propia feligresía, la guerra verbal que entabla un día sí y otro también López Obrador, no es tanto para tener enfrentamientos, sino cohesión.
Ya se sabe que la forma más fácil de cohesionar a un grupo, en este caso a su base electoral, consiste en crear un enemigo al que todos vean como tal, los conservadores, fifíes y demás fauna que puebla las mañaneras.
No sé si por estrategia, necedad, ignorancia o estulticia, quienes forman ese ente amorfo por ahora al que se llama genéricamente oposición, asume que cuando AMLO los menciona en realidad quiere pelear con ellos y estos caen en la trampa de intentar pelear con alguien que simplemente se ríe de sus respuestas porque es un pleito en el cual él, Andrés, elige el ring, al réferi, pone las reglas y el escenario y los demás simplemente se presentan pensando que ahí tienen una oportunidad. Como dice YSQ, “ternuritas”.
Hasta los analistas caen muy seguido en hacerle el juego a Andrés, insisto, desconozco si porque no entienden que no entienden o por participar aunque sea de comparsas en un escenario en el que por ahora no pintan, al menos no como lo hacían en el pasado.
Volviendo al tema, como dice la voz popular, lo que mejor sabe hacer el presidente es campaña y no ha dejado de hacerla desde que asumió el poder y esa campaña va directo a su sucesión, es decir, a las elecciones de 2024. Es por eso por lo que durante estos años ha estado cuidando su base electoral, cohesionándola, cuidando que no se le vaya a dividir, por eso sus llamados a la unidad, a no desviarse, a no zigzaguear.
La pregunta que he hecho en varias ocasiones es si con esa sola base electoral le va a alcanzar para ganar el 24, porque ya resulta claro que en 2018 ganó gracias a que un montón de “progres buenaondita” como el propio Andrés los calificó, se unieron a esa base electoral que indudablemente tiene el presidente, y subrayo, el presidente, no Morena.
De que tamaño fue el grupo de “progres buenaondita” que se unieron a los simpatizantes de Morena, pues parece que un buen número de millones de personas, entre doce y quince a juzgar por los resultados intermedios y los obtenidos antes de 2018.
Claro, no hay certeza exacta de ese número, pero hay indicios de que por ahí va. Por ello es por lo que hace tiempo el presidente no hace gala de los 30 millones de votos que obtuvo en la elección presidencial que lo llevó al poder. No hay forma de que repita esa votación, al menos no de manera legal, o para ser menos drásticos, “natural”.
El llamado a la polarización en general, es en realidad un llamado a la cohesión en particular, un llamado a los morenistas.
AMLO ya está dibujando el escenario que quiere presentar como real con miras a las elecciones: el de ganar el Congreso y hacerlo con una mayoría calificada, sabe que de esa forma puede cambiar lo que quiera cambiar en la Constitución. Pero también sabe Andrés que eso no lo consiguió ni en el 2018, que fue una “chicanada legaloide” lo que le dio la mayoría calificada en esa su primera legislatura de la Cámara de Diputados.
Por eso ahora va a machacar con la idea de que habrá un voto masivo para su candidatos a diputados y senadores, buena estrategia de campaña, vamos a ver si funciona y si no requiere de otro tipo de apoyos extracurriculares.