Tuve oportunidad de ver un video de un Doctor en Astrofísica chileno, Gaspar Galaz, director del departamento de astrofísica de la Universidad Católica de Chile, quien analiza lo que sucede en el desierto de Atacama, en su natal chile.
El desierto de Atacama es considerado el mejor sitio del planeta para observar el cielo. Su altura respecto al nivel del mar, la escasa nubosidad y la lejana contaminación lumínica hacen que la visibilidad de su cielo nocturno sea muy nítida. En el desierto de Atacama se han llegado a tener 300 noches sin ninguna interferencia, nubes, en el cielo.
Eso hace al desierto de Atacama uno de los lugares más secos de planeta.
El desierto de atacama es el resguardo de muchas historias ocurridas en sus parajes.
Ahí se han encontrado desde residuos fosilizados de animales prehistóricos, hasta fosas clandestinas donde fueron escondidas las víctimas mortales de la dictadura salvaje de Pinochet.
Muchas madres, esposas e hijos, recorren sus parajes buscando las fosas clandestinas. Las que ocultan las victimas de los asesinatos cometidos por la dictadura.
Ellos, los familiares, quieren reconciliarse con el pasado. En su mente existe la idea de que hasta que identifiquen los cadáveres de sus seres queridos, no tendrán paz en su alma.
Lo mismo sucede en muchos sitios alrededor del mundo, donde prevalecen las dictaduras.
México no es la excepción. En el pasado vivimos dictaduras de partido y ahora vivimos una dictadura unipersonal.
Por muchos años se habló de los vuelos en helicóptero al interior del golfo de México para echar a los tiburones los cadáveres, y muchas veces personas vivas, con el propósito de desaparecer las evidencias de los asesinatos de estado que ocurrieron.
En la misma categoría se agrupan los asesinatos de los estudiantes en la plaza de las tres culturas, en Tlatelolco, de los estudiantes de Ayotzinapa, la de las muertas de Juárez, la de los inmigrantes centroamericanos en ruta a la frontera norte y que desaparecen en la zona de Tamaulipas y lo último conocido, la muerte de los cinco jóvenes raptados en Lagos de Moreno, a manos del crimen organizado y que fue dado a conocer a través de un video viral.
Todos asesinatos de estado. Pasados y actuales. Asesinatos en donde el estado mexicano es protagonista, por acción y por omisión.
Estos hechos, mas los que se acumulan día a día en todas las ciudades del país, nos hace preguntarnos ¿este es el gobierno que merecemos? En verdad ¿no hay otra alternativa para México?
De lo que realmente tengo la intención de comentar es sobre un concepto que tiene que ver con el tiempo.
Un concepto que determina si vivimos en el pasado, si no existe el presente, o si todo es un juego de nuestra mente y entonces cabe la pregunta ¿Dónde estamos?
Galaz señala hechos que hacen que la realidad, como la conocemos, se mueva. Y lo que parece ser, resulta que no es.
Muchas veces nos han dicho los filósofos, y algunos pensadores modernos, que debemos vivir en el aquí y el ahora. Que debemos observar lo que sucede, cuando estamos viviendo en el presente, para tener una conciencia de lo que realmente somos.
Pero, y si el presente no existe. Y si realmente estamos viviendo en el pasado.
Señala Galaz que - cada vez que ponemos la vista en alguna estrella de la bóveda celeste –incluso de la Luna o de algún planeta– no estamos viendo el presente, sino la luz que emitió hace minutos, horas e incluso años cuando se trata de las estrellas más distantes-
Por ejemplo, el brillo de la luna, lo que vemos es el reflejo del Sol, pero en realidad estamos viendo cómo era hace 1.2 segundos. Es el tiempo que le tomo a la luz viajar desde la luna a la tierra.
En el caso de la luz del sol, estamos hablando que vemos lo que ocurrió hace 8 minutos. No estamos viendo el presente, sino el pasado.
Cuando observamos las estrellas, por ejemplo, Próxima Centauri, la estrella más cercana a nuestro sistema solar, estamos viendo esa estrella como era hace 4.2 años en el pasado.
Entonces cabría pensar que todo lo que observamos es resultado de lo que tarda la luz en viajar desde el punto observado hasta nuestros ojos.
Esta distancia podría medirse en millonésimas de segundo o en microsegundos. Lo que importa es que lo que vemos no está sucediendo en el presente, sino que ha sucedido en el pasado.
Por lo tanto, todos vivimos en algún lugar entre lo que imaginamos como presente y lo que realmente vivimos, del pasado.
Es un tema que mueve la conciencia. Y nos hace preguntarnos donde estamos viviendo. Dónde es el aquí y el ahora. Cuando es el presente.
El presente ¿es producto de mi imaginación?
No perdamos la esperanza, ni la fe, hasta la próxima.