Son odiosas las comparaciones. Sin embargo, los padres, caemos en ese error, muchas veces, durante la vida. Sobre todo, cuando nos encontramos con otros padres que solo hablan de lo maravillosos que son sus hijos y las increíbles becas que conservan en el ITESM o en la UDEM, por decir lo menos.
No se si es envidia o frustración. Pero es una emoción que nace y se mantiene ahí, titilando en alguna parte del cuerpo, y terminamos comparando a nuestro retoño con esas lumbreras que son los hijos de los, poco discretos, amigos que nos frecuentan.
Lo mismo pasa con las ciudades. Muchos vecinos de otros estados se sienten atraídos por las maravillas que se viven en las ciudades de Nuevo León.
Sobre todo, ahora que nuestro gobernador ha iniciado una campaña política, llena de mentiras (que raro, ni se dicen mentiras en las campañas políticas), que le abra la puerta para ser candidato de Movimiento Ciudadano a la presidencia en el 2030, y si se puede, pues antes. Qué tal que se lanza en el 2024.
Pero, así como nos envidian, por los milagros que ha generado nuestro gobernador, para Nuevo León. Milagros que ni en su familia le creen.
Así, de la misma forma, nosotros miramos hacia otros lares y no podemos sino reconocer que queremos también vivir los cambios que vemos en esos otros lugares.
Según información que ha circulado en los medios internacionales. El estado de Texas puso en vigor el pasado 1ero de septiembre la Ley SB14. Esta ley fue firmada por el gobernador de Texas desde el 02 de junio. Esta ley prohíbe que los médicos norteamericanos proporcionen cuidado médico para que los menores de edad pretendan cambiar su género, incluyendo las terapias bloqueadoras de la pubertad y la terapia hormonal.
Por una simple razón. Los menores de edad no tienen la capacidad mental, la conciencia, ni el criterio, para decidir cambios de esa naturaleza en sus cuerpos.
Ante esa ley muchas familias protestaron, y trataron de ampararse, pero el sistema judicial de aquel país se mantuvo firme ante el espíritu de la ley aprobada.
Con esta ley, el estado de Texas se convierte en el estado más grande, entre los 20 que ha prohibido la atención de afirmación de género, en aprobar una ley de este tipo.
Por su parte la Campaña por los Derechos Humanos declaró un estado de emergencia para la comunidad LGBTQ+ en Estados Unidos y publicó una guía de lo que llaman "leyes discriminatorias en cada estado".
Otra de las leyes que entro en vigor es la ley SB 12 que prohíbe lo que se conoce como Drag shows, es decir, actuaciones de contenido sexual explícito.
El proyecto de ley SB 12 tipifica como delito las actuaciones de contenido sexual ante menores. La ley prohíbe los tocamientos reales o simulados, la excitación real o simulada y la exhibición de juguetes sexuales si se hace de forma "lasciva" delante de un menor o en un lugar público.
Desde luego esta ley despertó la indignación de la comunidad LGBTQ+. Los críticos argumentaron que la definición es tan amplia que podría incluir a las animadoras de los Dallas Cowboys.
Durante una vista judicial de dos días celebrada a principios de esta semana, los artistas drag y sus defensores afirmaron que la nueva ley amenazaba sus medios de vida y censurará su libertad de expresión.
Adicionalmente se aprobó una ley que protege a las deportistas. La ley Save Women's Sports Act (SB 15) obligará a los deportistas universitarios a practicar deportes que coincidan con su "sexo biológico" indicado en su partida de nacimiento. Esta ley se aplica a las universidades públicas de Texas y sigue a una ley similar aprobada en 2021, la HB 25.
En síntesis. Los médicos, en el estado de Texas y en otros 19 estados de los EEUU, no podrán contribuir con una cirugía o con algún tratamiento, a que un menor de edad intente cambiar su género.
Las salas de espectáculos y de eventos públicos no permitirán que los espectáculos sean sexualmente explícitos o simulados, en presencia de menores de edad.
En los deportes de competencia solo podrán competir personas del mismo sexo.
Con estas medidas, el gobierno norteamericano pretende proteger a los niños y a los jóvenes, para que, careciendo de criterio, no tomen decisiones sobre su propio cuerpo.
Y lo mismo pasa con las mujeres, que enfrentan una competencia desleal, al competir con personas que nacieron hombres y pretenden competir con mujeres.
Y nosotros en México, ¿qué estamos haciendo? ¿Qué están haciendo nuestros legisladores sobre estos temas?
No protegemos a nuestros niños y jóvenes de unos libros de texto que pretenden mostrar como normal el cambio de género.
Tenemos que tomar conciencia de lo que arriesgamos con nuestra displicencia y con elegir legisladores que no tienen como prioridad al país.
No perdamos la esperanza, ni la fe, hasta la próxima.