Le preguntaron a una exitosa mujer emprendedora sobre los secretos para ser un ganador. Su respuesta fue inmediata y contundente. “Te tiene que gustar ganar, yo siempre gano”.
Una persona normal sabe que no siempre podría ganar, pero el ganador siempre gana. Lo cree y lo vive.
El ganador escoge muy bien sus batallas y elige ganar en cosas que tienen verdadero valor. Si tienes dudas ya no estas en el camino de ganar.
Seguimos platicando sobre los ganadores y encontramos que el tiempo es importante. Pero estamos hablando del tiempo, como lo viven los futbolistas. Dicen ellos, por ejemplo, “ese muchacho tiene un cálculo del momento perfecto, es muy tiempista”. Esto quiere decir que cuando viene la pelota su cuerpo sabe cuándo es el momento de impulsarse para llegar exacto a la pelota, adelantándose el contrario.
Para un ganador el tiempo para actuar es ayer. Alguien está haciendo algo por ganar en el mercado. Si ya tomaste una decisión, actúa inmediatamente. No será perfecto, pero será el primer paso que te moverá de ese lugar donde estas parado. Si tú eres el experto no dudes sobre lo que sabes. No lo sabes todo, pero siempre puedes contar con alguien que sabe algo especifico.
Otra recomendación de un ganador. Te tiene que gustar trabajar y tienes que estar dispuesto a trabajar más que tus competidores. Hay una frase que repiten los deportistas cuando los entrevistan “Siempre estoy dispuesto a dar el 110 por ciento de mi esfuerzo y mi capacidad”, claro luego agregan que el éxito se debe al trabajo en equipo y luego le echan flores al técnico.
Lo importante, lo rescatable de esto, es que siempre tienes que estar dispuesto a trabajar más que los demás, te tiene que gustar trabajar.
Los flojos y los que no se pueden enfocar en el trabajo no pueden ganar, no podrán ganar nunca. Por una razón muy sencilla en los detalles está el éxito y para llegar a los detalles tienes que trabajar mucho.
Me decía el Dr. Enrique Canales Santos (1936-2007) experto en tecnología, editorialista, analista político, escultor y pintor regiomontano, en un diplomado sobre creatividad. “Solo cuando llegas al límite del conocimiento, puedes empezar a crear”.
Así son los detalles de cualquier proyecto. Solo cuando superas los límites de lo que todos consideran normal, encuentras los detalles y en los detalles está el éxito.
Hay algo que hacen prolíficamente los ganadores y que todos debemos aprender, regalan su amor y su apoyo, entre todos los que le rodean, sus amigos, sus familiares, las organizaciones de beneficencia. Con todos ellos mostrarán amor y el apoyo que se requiera. Pero jamás regalaran su trabajo.
Cuando me lo comentó sentí como una bofetada en el rostro. Me dijo, ¿si tu no valoras tu trabajo, entonces quién lo va a valorar? Si alguien más le pone precio a tu trabajo, entonces tú no sabes lo que vales. Y entonces lo que sabes no vale.
Todos tus años de experiencia, todos los libros que tuviste que estudiar, todo el tiempo que invertiste en ser un mejor profesional, mejor técnico, mejor emprendedor. Todo eso que has vivido en tu vida, ¿no vale?
Esto es muy duro, pero si quieres ser un ganador no regales tu trabajo, regala tu apoyo, regala tu tiempo, pero no tu trabajo, no tu conocimiento. En eso consiste valorarse.
Hay algo que se llama autoestima, pero bajo este enfoque, estamos hablando de aceptarse como un ser que se valora y valora su trabajo.
El trabajo es creación, es pensamiento, son ideas y emociones. Es trabajo, es agotador y vale. Un ganador no regala su trabajo. Podría hacer un intercambio, pero no dará nada a cambio de nada.
Como luego dicen, cuentas claras, amistades largas.
Para ser un ganador entrégate íntegramente a lo que sabes hacer, pero no inventes la rueda, ni el hilo negro, si alguien más lo sabe únelo a tu equipo. Y ten presente esto: no busques pretextos para justificarte, para no hacer algo.
Se trata de ser un ganador, no una víctima. Los que se victimizan no pueden ser ganadores. Esas personas necesitan que alguien las levante del suelo donde habitualmente les gusta tirarse.
El ganador necesita éxitos para sentirse bien con su trabajo y su emprendimiento. El ganador no necesita compasión ni misericordia, en el mercado no hay lugar para eso.
Adam Smith sugiere que lo que mueve el mercado es “la mano invisible” de la economía. El trabajo es uno de los componentes.
El ganador está enfocado en su trabajo y en lograr su éxito. Sabe cuándo parar y sabe cuándo es necesario el asueto familiar, sabe cuándo debe descansar y sabe cuándo tiene que hacer ejercicio para deshacerse del estrés. Lo último que quiere un ganador es que lo vean como una víctima de la vida, porque no lo es.
Continuaremos con estos temas.
No perdamos la esperanza, ni la fe, hasta la próxima.