Platicando con un buen amigo sobre la salud, lo que es normal, lo que es común en la vida, de pronto, sin quererlo, nos encontramos explorando limites que no creÃmos que existieran.
Me explico. Vemos que la mayorÃa de las personas tienen profesiones o actividades productivas, o no productivas, que en su conjunto provocan distintos niveles de estrés.
Mucho más en esta ciudad donde todos estamos corriendo para llegar a tiempo. O siempre nos estamos comprometiendo para alcanzar metas cada vez más ambiciosas.
La conclusión es que no importa donde trabajes, vas a tener cada vez más cotas más altas de ansiedad y estrés.
Y entonces resulta que este bombardeo constante de impactos emocionales es lo normal en la vida diaria.
Aquà fue donde tocamos el primer lÃmite: este estado donde casi todo el tiempo estamos sumidos en la ansiedad, la insatisfacción, la frustración; ¿es lo normal? Y vivir asà ¿es vivir sano, es vivir en sanidad?
Otro limite. Cuanto tiempo puede soportar un ser humano estar sujeto a este tormento de Tántalo. ¿Es por eso que la gente explota en ira de manera impredecible? o de pronto, se sume en una profunda tristeza de la que no quiere salir, ¿o cae en una depresión y todo lo enoja y ya no quiere hablar con nadie?
Entonces todo parece indicar que lo normal es “no estar sanoâ€, porque entonces, la mayorÃa de la población, estamos de una forma u otra sumidos en un estado depresivo, de tristeza, de descontento, de frustración, de resentimiento
El dÃa de hoy 10 de octubre, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo dedica a destacar la necesidad de cuidar la salud mental. Hoy es el dÃa mundial de la salud mental.
Bastante irónico en un paÃs donde desparecieron los hospitales que atienden la salud mental de los mexicanos. Mediante una ley se estableció que ahora los hospitales dedicaran algunas camas para atender a las personas diagnosticadas con problemas de salud mental.
Bastó un decreto para establecer que las personas con problemas de salud mental pueden ser, y serán, atendidas en su casa, tenga o no tenga casa.
Si usted se pregunta ¿Quién los va a atender? La respuesta es “Nadieâ€.
La OMS establece que “La salud mental es un derecho humano básico para todos. Todas las personas, sin importar quiénes sean ni dónde estén, tienen derecho a gozar del grado más alto posible de salud mental, lo que incluye el derecho a ser protegido de los riesgos para la salud mental; el derecho a una atención disponible, accesible, digna y de calidad; y el derecho a la libertad, la independencia y la integración en su entorno socialâ€.
Bueno esto no sucede en nuestro paÃs, ni sucede en nuestro estado, ni en nuestra ciudad.
El gobierno, las autoridades, establecieron que incluso, una persona diagnosticada con problemas de salud mental, puede decidir tomar o no tomar sus medicamentos. Basta con que se le pregunte, delante de un testigo médico, si desea tomar los medicamentos asignados y si se niega esto se toma como un acto de voluntad.
Entonces la parte donde el estado tiene la obligación de proteger a los ciudadanos de cualquier daño, aun de aquellos que pudiera provocarse la propia persona, como es el suicidio.
Dice la OMS “Cada año pierden la vida más personas por suicidio que por VIH, paludismo o cáncer de mama, o incluso por guerras y homicidiosâ€
Sigue diciendo la OMS «Cada uno (de los suicidios) es una tragedia. Prestar atención al suicidio es incluso más importante ahora, después de muchos meses inmersos en la pandemia de la COVID-19 y cuando muchos de los factores de riesgo del suicidio –pérdida de empleo, apuros económicos y aislamiento social– siguen estando muy presentesâ€.
En nuestro paÃs el estado se abroga el derecho de negarse a proteger al ciudadano de si mismo y lo deja a merced de un “libre albedrio†enfermo y por lo tanto totalmente ignorante de sus mejores intereses.
Entonces lo normal es estar asÃ, no sano. Lo normal es estar indefenso de todo y de todos.
En una ciudad como Monterrey, donde tenemos todos los dÃas en promedio diez muertes, por accidentes, por violencia, o por homicidio.
Una ciudad llena de sicarios de distintos grupos delincuenciales que se pelean el control de la plaza.
No es el mejor lugar para tener un “sano†Dia Mundial de la Salud Mental.
O usted cree que todas estas personas inmersas en la violencia y adoradores de la santa muerte, ¿cree usted que están “sanos�
¿Cree usted que asà nacieron o se hicieron?
O los hicimos con nuestra apatÃa, desprecio por las leyes y la autoridad. O los hicimos en medio de nuestra tristeza y depresión continuos. Tengamos más compasión por nuestra ciudad y nuestros vecinos. Rescatemos el cuidado de los enfermos que viven con la mente perdida en una nebulosa de la que no son responsables.