El otro Génesis. “La formación de la Tierra se estima inició hace unos 4 mil 600 millones de años. Hasta hace unos 3 mil 900 millones de años, los planetas del sistema recibieron un gran bombardeo producido por los remanentes de la propia formación del sistema solar”.
“En los primeros 500 millones de años se formó una atmósfera producto de los gases expulsados durante la intensa actividad volcánica, esto constituyó la llamada atmósfera tipo I que debía estar compuesta mayoritariamente por hidrógeno, vapor de agua, nitrógeno, monóxido de carbono y ácido sulfhídrico, minoritariamente por dióxido de carbono y azufre y trazas de metano y dióxido de azufre”.
“Diminutos cristales de silicato de circonio encontrados en la formación rocosa de Jacks Hills en Australia indican que la Tierra se enfrió rápidamente y se formaron continentes y océanos a la temprana edad de 4 mil 400 a 4 mil 300 millones de años, lo cual podría haber dado paso a los primeros seres vivos que, debido al intenso bombardeo del espacio, pudieron haberse extinguido y resurgido varias veces”.
“El agua para formar estos océanos fue aportada por los volcanes en intensa actividad e incrementada, además, como resultado de cometas que ingresaban a la atmósfera. Este proceso se mantiene en la actualidad, evidentemente a menor escala, ya que cada tres segundos, en promedio, pequeños cometas de 20 a 40 toneladas ingresan a nuestra atmósfera, ellos añaden 1 cm de agua a la superficie del globo, cada 8,000 años”.
Hasta aquí la referencia sobre el origen de la vida en nuestro planeta. Tendríamos que agregar que esas primeras bacterias se formaron por una gran presión en el fondo de los océanos, alrededor de grandes fumarolas de magma que elevaban la temperatura y que simultáneamente se enfriaban, y en algún instante, y en muchos lugares, una célula adquirió vida, y se les dio el nombre de cianobacterias.
Me importa mucho que los lectores se den cuenta que el origen de la vida ocurrió por el choque de calor, frío y un montón de minerales, en medio de un océano. O sea, en el agua hace 3 mil millones de años. Sin agua no hay vida. Esto es verdad desde hace 4 mil 500 millones de años y lo mismo ocurre ahora en el 2022.
Como anteriormente cito, debido al constante impacto de meteoritos sobre la superficie de la tierra, el agua en el planeta aumenta un centímetro en los océanos cada 8 mil años, o sea, tenemos prácticamente la misma agua que teníamos hace 4 mil millones de años.
Así, como lo dicta la primera ley de la termodinámica, “al variar la energía interna en un sistema cerrado se produce calor y un trabajo”. Dicho de manera más llana, “La energía no se pierde, sino que se transforma”.
Lo mismo sucede con el agua. No se pierde, se transforma. La cantidad de agua que tenemos en el planeta se formó hace 4 mil millones de años y esa cantidad no ha cambiado.
Todos hemos escuchado acerca del ciclo del agua. Las corrientes marinas de distintas temperaturas provocan una evaporación. Así viaja el agua del mar a las nubes, luego éstas, por corrientes de aire a distintas temperaturas provocan la precipitación, ya sea al mar o a la tierra.
El agua llega a la superficie y se infiltra al interior para formar lo que conocemos como mantos freáticos, también escurre por las montañas y corre por las cañadas para alimentar ríos que la llevan de nuevo al mar.
Y nosotros, simples mortales ¿nosotros qué? Nosotros abrimos la llave en nuestra casa y lavamos los carros, los utensilios de cocina, nos bañamos y regamos jardines. Todo esto en nuestra ciudad.
¿Y en los campos? ¿Y en la agricultura? ¿Qué sucede?
Déjeme le cuento, si viviéramos en Alemania racionaríamos el agua con la que regamos las cosechas, recuperaríamos la que no alimenta a las plantas. Conservaríamos el agua de lluvia con sistemas de recolección de limpieza y preservación. Sin duda, que los alemanes son gente especial en este planeta.
Pero no, en nuestros campos no hay tecnología, o no hay recursos para planear y conservar el agua o son muy pocos, ni para utilizarla de manera efectiva, y mucho menos de forma sustentable. Y lo peor es que las autoridades, que no ignoran el problema, simplemente lo evaden, porque no les aporta capital político.
Los datos públicos revelan que la agricultura y ganadería son los sectores que más agua utilizan y los que más la desperdician.
Según la Comisión Nacional del Agua (Conagua), 57 por ciento del total utilizado se desperdicia principalmente por infraestructuras de riego ineficiente que se encuentra en mal estado, es obsoleta o tiene fugas. La superficie irrigada en el país es de 21.16 millones de hectáreas. Las pérdidas por infiltración y evaporación son de más del 60 por ciento del agua que se almacena para uso agrícola.
En México, según la Conagua, el 76 por ciento del vital líquido se utiliza en la agricultura; 14 por ciento en el abastecimiento público, en las ciudades; 5 por ciento en las termoeléctricas y 5 por ciento en la industria.
Y cabe destacar que muchas empresas, sobre todo en el norte de México, se han enfocado en hacer más eficiente y sustentable el consumo, reciclado y reúso del agua. Algunas veces transformando en energía sus procesos de limpieza de agua.
Sabemos que HEINEKEN México, entre otras empresas, por ejemplo, hace esfuerzos para posicionarse como referente en prácticas sustentables en la agroindustria.
En un acercamiento con directivos de esta empresa de origen y cepa regiomontana, descubrí gratamente que HEINEKEN México pone en acción día a día su compromiso con las comunidades en las que opera; así como con el medio ambiente bajo cuatro líneas de acción: Eficiencia, Circularidad, Recarga de acuíferos y Acceso al agua, lo que se traduce en reducir el uso total del agua en sus cervecerías; tratarla adecuadamente en la producción para reutilizarla en procesos industriales y compensar el vital líquido que utilizan.
Me decía Mónica Bichara, su vicepresidenta de Asuntos Corporativos y Legal, que de esta manera, la compañía refrenda su compromiso de consolidarse como la cervecera más verde de México y posicionarse como referente en prácticas sustentables en la agroindustria.
Mejorar el manejo del agua en el campo y en los procesos agrícolas significa utilizar con eficiencia el 80 por ciento del consumo de agua en el país.
El agua es vida y la necesitamos para seguir vivos. Depende de cada uno de los usuarios del agua cuidarla y multiplicar su efecto benefactor.
“No perdamos la esperanza, ni la fe, hasta la próxima”.
NOTA: “El Origen de la Vida sobre la Tierra”.
Autor: Isaías Rojas Peña; Instituto de Física, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Chile. Diciembre 2004.