Con la novedad de que hace más de cinco años algunos creadores de necesidades, algunos pensadores seudocientíficos, encontraron que, en el tercer lunes de enero, de cada año, las personas entrarán en un estado de ansiedad, de tristeza, que les deprimirá.
Afortunadamente, como dicen en mi tierra, “aquí está el problema y aquí está el trapito”, o sea “vamos chicos, no se preocupen, vayamos todos a comprar y la tristeza pasará rápidamente”.
Pero o sorpresa, endeudarse más no disipa ese estado de ánimo llamado tristeza. Tampoco disipa la tristeza tener entre las manos un objeto, un bien, un género.
Entonces si comprar no me cambia el estado de ánimo, ¿Qué debemos hacer?
En mi opinión, lo primero, es no caer en la sutil trampa mercadológica.
Los que empujan esta idea, de un día en particular lleno de tristeza, estiman que existe una especie de arrepentimiento de haber gastado tanto en la navidad o en esta temporada de fiestas de fin de año.
A eso le agregan, a una seudo-ecuación, la cantidad de dinero que debemos y la cantidad que recibimos en enero, además consideran el clima de ese día, ya sabe un día con sol brinda alegría, un día nublado no.
Bueno si esas variables le parecen válidas, ahora vea esto: no cumplir de la forma esperada con los propósitos de año nuevo, o sea si, por ejemplo, no salió a correr como se lo propuso, usted debe sentir un profundo malestar por haber fallado y eso afecta la ecuación.
Y así siguen calculando cosas que le deben de afectar en su estado de ánimo. Presuponen que todos los que se vean afectados por esas variables deben entrar en un estado de ansiedad a tal grado que se convierta en tristeza.
Pero ¿Qué es la tristeza?
El diccionario Oxford dice que la tristeza es: “Sentimiento de dolor anímico producido por un suceso desfavorable que suele manifestarse con un estado de ánimo pesimista, la insatisfacción y la tendencia al llanto”.
Otros filósofos dicen que la tristeza es el resultado de cualquier emoción que se prolonga por mucho tiempo. Cuando se mantiene por mucho tiempo un dolor se vuelve tristeza. Cuando se mantiene por mucho tiempo un miedo, se vuelve tristeza.
Cuando se mantiene por mucho tiempo un coraje, un desprecio, un sentimiento de soledad, un sentimiento de desamparo, todo ello se vuelve tristeza.
Y al revés. Cuando se mantiene por mucho tiempo un estado de alegría, ¿Adivine en que se convierte? Se convierte en felicidad, en amor, en optimismo.
Entonces, más bien, dejemos de pensar en que la navidad o el gasto excesivo o el no cumplir con un propósito, serán fuente de tristeza.
La fuente de la tristeza es el miedo, la ira, el desamparo. Dejemos de lado las emociones negativas y construyamos emociones que nos den optimismo, alegría, amistades profundas, alejémonos de lo superficial.
Es superficial pensar que un nuevo celular me dará felicidad, alegría y optimismo.
Así no es.
Hagamos una prueba, bueno cada quién en la medida de su imaginación.
Imaginemos que hoy tenemos 2.5 millones de pesos en las manos y que son nuestros. Primero tendremos una euforia porque creemos que con ese dinero podremos cumplir algunos de los anhelos que guardamos celosamente en nuestro corazón.
A medida que pasan los días se convierte en un problema, porque empezamos a creer que todos nos buscan, no por amistad, sino porque se han enterado que tenemos esa cantidad de dinero.
Creemos que es mejor que nuestra familia no se entere. Entonces nuestro tiempo se convertirá en un martirio porque tenemos que asegurarnos de no perder ese dinero. Se convierte en un problema en nuestra mente y no nos deja en paz.
Ahora, cuando por fin se aclare todo, porque todo se tiene que aclarar tarde o temprano.
Me gusta pensar que es como estar sentado a la vera de un riachuelo, sin hacer nada, hasta que el agua, antes lodosa, ahora es totalmente cristalina, y uno no hizo absolutamente nada
Te das cuenta que ese dinero es solo un número. Que ese número no te determina como persona, es algo superficial. Si además sabes que no hay tal cantidad de dinero en tu banco, entonces te das cuenta que todos esos pensamientos son engaños de la mente.
Hay momentos que te sientes poderoso y luego temeroso y después notas que todo es falso porque tu sigues respirando igual, comiendo igual, durmiendo igual, en la realidad nada cambio.
Así es la satisfacción que crees obtener, superficial, cuando le otorgas valor a las cosas o al dinero.
Tu estado de ánimo depende de ti, de tu sentido de responsabilidad ante la vida, no de un truco mercadológico que juega con tus emociones.
Entonces este tercer lunes de enero es igual a todos los lunes de tu vida, dependen de ti.
No perdamos la esperanza, ni la fe, hasta la próxima.