Durante el cuarto trimestre del 2021 el Producto Interno Bruto (PIB) de México se contrajo por segundo trimestre consecutivo, al registrar una tasa de crecimiento trimestral negativa de 0.1%.
Con la variación anual negativa se confirma que México cayó en el llamado double dip o recuperación en forma de “W”. Además, es altamente probable que dada la segunda caída trimestral en el PIB se haya vivido una recesión en México. La alta inflación del 2021 y la caída del PIB en la segunda parte del año sugieren que la economía mexicana atraviesa una estanflación, situación que no se veía en México desde la década de los 80s.
En términos anuales la tasa de crecimiento del PIB del cuarto trimestre resulta positiva en 1.0% debido al efecto de baja base de comparación del año pasado.
El desempeño del PIB del cuarto trimestre estuvo determinado por la cautela ante la cuarta ola de COVID-19, los efectos de la reforma de outsourcing en México, alta inflación, incertidumbre en México y disrupciones en las cadenas de suministro.
En todo el año, el PIB mostró un crecimiento de 5.0% de acuerdo con la estimación oportuna del INEGI, que aunque se escuche alto, no deja de ser un efecto rebote, y la economía se ubica aún 3.6% por debajo del nivel pre pandemia de 2019 y 3.8% por debajo del PIB más alto en registro en 2018, de acuerdo con la serie disponible en INEGI.
La caída trimestral del PIB de 0.1% durante el cuarto trimestre fue debido al desempeño de las actividades terciarias (servicios y comercio) que se contrajeron a una tasa trimestral de 0.7%. Por su parte, las actividades primarias crecieron a una tasa trimestral de 0.3% y las actividades secundarias (industriales) crecieron 0.4%.
México no ha terminado de recuperarse. De hecho, se estima que terminará de recuperar el PIB total hasta 2024 y el PIB per cápita hasta 2036. Esto es porque cayó 8.38% en 2020 y el efecto rebote del 2021 no fue suficiente para resarcir la caída. De las 50 economías más grandes del mundo, México se ubica en la posición 44 en recuperación, solo por encima de Japón, Filipinas, España, Tailandia y Malasia, que son las que muestran mayor rezago en la comparación de su PIB pre pandemia (con datos al tercer trimestre del 2021, último dato disponible para todos los países). La lenta recuperación de México se debe principalmente a los siguientes factores:
1) México ya venía en declive previo a la pandemia, con el PIB contrayéndose 0.17% en 2019.
2) No se dieron estímulos fiscales que detuvieran la caída del PIB y sentarán las bases para una rápida recuperación.
3) Disrupciones en las cadenas de suministro, especialmente en la industria automotriz.
4) Cautela y baja movilidad por rebrotes de la pandemia ante nuevas variantes.
5) Incertidumbre causada por iniciativas y reformas en México, las cuales frenan el crecimiento de la inversión fija.
LA RECUPERACIÓN ECONÓMICA EN MÉXICO
El consumo, el cual representa cerca de una tercera parte del Producto Interno Bruto del país, aún no logra recuperarse por completo de la crisis económica de la pandemia de COVID-19. Las cifras del indicador mensual de consumo privado en el mercado interior elaborado por el INEGI, muestran que al mes de octubre del 2021 el consumo se ubica 2.97% por debajo del nivel pre-pandemia de febrero 2020. El indicador de la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales (ANTAD) muestran que las ventas acumuladas en el periodo enero-noviembre del 2021 fueron 1.32% superiores a las del mismo periodo del 2020. Sin embargo, al considerar la inflación, las ventas acumuladas en el 2021 reportadas por la ANTAD muestran una variación real de -3.53% respecto al año pasado, y de -13.52% respecto al acumulado del 2019. Además, la recuperación de este componente de la demanda agregada se vuelve más complicada dado que la tendencia pre-pandemia no era positiva, visible tanto en estancamiento del indicador mensual de consumo privado, así como en el deterioro significativo en el indicador ANTAD, que en 2019 mostró una contracción de 24.81%. De este modo, la tendencia que muestra el consumo no es de crecimiento, sino de estancamiento.
Por el lado de la inversión fija bruta, al mes de octubre de 2021 se encuentra 3.71% por debajo del nivel observado antes del impacto de la pandemia (febrero 2020), en donde se ha mantenido prácticamente desde marzo de 2021. El mal desempeño se ha visto principalmente en la inversión en equipo de transporte, debido al problema global derivado de la escasez de chips semiconductores. Al mes de octubre la inversión en equipo de transporte muestra rezagos, respecto a febrero 2020, de 13.16% y 20.73% en equipo nacional e importado, respectivamente, mientras que en el mismo periodo la inversión en maquinaria y equipo total registra un crecimiento de 7.08%. Esto presenta un obstáculo importante para la recuperación económica de México, dado que el sector exportador está altamente concentrado en la fabricación de equipo de transporte.
La inversión también muestra un estancamiento en el sector de la construcción, que al mes de octubre se ubica 3.97% por debajo del nivel pre pandemia y 20.37% por debajo del máximo histórico registrado en julio del 2008. Dentro del sector constructor, la actividad más débil es la de la construcción no residencial, que muestra un rezago de 6.04% respecto a febrero 2020 y de 32.46% respecto al máximo de noviembre de 2011.
Los niveles actuales del indicador de inversión fija bruta son similares a los observados hace 10 años y aún habiendo recuperado los niveles pre pandemia, el indicador se ubicaría 16.60% por debajo de la cifra más alta en registro (septiembre 2015). Esto se debe a que a partir de julio del 2018 la inversión comenzó una tendencia negativa, contrayéndose a una tasa anual promedio de 1.1% en la segunda mitad del 2018, 4.7% en 2019 y 18.2% en 2020.
En el 2021 el crecimiento económico de México fue especialmente impulsado por las exportaciones, ante la recuperación y expansión acelerada en Estados Unidos, país destino del 80.5% de las exportaciones mexicanas. Al cierre del año se observó un crecimiento de 18.5% en las exportaciones, respecto al 2020. Asimismo, con respecto al 2019, las exportaciones mostraron un crecimiento de 7.3%. La comparación de las exportaciones del 2021 frente a las del 2019 es relevante, pues así se evita considerar el efecto rebote tras la caída del 2020.
En dólares, durante el 2021 las exportaciones totales se ubicaron 33,621 millones de dólares por arriba de niveles del 2019, de lo cual el 90.7% estuvo explicado por las exportaciones no petroleras. Al interior de las exportaciones no petroleras, las exportaciones manufactureras (no automotrices) explicaron casi la totalidad del crecimiento del sector externo, avanzando en 33,198 millones de dólares frente al 2019, mientras que las exportaciones automotrices se contrajeron en 7.911 millones de dólares. Durante el 2021, se observó un panorama complicado para las exportaciones del sector automotriz. Lo anterior, debido a la escasez de chips semiconductores, lo que ha limitado la producción automotriz a nivel global.
Cabe recordar que, el sector automotriz es uno de los más relevantes dentro del comercio entre México y Estados Unidos, con el sector de fabricación de equipo de transporte representando el 30.9% de las importaciones de EE.UU. provenientes de México. Otros sectores relevantes son la fabricación de equipo de computación (18.4%) y la fabricación de accesorios y aparatos eléctricos (9.1%). La relación estrecha entre ambos países, ha permitido que México se mantenga como socio principal en el 2021, representando el 14.5% del comercio internacional de EE.UU. De no observarse una recuperación acelerada del sector automotriz durante la primera mitad del 2022, es probable que México pase a segundo lugar frente a China. Hacia el 2022, se espera que las exportaciones continúen siendo el principal motor de crecimiento para la economía mexicana, estimando un aumento anual en las exportaciones, cercano a 5.3%.

EMPLEO
El mercado laboral aceleró su recuperación en el último trimestre del año, finalizando el 2021 con una creación total de 4.10 millones de empleos en el año. La tasa de desempleo abierto disminuyó de 3.80% en diciembre de 2020 a 3.51% en diciembre de 2021, a pesar de que se ubicó por encima de 4.00% en varios meses del año. Asimismo, en este mismo periodo la tasa de desempleo extendido (que incluye a la población disponible) bajó de 17.90% a 14.36%, y la tasa de subocupación disminuyó de 14.20% a 10.10%.
Con esto, el estimado de personas afectadas laboralmente por la pandemia disminuyó de 6.38 millones a 2.65 millones (-58%), significando una recuperación de 88% respecto del máximo de afectados estimado en 21.73 millones en mayo de 2020.
El empleo formal registrado en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) aumentó en 845,606 puestos de trabajo, alcanzando un total de 20,620,148 puestos. Esta cifra supera en 0.97% el nivel de empleo formal de diciembre 2019, sin embargo, no se puede hablar de una recuperación completa del empleo formal dado que el nivel se encuentra muy por debajo de la tendencia que se tenía previo a la pandemia. Con respecto a la tendencia del crecimiento promedio en el periodo 2000-2019 se tiene un rezago de 895 mil puestos de trabajo formales. Sin embargo, es importante recordar que el declive de la economía mexicana comenzó un año antes de la pandemia, cuando el PIB se contrajo 0.17% en 2019. Con respecto al crecimiento promedio del periodo 2000-2018, el rezago de empleos asciende a 1 millón 128 mil.
Incluso, la recuperación de empleos no necesariamente apunta a una mejora absoluta en el mercado laboral, pues comparando las poblaciones ocupadas según el nivel de ingreso antes y después del impacto de la pandemia, se observa un aumento en la proporción de personas con un nivel de ingreso menor a 2 salarios mínimos. Cabe mencionar que del 2019 al 2021 el salario mínimo general aumentó 38%, por lo que el cambio puede deberse en parte a ese efecto.
SECTOR PÚBLICO
En el 2021 se ejerció un gasto neto total de 6.739 billones de pesos, registrando un crecimiento real de 6.4% respecto al gasto del 2020. Con ingresos presupuestarios totales de 5.961 billones de pesos (+5.6% vs. 2020), se obtuvo un déficit primario de 71.9 mil millones de pesos, equivalente a 0.3% del PIB.
Considerando el costo financiero de la deuda, que equivale al 10.2% del gasto total, en el 2021 se tuvo un endeudamiento presupuestario de 777.9 mil millones de pesos. Sumando el endeudamiento no presupuestario, el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP), la medida más amplia de la deuda neta acumulada por el Sector Público, alcanzó un total de 13.1 billones de pesos, equivalentes a 50.1% del PIB. Los resultados fiscales lograron los objetivos de la SHCP para el año, con un déficit presupuestario de 2.9% del PIB y una razón deuda a PIB de 50.1% (vs. meta de 53.7%).
Sin embargo, las cifras no fueron del todo positivas. Dentro del gasto programable se observó una disminución del porcentaje del gasto destinado a la inversión física, aquella que tiene el potencial de generar un efecto multiplicador en la economía, de 14.7% a 13.5%, con un subejercicio de 4.1% respecto a lo programado para el año y un crecimiento real de apenas 0.2% respecto a la inversión física del 2020.
De hecho, la prudencia fiscal se ha traducido solo en “balanceo” de las finanzas, pero con un gasto público ejercido de manera ineficiente. En el mismo sentido, la significativa disminución del FEIP, que tiene el objetivo de amortiguar la caída de los ingresos del Estado, ha debilitado la posición del gobierno para enfrentar otra recesión. El FEIP cerró el 2021 con un saldo de 9.907 mil mdp, siendo 2.8% menor, en términos reales, al saldo al cierre del 2020, y 96.9% menor al saldo de cierre del 2018. Del cierre del 2018 al cierre del 2021, los egresos del FEIP (a precios del 2021) ascendieron a 411.1 mil mdp (308.7 mil mdp en egresos netos).
Ante esto, es muy probable que la calificación crediticia de la deuda soberana de México se haya mantenido sin recortes solo por el balanceo de las finanzas. Además, es preocupante que no se ha propuesto una reforma fiscal para enfrentar el reto que presenta la insostenibilidad de las finanzas públicas en el largo plazo. Sin una reforma fiscal, el sector público dependerá de más endeudamiento para mantener los mismos niveles de gasto relativo, lo cual supone un elevado riesgo de recortes en la calificación crediticia de la deuda soberana de México. De hecho, no se descarta que antes de que se termine el sexenio pueda perderse el grado de inversión.
En diciembre del 2021 la inflación general se ubicó en una tasa anual de 7.36%, siendo la mayor al cierre del año desde el año 2000, cuando la inflación anual se ubicó en 8.96%. Las presiones inflacionarias durante el 2021 se debieron a la siguiente combinación de factores:
1. Un efecto de baja base de comparación. En 2020, cuando se registró el impacto inicial de la pandemia del Covid19, la caída de la actividad económica y una menor demanda de varios grupos de bienes y servicios, hizo que la inflación general bajara a una tasa anual promedio de 2.74% en el segundo trimestre del mismo año. Lo anterior, combinado con una reactivación parcial de la actividad económica en 2021 hizo que en el segundo trimestre la inflación promedio se ubicara en 5.55%, pues se aceleró el ritmo de incremento en precios y la base de comparación un año atrás fue inusualmente baja. No obstante, los precios siguieron subiendo durante la segunda mitad del año, debido a otros factores.
2. Presiones inflacionarias en el componente no subyacente, que incluye productos agropecuarios, energéticos y tarifas administradas por el gobierno. En diciembre del 2021, la inflación no subyacente se ubicó en 11.74%, siendo su mayor nivel desde 2017, presionado por los precios de las frutas y verduras que subieron a una tasa anual de 21.73% y los energéticos, a una tasa anual de 11.50%. Los incrementos en precios de alimentos (agropecuarios) se debieron a una mayor demanda, pero también a episodios de deterioro en condiciones climatológicas que afectaron su producción. Asimismo, condiciones climatológicas y un inusual incremento en la demanda desde China elevó los precios de granos, que son usados para consumo humano directo y como alimento de animales, en la categoría de productos pecuarios. Finalmente, los precios de los energéticos subieron ante un incremento sostenido en el precio del petróleo y gas a nivel global, esto debido a una recuperación de la actividad económica global, al mismo tiempo que países productores han enfrentado dificultad para satisfacer la demanda.
3. Presiones inflacionarias en el componente subyacente, que determina la trayectoria de la inflación general en el mediano plazo. En diciembre del 2021 la inflación subyacente se ubicó en 5.94%, su mayor nivel para un mes de diciembre desde el 2000. Al interior, las mercancías no alimenticias mostraron una inflación anual de 6.61%, mientras que las alimenticias mostraron una inflación de 8.11%. Estas presiones inflacionarias se debieron a mayores costos de producción y transporte. Por su parte, los servicios mostraron una inflación anual de 4.30%, aunque al interior el componente de otros servicios mostró una inflación de 6.35%, impulsada por los costos de servicios turísticos y tarifas de transporte aéreo, conforme se fue recuperando la actividad económica del sector terciario.
Es importante notar que las presiones inflacionarias se mantuvieron presentes hacia finales del 2021 y se espera sigan presentes durante los primeros meses del 2022, debido a que una buena parte de la alta inflación se ha dado por 1) disrupciones en las cadenas de suministro ante la desarticulación en la economía global por la pandemia, 2) exceso de liquidez global por las políticas monetarias altamente acomodaticias de las grandes economías y 3) alzas en los precios de los commodities, especialmente energéticos.
A pesar de que en 2021 la inflación anual se ubicó en 7.36%, al interior del INPC, el 71% de los genéricos mostraron al cierre del año una inflación anual superior al 4%, es decir, por arriba de la parte alta en el intervalo de variación de 2 a 4% alrededor del objetivo de inflación del 3%. Asimismo, varios genéricos mostraron incrementos anuales significativamente superiores a la inflación general anual, principalmente productos alimenticios y energéticos como gasolina y gas natural.
En la primera quincena de enero, la inflación general se ubicó en 7.13% anual, mientras que la inflación subyacente se ubicó en 6.11% anual, acumulando nueve quincenas consecutivas de incrementos. Las presiones inflacionarias dentro del componente subyacente siguen indicando riesgos al alza para la inflación durante 2022, fortaleciendo la expectativa de que la inflación general se mantendrá por arriba de 4.0% durante todo el año. Hacia el cierre del año, se proyecta que la inflación general se ubique cerca de 4.2%, y no se descarta la posibilidad de ajustes al alza en la trayectoria esperada de la inflación.
POLÍTICA MONETARIA
Debido a las presiones inflacionarias en 2021, a partir de junio la Junta de Gobierno del Banco de México comenzó a subir su tasa de interés, realizando un incremento total de 150 puntos base desde el mínimo en el año de 4.0% a 5.5%. Durante el año que inicia, es probable que Banco de México siga subiendo su tasa de interés, primero como parte del ciclo de incrementos asociados a las presiones inflacionarias vigentes y segundo, como un esfuerzo por mantener constante la postura monetaria relativa frente a Estados Unidos.
Durante las primeras semanas del 2022, varios oficiales de la Reserva Federal se pronunciaron a favor de abandonar los estímulos monetarios de forma más agresiva, iniciando el ciclo de incrementos a la tasa de interés tan pronto como el 16 de marzo y comenzando una reducción de la hoja de balance a mediados del año. Considerando lo anterior, se especula que la Fed podría subir su tasa de interés entre 4 y 7 ocasiones durante el año en 25 puntos base cada incremento, es decir, entre 100 y 175 puntos base durante el año.
Grupo Financiero Base estima que la Fed subirá su tasa en cuatro ocasiones durante el año, movimientos que estarán seguidos de ajustes a la tasa por parte del Banco de México. Asimismo, se espera que la Junta de Gobierno realice un incremento de 50 puntos base en el primer anuncio del año el 10 de febrero, ubicando la tasa en 6.00%. Así, hacia el cierre del año se proyecta una tasa de interés objetivo de 7.00%, nivel del que partió en marzo 2020 cuando la OMS declaró al Covid19 como pandemia.
FLUJOS DE CAPITAL
De acuerdo a la balanza de pagos del tercer trimestre del 2021 (última actualización), la inversión de cartera mostró una salida de capitales por 14,596 millones de dólares (mdd), muy por encima de la salida de 1,170 mdd registrada en el mismo periodo del 2020 y contrastando con la entrada de 1,580 mdd registrada en el tercer trimestre del 2019.
Cabe destacar que, este es el sexto trimestre consecutivo en el que se observan salidas de capitales, siendo el tercer período más amplio con fugas, solo debajo del periodo de 1986 a 1988 (9 trimestres) y de 1982 a 1985 (10 trimestres). Además, es la mayor salida de capitales desde el 1T del 2019 (-20,473 mdd), en comparación con el mismo periodo (3T) de otros años, es la mayor salida en registro.
Las salidas de capitales están asociadas con una mayor percepción por riesgo a invertir en un país. México fue en el 2021 uno de los que mostró mayores salidas. Al hacer la comparación con otras economías emergentes similares, México se ubica en el primer lugar, seguido por Corea del Sur y la India. En contraste destaca Chile, que observó una entrada significativa.
Específicamente hablando de la tenencia de valores gubernamentales en manos de extranjeros, en 2021 se registró una salida histórica de 257.6 mil millones de pesos, siendo el segundo año al hilo con una salida histórica, algo inédito para México. Con respecto al máximo histórico de valores en manos de residentes extranjeros, que se registró el 8 de febrero del 2019, se observó una caída de 28.17%.
Por tipo de instrumento, la mayor disminución se observó en los bonos M con una salida de 237.8 millones de pesos, seguidos por los CETES con 32.5 mil millones de pesos. En contraste, los UDIBONOS mostraron una entrada de 20.8 mil millones.
Finalmente, es importante mencionar que el porcentaje de los valores gubernamentales en manos de extranjeros como proporción del total de valores en circulación, pasó de representar el 22.32% en diciembre del 2020, a 18.07% al cierre del 2021.
Para el 2022 se espera que continúen las salidas de capitales ante la reconformación de portafolios por al alza en tasa de la Reserva Federal y ante mayor aversión al riesgo sobre México, si llega a aprobarse la reforma energética.
RIESGOS Y PERSPECTIVA 2021–2022
El factor de riesgo más importante de los últimos dos años ha sido la pandemia de Covid19, sin embargo, existen otros factores, tanto internos como externos, que presentan un freno para la recuperación y el crecimiento económico en el corto y largo plazo.
Riesgos internos
• Reforma energética. De aprobarse la reforma, tal como está propuesta, generará mayores costos para los consumidores, para las empresas y presionará a las finanzas públicas. La reforma tiene el potencial de disminuir la inversión extranjera directa.
• Alta inflación. La alta inflación merma el poder adquisitivo de la inflación. Debido a que la alta inflación está principalmente relacionada con la desarticulación provocada por la pandemia y el exceso de liquidez global, se espera siga frenando al consumo.
• Incertidumbre política. Este proceso presenta un factor adicional de incertidumbre política y económica. En la Encuesta sobres las Expectativas más reciente del Banco de México (diciembre 2021), la incertidumbre política interna se ubicó como el principal factor (de 32 en total) que frena el crecimiento económico del país.
• Baja confianza de inversionistas. La incertidumbre general a nivel global, respecto de la economía real y de los mercados financieros, además de los factores de riesgo internos antes mencionados, mermarán aún más la confianza del sector empresarial para invertir en México. En la Encuesta del Banco de México sobre las Expectativas de diciembre 2021, un 25% de los analistas del sector privado consideran que el clima de los negocios empeorará en los próximos 6 meses, siendo el porcentaje más alto desde septiembre 2020.
Riesgos externos
• Política monetaria de Estados Unidos. La expectativa de que la Reserva Federal acelere el ritmo de alza en su tasa de interés objetivo durante el 2021 ante las presiones inflacionarias que se han observado. Si bien la actividad económica de Estados Unidos aún enfrenta riesgos relacionados con la pandemia, la tasa de inflación ha alcanzado cifras máximas de los últimos 40 años, abriendo la puerta a una política monetaria más restrictiva. Esto representa un riesgo para México en la forma de salidas netas de capitales y una depreciación del peso frente al dólar.
• Respuesta estadounidense a la reforma energética. Si bien aún no se ha aprobado la reforma energética propuesta por el Presidente de la República para fortalecer a las empresas paraestatales en el mercado de energía, el gobierno de los Estados Unidos, a través de la su embajada en México y de su secretaría de energía, ha externado sus preocupaciones respecto a su aprobación, pues pone en riesgo inversiones extranjeras ya realizadas. El gobierno de Estados Unidos podría tomar represalias en caso de no estar conforme con las modificaciones al marco legal del mercado energético en México.
• Ómicron y posibles nuevas variantes del COVID-19. La reciente desaceleración de la actividad económica en México y el mundo ha sido en gran parte consecuencia de le variante de coronavirus Ómicron, que llevó las cifras de contagios a máximos históricos a nivel global. Debido a los avances en vacunación, la variante no resultó ser tan letal como otras anteriores, pero no se puede descartar la posibilidad de que surja una nueva variante que presente un mayor riesgo que Ómicron. La caída de la movilidad durante enero del 2022 implica un riesgo de contracción de la actividad económica al comienzo del año, particularmente del sector servicios.
Ante esto, Grupo Financiero BASE estima que la economía de México crecerá 1.50% en el 2022 en un escenario central. De realizarse esta expectativa, la economía recuperaría su nivel de producción pre crisis (respecto al nivel máximo del 2018) en el segundo trimestre del 2024. Sin embargo, en términos per cápita, asumiendo un crecimiento anual del PIB de 1.5% en los años posteriores y una tasa de crecimiento anual poblacional de 1%, el nivel de ingreso promedio por habitante se recuperaría hasta el 2036.
Durante la crisis financiera de Estados Unidos, el PIB de México cayó durante tres trimestres consecutivos (del cuarto trimestre del 2008 al segundo trimestre del 2009) y le tomó 6 trimestres (tercer trimestre del 2009 al cuarto trimestre del 2010) recuperar su nivel pre crisis. En la fase de expansión del PIB, que abarca del primer trimestre del 2011 al tercer trimestre del 2019, el PIB creció en promedio 2.49%. Dadas las caídas y la lenta recuperación en la inversión, se estima que el crecimiento potencial del PIB se ubica ahora alrededor de 1.5% anual. Esto implica que la economía mexicana puede crecer por inercia a esa tasa, la cual es casi 1 punto porcentual menor a la que se tenía anteriormente. Para crecer a tasas más elevadas se debe aplicar un esfuerzo adicional en la política pública, para disminuir la cautela sobre la economía y mejorar el ambiente los negocios.
Tomando las cifras oficiales de crecimiento económico del 2018 al 2021, publicadas por el INEGI y la expectativa de crecimiento, planteada por Grupo Financiero BASE para los años 2022, 2023 y 2024, se espera que la economía crezca un total de 0.84% entre el 2018 y el 2024. Este crecimiento equivaldría a una tasa de crecimiento anual promedio de 0.14%, siendo la más baja para un sexenio desde el periodo del presidente Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988). Un dato relevante es que al cuarto trimestre del 2021, de acuerdo con las series actuales del INEGI, se han observado caídas trimestrales en el PIB en 6 de los 12 trimestres que lleva el sexenio.