Ha falta de más resultados que endosarles el país a los militares, López Obrador ha impulsado ya una contienda presidencial con la cual distraer al paisanaje de la enormes carencias que viven.
Mientras la “prensa nacional” y la oposición caen en cuenta que el Insabi nunca existió, que Segalmex es un narcofraude, que Pemex produce menos que nunca, AMLO Babá y sus 40 parientes se cubren.
Cientos de miles de muertos, un sistema de salud pública ya inexistente, una inflación no frenada, empresas estatales y obras insignia que son barriles sin fondo, no son la imagen que AMLO quiere para su público.
Es claro que el chavista macuspano busca revolver el río para, uno: Que gane la presidencia su pelele favorita y él y Andi sigan detrás del poder o, dos: Crear la anarquía y dar un autogolpe si pierde Morena.
Mientras en la posición hay una competencia de fichas o corcholatas, otras fichas de la presunta oposición se han sentido con licencia para aventarse aunque sea a una alberca sin agua.
No queda claro si se dan cuenta que enrarecen el panorama, limitan las posibilidades electorales de la oposición y le hacen el juego al tirano, pero al perecer su ambición es tal que lo anterior les importa poco.
Políticos con historia y sin historia, se han convertido por voluntad propia en las comparsas que no tiene ni Obama o en los árboles que no dejan ver el bosque de la inmensa corrupción.
Hasta antes de este sexenio no se podía saber que Enrique de la Madrid (sin una sola elección) Claudia Ruiz Massieu o Lilly Téllez, eran políticos de oposición y con botas para caudillo, como ellos piensan, claro.
Algunos tienen reconocida capacidad sobrada para ser presidente o presidenta, como Beatriz Paredes Rangel o José Ángel Gurría, pero el electorado mexicano no vería en ellos al caudillo folclórico que buscan.
Otros buscan revancha como Santiago Creel, el de “copelas o cuello”, pecan de cínicos y arrogantes o no entendieron que sabemos que son corruptos, como Alito Moreno o Francisco García Cabeza de Vaca.
Si bien Alito ha sido exhibido por Layda Sansores, personaje funesta conocida por la zalamería con la que trata a López Obrador, los malos manejos y corruptelas del dirigente priista quedaron más que claros.
El exgobernador de Campeche y actual líder del PRI, cargo que conservará gracias a trampas similares a las de Mario Delgado en Morena, sería una derrota anunciada en la contienda presidencial ¿Eso vende?
Cabeza de Vaca, quien es un López Obrador texano, menos torpe pero igualmente vengativo y corrupto, ni siquiera ha podido demostrar que asumió debidamente la nacionalidad mexicana.
Si AMLO y Santiago Nieto Castillo no han podido demostrar la corrupción de Cabeza de Vaca, no es porque no exista sino porque son ineptos, y buscaron sólo donde la política presidencial quería que apareciera.
Además que Cabeza de Vaca, nacido en McAllen, no ha podido demostrar que asumió debidamente la doble nacionalidad aunque de cualquier manera no cumple con el artículo 82 Constitucional.
Acción Nacional tendría que confesar el porqué ha dejado a Cabeza contender con al menos tres actas de nacimiento extemporáneas y con datos distintos, y por qué nunca le exigió el tramite legal para la doble nacionalidad.
En la Universidad Bautista de Houston, FGCV estudio como nacido y residente en McAllen, porque de otra manera habría tenido que pagar la cuota para estudiante extranjero.
Además el texano, quien presume un Master de la UR sin una cédula profesional que lo pruebe, ha sido impulsado por Roberto Madrazo, quien le ayudó a ejecutar la venganza contra Eugenio Hernández Flores.
En Tamaulipas no es secreto que detrás de la desgracia de Tomás Yarrington y Eugenio, está el aún poderoso Roberto Madrazo, a quien Enrique Peña Nieto ayudó en sus venganzas.
Quien recuerde al Tucom y la grabación en 2006 de una conversación entre Eugenio y Elba Esther Gordillo, puede entender los motivos, aunque debe resaltarse que la acusación inicial de FGCV contra EHF fue falsa.
La denuncia con que Cabeza logra orden de aprehensión contra Eugenio en 2018, es copia fiel del documento con el que el PAN en 2004 pidió al Congreso de Tamaulipas juicio político contra Yarrington.
Lo cierto es que hay que desenmascarar a todos los candidatos y candidazos, corcholatas o pinches latas, y exigir que alguien que surja de la sociedad abandere y una a la oposición, alguien que no traiga caca en los zapatos.