El día de ayer participé en la presentación del libro Mexicanos Cara a cara: Reflejos de una década, editado por el Gabinete de Comunicación Estratégica, organización que preside Liébano Sáenz y que dirige Federico Berrueto. El libro ofrece una extensa colección de datos de encuestas de opinión pública, la mayoría de ellas realizada por el equipo de GCE a lo largo de los últimos diez años.
Me permití hacer algunas reflexiones sobre los usos y costumbres de la demoscopía en general, sobre la visualización y presentación de datos (se trata de un libro más visual, más gráfico que textual), y sobre la necesidad de no solamente entender a la opinión pública como un todo, sino poniendo cada vez más atención a sus partes, a los diversos subgrupos y subpoblaciones que la conforman.
Repetir mis reflexiones en este espacio no le veo mucho sentido, la mayoría iban dirigidas a los propios autores y colaboradores de la obra, y a sus invitados. Pero sí me parece útil retomar algunos de los muchos datos que se reportan en el libro para ofrecer al lector de “Las encuestas” una idea de los contenidos y de los cambios registrados en el sentir ciudadano a lo largo de la década. Aquí una breve selección de ellos.
De 2010 a 2019, la percepción de que los mexicanos son tolerantes, bajó de 34 a 12 por ciento. Por otro lado, la percepción de que los mexicanos son honestos, disminuyó de 33 a 15 por ciento, en ese mismo periodo. A su vez, la percepción de que los mexicanos son corruptos, subió de 53 a 80 por ciento. Ninguno de estos cambios es una buena noticia: el primero va a contracorriente con un mayor desarrollo democrático en un sentido amplio, y el segundo va en sentido inverso al de una sociedad con menos corrupción y con un mayor apego a la legalidad, objetivos que la sociedad civil mexicana ha anhelado durante años.
El día de ayer participé en la presentación del libro Mexicanos Cara a cara: Reflejos de una década, editado por el Gabinete de Comunicación Estratégica, organización que preside Liébano Sáenz y que dirige Federico Berrueto. El libro ofrece una extensa colección de datos de encuestas de opinión pública, la mayoría de ellas realizada por el equipo de GCE a lo largo de los últimos diez años.
Me permití hacer algunas reflexiones sobre los usos y costumbres de la demoscopía en general, sobre la visualización y presentación de datos (se trata de un libro más visual, más gráfico que textual), y sobre la necesidad de no solamente entender a la opinión pública como un todo, sino poniendo cada vez más atención a sus partes, a los diversos subgrupos y subpoblaciones que la conforman.
Repetir mis reflexiones en este espacio no le veo mucho sentido, la mayoría iban dirigidas a los propios autores y colaboradores de la obra, y a sus invitados. Pero sí me parece útil retomar algunos de los muchos datos que se reportan en el libro para ofrecer al lector de “Las encuestas” una idea de los contenidos y de los cambios registrados en el sentir ciudadano a lo largo de la década. Aquí una breve selección de ellos.
De 2010 a 2019, la percepción de que los mexicanos son tolerantes, bajó de 34 a 12 por ciento. Por otro lado, la percepción de que los mexicanos son honestos, disminuyó de 33 a 15 por ciento, en ese mismo periodo. A su vez, la percepción de que los mexicanos son corruptos, subió de 53 a 80 por ciento. Ninguno de estos cambios es una buena noticia: el primero va a contracorriente con un mayor desarrollo democrático en un sentido amplio, y el segundo va en sentido inverso al de una sociedad con menos corrupción y con un mayor apego a la legalidad, objetivos que la sociedad civil mexicana ha anhelado durante años.