La discusión sobre la candidatura presidencial de Morena en 2024 se ha centrado en personalidades y no tanto en los métodos de selección, en parte porque el hoy partido gobernante ha recurrido a las encuestas para seleccionar a sus abanderados electorales y no hay mucha duda de que así será en 2024. Pero no por ello deja de ser importante revisar qué método prefiere la ciudadanía para ese propósito, incluidos los propios seguidores de Morena.
En enero pasado, les preguntamos a mil personas en una encuesta nacional de EL FINANCIERO cómo prefieren que se nombre al candidato o candidata de Morena para Presidente en 2024. Las opciones de respuesta consideraban como métodos las elecciones internas, ya sea abiertas a toda la ciudadanía o sólo a los militantes, las asambleas y consejos partidistas, las encuestas y la designación directa por parte del Presidente de la República.
De entrada, sólo una minoría de 14 por ciento de los ciudadanos dijo preferir a las encuestas como método de selección de la candidatura presidencial. Entre los morenistas, sólo 6 por ciento prefiere ese método; así que la forma predilecta del partido no convence a sus propios seguidores.
Las elecciones internas son el método que más apoyo suma, con 46 por ciento en total, aunque hay que desagregarlo entre quienes prefieren una elección abierta a toda la ciudadanía, que capta 28 por ciento de las menciones, y una elección abierta a la militancia del partido, que registra 18 por ciento. Entre los morenistas, la preferencia por elecciones internas es mayoritaria, registrando 56 por ciento, de los cuales la mitad (28%) prefiere la elección abierta a todos los ciudadanos, y la otra mitad (28%), una elección abierta a la militancia.
Las elecciones internas son quizá el método más democrático y el que nutre más claramente un sentido de identificación política, y también el que obliga a las y los candidatos a presentar programas y discutirlos y no sólo a poner su nombre a una prueba de reconocimiento. Pero es probable que la experiencia de rupturas políticas en el país ha contribuido a que la clase política les tenga cierto temor.
Morena parece decidido a continuar con las encuestas como método de selección, porque así lo ha sugerido el Presidente de la República. Se trata de un método limitante y, hasta cierto punto, opaco, pero hasta ahora más o menos efectivo y de bajo costo. Habrá que ver si una eventual alianza opositora considera a la elección interna de la candidatura presidencial como método. Creo que hay incentivos para ello, incluidos el acercamiento al electorado y una cobertura noticiosa que cualquier otro proceso no tendría.
El método de designación por medio de asambleas o consejos partidistas obtiene un apoyo de 12 por ciento, menos que las encuestas. Ese método tiene elementos democráticos, pero corre el riesgo de seleccionar candidaturas más afines al votante duro y no al votante mediano, principalmente apartidista, que suele ser definitorio en las elecciones. Solamente 7 por ciento de los morenistas apoya esta opción.
Finalmente, 18 por ciento de las personas entrevistadas manifestó que lo mejor es que el presidente López Obrador decida quién será el o la candidata presidencial en 2024. Esto pareciera un legado de las prácticas presidencialistas del dedazo que hace años dominaron la política nacional. En efecto, los mayores de 50 años son quienes más apoyo dan a esa opción, no los jóvenes. La encuesta indica que a uno de cada cuatro morenistas (27%) sí les parece apropiado ese método.
La preferencia por elecciones internas denota un deseo ciudadano por participar. Quizá por ahí es el camino para la reconstrucción de la confianza en los partidos políticos: la participación y la democratización de la vida partidaria, acompañadas del fortalecimiento de un sentido de influencia y responsabilidad ciudadana en el nombramiento de las candidaturas. Quizá.