La política actual en México está definida, más que por las posturas de izquierda y derecha, por las posturas a favor y en contra de la denominada cuarta transformación. Por lo que nos muestran las encuestas, las posturas hacia la 4T definen más nítidamente la competencia política electoral a nivel nacional que la ideología.
La encuesta nacional de EL FINANCIERO realizada en enero muestra que las posturas ideológicas de izquierda y derecha sí ayudan a diferenciar a los grupos partidarios: los morenistas se ubican más del lado izquierdo, los apartidistas en el centro y los oposicionistas hacia el lado derecho del espectro.
Pero la escala que mide las posturas en un continuo que va de estar completamente a favor a estar completamente en contra de la 4T luce más cargada hacia los polos; es decir, tiene una mayor proporción de personas que se ubican en los extremos. En otras palabras, el eje de la 4T muestra una mayor polarización que la escala izquierda-derecha.
Incluso los grupos partidarios se ven más polarizados (es decir, más distanciados entre ellos) sobre el eje de la 4T que sobre el eje ideológico clásico. Y si solamente se contemplan los partidistas fuertes, el distanciamiento de los grupos extremos es aún mayor.
Pero los morenistas, como partidarios de Morena, son solamente uno de los grupos que apoya al actual gobierno. Si viéramos a los grupos políticos relevantes del electorado nacional como un diagrama de Venn, en especial a los que son afines al partido gobernante, los morenistas se traslapan en buena medida con los partidarios de la 4T y con los obradoristas, pero cada uno es un grupo en sí mismo.
Para empezar, los partidarios de la 4T o cuatroteístas son más numerosos que los morenistas. Según la encuesta nacional de EL FINANCIERO, realizada en enero 2023 a mil 300 adultos, 25 por ciento de las personas entrevistadas se considera morenista, mientras que 48 por ciento dijo estar a favor de la cuarta transformación. Casi el doble.
Los cuatroteístas votan, en su gran mayoría, por Morena, pero no necesariamente son morenistas. Están a favor del proyecto del Presidente, más que a favor del partido gobernante, pero, debido a lo primero, hacen lo segundo.
Apoyar a la 4T no parece ser una identidad partidaria en el sentido clásico, en la que el referente de identidad o lealtad es el partido político. Se trata de una orientación afectiva hacia el proyecto del Presidente.
Por ello, y aunque parezca redundante, es necesario distinguir entre los grupos que componen hoy la base electoral del partido gobernante, ya que no se trata de un bloque político homogéneo: hay cuatroteístas, hay morenistas y hay obradoristas.
Una diferencia fundamental entre estos tres grupos es que los cuatroteístas reportan, en mayor proporción, ser beneficiarios de programas sociales que los morenistas; a su vez, éstos últimos también superan en proporción de beneficiarios a los obradoristas.
Esto significa que los cuatroteístas dependen más de los apoyos sociales, mientras que los obradoristas no.
Otra diferencia notable es que los cuatroteístas son, en promedio, de mayor edad, mientras que los obradoristas son más jóvenes. Por otra parte, los morenistas son más comunes entre el grupo intermedio de edad. Como ya hemos señalado en este espacio en ocasiones anteriores, el partido gobernante ha perdido apoyo entre los jóvenes, pero los que sí votan por Morena lo hacen más por el Presidente, como referente, que por el partido.
El proyecto de la 4T, cualquiera que sea su contenido, es el gran asunto que diferencia al electorado y que da pie a sus preferencias políticas hoy en día. No fue así en 2018, pero sí se decantó así en 2021, así como en contiendas estatales recientes. Es la línea divisiva emergente de esta década.
Así, lo más probable es que estar a favor o en contra de la 4T sea el eje principal de competencia en 2023 y 2024, pero, de nuevo, no es un monolito de partidarios: por lo que nos muestran las encuestas, hay serias diferencias entre cuatroteístas, obradoristas y morenistas. Habrá que tomarlas en cuenta.