“Aquél que reciba muchas dádivas, siempre tendrá una visión distorsionada de su realidad" ,Francisco Revueltas.
Se cumple una vez más el esquema habitual en el cual López Obrador, después de un desgaste más o menos acusado, lo frena y remonta. En esta ocasión, además, en un contexto de cuestionamientos en el que, de nuevo, sus seguidores parecen cabecear para el lado del golpe. Según los datos de SABA Consultores en su medición del pasado lunes, en efecto, el Presidente refrena su tendencia a la baja de las últimas semanas, aunque no es en los indicadores de aprobación o calificación donde más se manifiesta esa circunstancia. En el “Top of mind†de candidatos, por ejemplo, obtiene una muy vigorosa alerta positiva, favorecida principalmente (¿lo han adivinado?) por quienes perciben apoyos sociales. Pero también en los rubros partidistas, tanto en intención de voto como en identificación, se revierte el dato anterior y Morena se recupera notoriamente.
Quiere esto decir que son sus seguidores más incondicionales los que han regresado con renovados ánimos. Esto después de lo de Guacamaya, del “Rey del cashâ€, y sobre todo, de la controversia sobre la militarización del paÃs. Han publicado por ahà que tres cuartas partes de los ciudadanos están a favor de ello, pero como la encuesta tradicional está tan desacreditada, y se ha convertido en mero instrumento de la propaganda, quién sabe cuál sea la verdad. Lo que sà sabemos es que, desde incluso su campaña, se produce respecto a la figura de Andrés Manuel una paradoja casi constante: no están de acuerdo con sus propuestas y decisiones, pero aún asà lo apoyan. Pasó con el aeropuerto, pasó y pasa con los abrazos contra balazos, y con un sinfÃn de cuestiones que no es necesario enumerar. En las últimas semanas, y ante los palos de ciego de la oposición, los pasos hacia el totalitarismo son evidentes. Desde la mencionada militarización hasta la eliminación del INE, por nombrar solo un par de ejemplos. Pero su público le sigue cantando, y sin embargo, te quiero.
El hasta ahora prudente y mesurado Secretario de Gobernación ha sufrido una repentina transformación y se ha convertido en el destapador de la caja de los truenos, incluyendo sus deseos de un presidente militar. Ha tenido para los norteños, para Calderón, para la oposición en general. Parece claro que es una estrategia distractora para proteger a su jefe, al viejo estilo del antiguo PRI. Si lo que intenta es promocionarse a la presidencia, los resultados son magros. En la interna, tanto Ebrard como Sheinbaum repuntan en respuesta espontánea, y esta última además lo hace en intención de voto. Adán y sus súbitos exabruptos quedan muy lejos del liderazgo, que acaparan aquellos dos en reñidÃsimo empate técnico. Y luego está Monreal, que dice que se va, que se va, que se va, pero no se ha ido, o eso se cree él.
La cuestión militar es más grave de lo que parece. Mi padre que en paz descanse, que además perteneció muchos años a una institución castrense, hacÃa una broma: la diferencia entre un civil y un militar es que a aquél se le puede militarizar, pero a este, no hay manera de civilizarlo. Los mexicanos pobres y de a pie ven todo esto como algo lejano que no les incumbe, porque además sà están de acuerdo con una decisión de AMLO, que es la que sabemos que lo sostiene: los apoyos sociales, que alcanzan hoy a un porcentaje del 58,5 % de la población. Se dice pronto. Asà que el de Tabasco sigue su labor mientras no se le acabe el dinero de la caja, y cuando se acabe, quiere estar rodeado de uniformes verde olivo que conjuren actitudes contestatarias. Asà seguirá, aunque la soberbia no sea grandeza sino hinchazón, y lo que está hinchado parezca grande pero no esté sano. No lo digo yo, lo dijo san AgustÃn.
Una vez más se ratifica que respecto a la figura de Andrés Manuel se produce una paradoja casi constante: los ciudadanos no están de acuerdo con sus propuestas y decisiones, pero aún asà lo apoyan.
26/10/2022