“El Estado tiene dos manos: una blanda para dar y una dura para quitar. Cuanto más blanda es la mano que da, más dura es la mano que quita”, Frédéric Bastiat.
Cada vez es más frecuente que a los líderes políticos, y no sólo en México, se les llene la boca de democracia. Lamentablemente, también es cada vez más habitual que tan invocado término no se ponga en práctica. Más bien la nombran y la conjuran. Además, al contrario de la ya lejana pretensión de Krauze, nunca es un concepto sustantivo, sino siempre adjetivado: democracia popular, representativa, participativa, liberal, parlamentaria, radical… La que está ahora de moda, es, como imaginarán, la muy manida y poco practicada democracia interna. Los datos recabados por SABA Consultores ayer mismo nos dicen que las precampañas están captando moderadamente la atención de los ciudadanos, aunque lo que de verdad inquieta y está presente en sus mentes son los asaltos, las desapariciones, o los asesinatos. Ya vimos estas pasadas semanas que, lejos de responsabilizar al gobierno de esa insoportable situación, una mayoría lo aprueba e incluso en ocasiones lo premia aumentando sus simpatías. Como dice la frase de Bastiat, calculen lo blanda que es la mano que reparte abrazos entre los delincuentes o entrega subsidios vaciando el erario público. Obtendrán, en proporción inversa, lo dura que es la mano que les está robando su bienestar y su seguridad.
Difícilmente se puede afirmar que una Nación en la que el crimen campa a sus anchas tan indiscriminadamente, goza de libertad y democracia. Pero tanto la 4T como la oposición nos venden algo llamado “democracia interna” dentro de ellas, lo cual haría de las formaciones políticas una suerte de oasis de pluralismo y tolerancia en medio de ese orgasmo fingido que es el sistema que sufre México desde hace un siglo. Nada más lejos de la realidad. Más pendientes de su trozo de pastel, ningún aspirante acude a la urgencia de un país en llamas. Tan sólo Marcelo Ebrard ha hablado del combate contra la inseguridad, y así se menciona tímidamente en el “Top of mind”. Pero la retribución a su intento (poco profundo y poco claro, por otra parte) son las sendas advertencias negativas que recibe el excanciller en los indicadores de la interna de Morena. Una en la respuesta espontánea y otra en la opcional. De modo que todo el mundo piensa en la crisis de seguridad pero parece que resulta incómodo escucharlo. Por eso México se ha convertido en una legión de ciegos voluntarios conducidos por un tuerto que, cuando le interesa, se hace el miope.
Esa tendencia negativa para Marcelo se complementa con un aviso favorable para Claudia, precisamente en respuesta espontánea. Es decir, aumentaron los seguidores más fieles de Sheinbaum y descendieron los de Ebrard, lo cual hace que, por primera vez, aquella tome ventaja en ese rubro, aunque se mantenga el empate en el indicador por opciones. Lo más probable es que el motivo principal sean los abundantes recursos destinados por la 4T a apuntalar a su rival. Sumemos a ello las intenciones de continuidad de Claudia, que significan para muchos el mantenimiento de los subsidios, y hallaremos respuestas. ¿Qué decir de lo que pasa enfrente? Cierto que Xóchitl tiene, en respuesta espontánea, una ventaja rotunda sobre Beatriz, aunque sigan empatadas en la opcional. Pero ayer mismo Alito inició el fuego amigo contra Paredes, mucho me temo que anunciando la “democrática” defenestración interna de su compañera de partido. El disparate metodológico del proceso es la guinda del pastel. Pero no creo que sean pendejos: simplemente se lo hacen y piensan que los pendejos somos los demás. La democracia y la libertad van a la carta, quien las quiera, si puede, que se las pague.