La prostitución de las palabras

Adolfo González

EL SEXTANTE
El problema es que la mentira se ha vuelto sistema, y peor aún, que pasa de todo, pero nunca pasa nada. Los ciudadanos cada vez son más inmunes a los hechos y más permeables a los cuentos.

02/07/2025

“Cuando las palabras pierden su significado, la gente pierde su libertad”, Confucio.

El nuevo opino del pueblo se llama “relato”. He leído en X una frase demoledora: el “bienestar” estaba en las promesas no en los hechos. Esta afirmación irónica es más grave de lo que parece, porque en un mundo bajo esa premisa la conformidad ciudadana ya no reside en lo que sucede, sino en lo que se dice que va a suceder, o peor, en lo que nos cuentan que ha sucedido, aunque se parezca a la verdad como un huevo a una castaña. La narrativa ha sustituido a la realidad, y los dirigentes políticos lo saben. Aceptemos que no se puede generalizar, pero ante las manipulaciones sin rubor, la construcción continua de ficciones, el agotamiento de los términos a causa del exceso, ¿qué podemos concluir? España y México, tan distantes pero tan cercanas en muchos aspectos, comparten hoy este vicio degradante: el de disfrazar el fracaso con retórica, ante la muerte de la realidad por inanición.

Pueblo, democracia, libertad, y otras muchas palabras de naturaleza noble, han llegado al punto de estar hoy prostituidas, en la más flagrante expresión: la del uso y el abuso, que está logrando que no signifiquen nada. Las reclaman unos y otros como si su sola mención bastara para la legitimación propia y, por exclusión, la invalidez del adversario. En el extremo opuesto, conceptos como fascismo o dictadura se lanzan con la misma frivolidad con la que se escupe un exabrupto en la barra de un bar. Lo grave no es sólo que pierdan su sentido original, sino que muchas veces acaban describiendo, en una suerte de proyección, la propia deriva autoritaria de quienes las esgrimen. Como en aquel cuento cruel en que una ingenua meretriz se suicidaba al descubrir que las demás cobraban por lo que ella hacía gratis, también están prostituyendo a las palabras. A cambio de nada, hasta dejarlas vacías. 

Mientras tanto, la realidad sigue su curso, ajena al guion. La pasada semana, el número de la muerte en México fue el 444. Es el número de asesinados, y no es una cifra inventada, procede de datos oficiales, que cada siete días monitorea SABA Consultores. Ante la estabilidad previa, que nos decía que las cosas iban mal pero no empeoraban, esta cifra, la más alta en casi cuatro meses, nos apunta que aún puede haber un mayor y terrible deterioro. Cada media hora, un mexicano muere víctima de la violencia desatada. Las razones son múltiples, y las soluciones inciertas, pero corresponde al gobierno en turno hallarlas, y sobre todo identificar a que se debe este nuevo repunte. Lo que me queda claro, en esto también, es que el relato oficial, tan ampuloso como generalmente vacío, no sirve para tapar la tragedia, por más que la fuerza de la costumbre nos encallezca la piel.

A este lado del Atlántico, en España, la comedia institucional rozaría ya el vodevil si la corrupción galopante permitiera bromear sobre el asunto. Montesquieu y su separación de poderes se pudren juntos en la tumba. Un ejemplo: Félix bolaños es ministro de Justicia, de Presidencia y de Relaciones con las Cortes, todo a la vez, los tres poderes en uno, como un electrodoméstico multifunción, símbolo perfecto de un poder sin contrapesos. Otro, de la más cruda desvergüenza: María Jesús Montero, responsable de Hacienda, se encoge sin sonrojo alguno de hombros ante el fulminante encarcelamiento del, hasta hace apenas diez días, número dos de su partido. “Es un asunto particular que nada tiene que ver con mi partido”. Y se queda tan ancha. 

Mientras se vacían las palabras y se asaltan las instituciones, el ciudadano que pretende analizar lo que sucede termina por quedarse como en el tango: fané y descangallao. En México, Claudia Sheinbaum afirma que no mentirá jamás, y al hacerlo, por desgracia, casi ya sabemos que está mintiendo, por más que la tribuna de la “Mañanera del Pueblo” (más prostitución) le de solemnidad a sus proclamas. El problema es que la mentira se ha vuelto sistema, y peor aún, que pasa de todo, pero nunca pasa nada. Los ciudadanos cada vez son más inmunes a los hechos y más permeables a los cuentos, y una razón no menor es que, por mucho tiempo, se han ido generando las condiciones para que cada cual se preocupe de su pequeño entorno y de por perdida su propia intervención en la política. Es el descrédito institucional que, lejos de ser una consecuencia perniciosa para quienes detentan los mecanismos, temo incluso que sea su verdadero objetivo. Hacer lo que les plazca porque el escrutinio popular, por cansancio, ha capitulado.

¿Qué hacer ante este paisaje desolado? Cualquier cosa es mejor que la bandera blanca. En efecto, hace falta didáctica, pedagogía, aprendizaje cívico. Pero, ¿cómo impartirla, quién puede dirigirla, si casi todo ha sido colonizado por la mentira? La enseñanza, la prensa libre, los instrumentos de medición de la opinión pública (en fase de descomposición, comidos por la más espuria propaganda), las instituciones, la política misma, todo se ha convertido en una fábrica de relatos. Las palabras clave han quedado huecas, donde se decía democracia ahora queda una sombra de pantomima, donde se proclamaba la regeneración ahora regresa el autoritarismo. El socialismo español ya no es socialdemocracia, y Morena no deja de ser un priísmo reciclado, en gran parte manejado por priístas de hueso colorado. Probablemente el verdadero cambio debe ser de protagonistas, porque de malos moros, difícilmente se puede hacer buenos cristianos.

adolcafe@yahoo.es



ADOLFO GONZÁLEZ es Historiador, con Maestría en Historia Contemporánea en el contexto internacional. Reside en España, y es analista político especializado en la interpretación de datos en sondeos de opinión pública. Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de Mobilnews.mx.

Las opiniones expresadas por el autor no reflejan necesariamente el punto de vista de MOBILNEWS.MX

Más artículos del autor

Contenido reciente