La desdicha de Casandra

Adolfo González

EL SEXTANTE
10/03/2020

“La capacidad de escuchar a gente inteligente que no está de acuerdo contigo es un talento difícil de encontrar”, Ken Follet

En su “Ilíada”, Homero nos relata la historia de Casandra, que según la mitología griega era hija de Príamo, rey de Troya, y que avisó en vano a los troyanos de su inminente desgracia y destrucción sin que sus vaticinios fueran atendidos. La pobre Casandra había rechazado el amor de Apolo, por lo que su boca fue maldecida por este: tendría el don del oráculo, pero nadie la creería jamás.

El monitoreo nacional de SABA Consultores de hoy nos presenta unos datos que confirman lo que cabía anticipar, según las tendencias de las últimas semanas: una caída, ahora sí pronunciada, del índice de aprobación de AMLO, que constituye su valor mínimo hasta este momento, y alerta negativa.

En los monitoreos anteriores, donde tanto desde aquí como por boca de Salvador Borrego se había advertido de la posibilidad de que esto sucediera si AMLO no tomaba prevenciones, muchos fuimos blanco de la inmisericorde y cáustica crítica de los seguidores del Presidente. Ya saben, aquello del chayote y otras lindezas.

En mi caso, Dios me libre de tenerme por oráculo, aunque recuerdo algún comentario, creo que antes de final de año, en el que con sorna se me decía que del dato saltaba a la opinión y de la opinión al augurio. No se trata de eso: se trata de intentar utilizar la herramienta que nos proporciona SABA Consultores, a todos, por cierto, y además de manera gratuita, para uno de sus principales propósitos, que es anticiparse a los acontecimientos.

Y, en el caso de los gobernantes, poner remedio a lo que tiene pinta de ir mal. En cuanto al Dr. Borrego, quién sabe a quién negó el amor para que su boca sea maldecida, pero a pesar de las evidencias, desde hace años es quizá la única voz que clama en el desierto. Hay hasta quien ha pagado para no hacerle caso.

La cosa es que, lo que hasta la pasada semana eran indicios, como las sucesivas alertas negativas para López en el rubro de peores políticos, o el descenso continuado de Morena en identificación, han cristalizado en esta realidad.

En el rubro partidista, no ha habido, desde final del pasado año, medición en que el porcentaje de identificación con Regeneración Nacional no haya descendido. La semana pasada fue advertencia, en esta ocasión, ya alerta negativa.

En aprobación, el valor mínimo récord expresa una tendencia, que sabemos viene de atrás, pero que se ha hecho más virulenta, bajando por primera vez de la barrera del 50 %. En los mejores políticos, el aviso negativo es el tercero consecutivo, apareciendo de repente una alerta positiva para el recuerdo de Colosio, invocando tal vez a un líder que creyeron reconocer en AMLO y les está decepcionando.

Porque es esa, precisamente, la característica principal de estas variaciones: la desilusión de los seguidores de Andrés Manuel, no el aumento de sus detractores. Lo vemos en todos los siguientes síntomas: en primer lugar, aunque también crece la desaprobación, lo hace de un modo mucho más moderado; en segundo término, el desplome de Morena no beneficia a ningún otro partido, sino que hace aumentar significativamente el grupo de quienes no se identifican con ninguno, que presenta alerta negativa de nuevo y que muestra esa tendencia precisamente desde diciembre, momento en que inician su descenso tanto AMLO como su partido; finalmente, López encadena tres avisos negativos consecutivos como mejor político, pero en el rubro de peores no hay consecuencias visibles.

Conclusión: no son sus malquerientes, son sus fieles, quienes están favoreciendo este desgaste. Quizá uno de los datos más significativos que confirma esto último es que en el hipocentro de la alerta negativa en aprobación están quienes viven en Ciudad de México, la joya de la corona de Andrés Manuel, y que tanto por su peso demográfico como por su valor simbólico constituye un barómetro muy expresivo de la situación.

Es muy probable que, al margen de cuestiones ya presentes con anterioridad, como la situación económica, y ante la cual el gobierno parece adoptar una actitud pasiva, el elemento que ha generado ese cambio de rumbo en la opinión pública sea la cuestión de la violencia contra las mujeres. Decíamos en pasadas jornadas que México sufre un problema general de inseguridad que requiere la máxima atención.

Eso, que sea general, no significa que haya que minimizar una de sus caras más terribles: aquella que se ejerce contra las mujeres, quizá el colectivo que está siendo más vulnerable. El manejo de la situación por parte de AMLO ha sido completamente errático e inadecuado, y nadie, en su equipo, parece haberlo sacado de su error.

El que todos (o la mayoría) estemos de acuerdo en que los feminicidios son un problema de primerísimo orden no significa, al menos por mi parte, que encuentre justificables muchas incongruencias que determinados estilos de feminismo están mostrando, y menos aún sus expresiones violentas. Pero, naturalmente, ¡evidentemente!, no hace desaparecer el problema de fondo.

Pareciera que AMLO ha perdido la referencia de la realidad y ha terminado creyendo que la agenda que marca cada mañana desde su púlpito va a ser el bálsamo eterno que sostenga la venda que tapa los ojos de muchos. Pero la administración, una vez alcanzada y transformada en responsabilidad, no es ya campaña y sí trabajo diario que es mucho más que una rueda de prensa, y que debe estar en revisión y adaptación permanente ante las circunstancias.

El “Top of mind” evidencia lo anterior: los ciudadanos tienen presente en una amplio porcentaje el coronavirus, pero si sumamos el paro de las mujeres de hoy, los feminicidios en general, y el caso concreto de la niña Fátima, supera de largo la atención a la pandemia. Además de que, también ampliamente, los ciudadanos siguen teniendo presentes la inseguridad y la violencia en general, en la que se incluye (¿cómo no?) la ejercida contra las mujeres.

El Presidente ha mostrado poca sensibilidad y su equipo menos habilidad, y su rifa del avión quedó en un pírrico 1.5 %, lejos de ocupar, como es lógico dadas las circunstancias, la atención principal del pensamiento de los mexicanos. Me queda la duda de si la razón principal es el empecinamiento de AMLO en no escuchar o la preferencia de quienes lo rodean por regalarle el oído. En todo caso, el resultado ha sido que la capital federal, donde hay un alto porcentaje de seguidores de Morena, pero de un perfil muy distinto al resto del país, le ha empezado a volver la espalda, lo cual no es cosa baladí.

Esta situación, naturalmente, no será permanente. Puede cambiar a peor o a mejor para AMLO. Dependerá de que vea lo que tiene ante sus ojos y obre en consecuencia, o prefiera seguir creyéndose sus propios cantos de sirena, o los de sus acólitos. Lejos quedan los tiempos en que Andrés Manuel enviaba las instituciones al diablo, pero ahora se da la circunstancia de que, además de cesar en su aprobación amplios sectores (algún hipocentro está vacío, lo cual indica transversalidad), se han vuelto contra él grupos radicales que en su momento le resultaron muy útiles. Cría cuervos, y cuando crezcan te sacarán los ojos.

Reducir los datos de este monitoreo a un “lo que tenía que pasar, pasó” o un “se los dije”, sería, además de demasiado simplista, muy poco útil. La historia mitológica de Casandra, como todo cuento, tiene una moraleja, pero no guarda relación con un destino inevitable. La enseñanza del cuento es más bien que los troyanos tuvieron, y desaprovecharon, la opción de escuchar a quien tenía la capacidad de anticipar la catástrofe, y la desdicha de Casandra fue la de Troya entera. Ella tenía el mágico don del oráculo.

El Presidente tiene algo mejor: los datos que le brindan la oportunidad de corregir errores antes de que sea demasiado tarde. Seguramente, emulando a los troyanos, desoye esos datos porque nacieron con el pecado original de no serle favorables. Lo mismo hacen muchos de sus seguidores. No entienden que lo favorable es precisamente el simple hecho de tenerlos, que es instrumento para evitar que, como en Troya, el desastre alcance a todos.

Los que, igual que AMLO, celebraban y difundían los datos de SABA cuando le eran favorables y denuestan estas conclusiones cuando son adversos, quizá formen parte de ese 46% que manifiesta querer a Andrés Manuel. Como dice la canción: no debía de quererte, y sin embargo, te quiero. La adulación siempre es nociva, no le quieran más, quiéranle mejor.

adolcafe@yahoo.es



ADOLFO GONZÁLEZ reside en España, y es analista político especializado en la interpretación de la metodología de Saba Consultores de medición de la opinión pública.

Las opiniones expresadas por el autor no reflejan necesariamente el punto de vista de MOBILNEWS.MX

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