“La verdad se corrompe tanto con la mentira como con el silencio”, Horacio.
Mala semana para Xóchitl y la oposición. Según registran los datos de SABA Consultores en su medición de ayer, la aspirante del frente presenta un claro deterioro en forma de sendos avisos negativos, tanto en respuesta espontánea como en la opcional de intención de voto. Por su parte, su partido, el PAN, revierte por completo la alerta favorable anterior, y el expresidente Calderón repite una advertencia negativa en el rubro de peores políticos. Esto último no es intrascendente: Gálvez anduvo retratándose con él en España, y es inevitable preguntarse cuál de los dos es mala compañía para el otro, o si la cosa circula en ambas direcciones. Como es lógico, esto favorece a AMLO, y, en consecuencia, a su candidata, y esto hay que recalcarlo por la siguiente razón: Morena, como partido, tiende a la baja en identificación y ya anda con aviso desfavorable en intención de voto. De ahí se colige algo ya sabido, y es que el gran activo y motor de Claudia es el presidente. No en vano la bandera de su campaña son las reformas de López Obrador. Esas reformas que traen confundida a la oposición, que ataca unas, respalda otras, no se define. Xóchitl tampoco abandona su línea de confrontación con AMLO, que, no me cansaré de insistir, es confrontar con tres de cada cuatro mexicanos. Andrés Manuel mantiene unos datos muy sólidos y estables, y un resumen a vuelapluma de las Cartas de Navegación nos dice que el resultado de la suma de sus apoyos es el mismo porque mejoró entre las mujeres, aunque empeorara entre los hombres; en Ciudad de México no muestran entusiasmo por él, pero son poco activos en oponérsele; es débil entre los de más estudios y quienes trabajan fuera, pero creció entre los menos instruidos, y su gran fortaleza son, por supuesto, los perceptores de apoyos sociales. Así las cosas, y advirtiendo que todo siempre es susceptible de cambio, la ventaja de Claudia es en este momento abrumadora. Cada vez son más los que dan por hecha una continuidad y menos los que, como Rebeca Méndez, siguen esperando un cambio que no llega en su particular muelle de San Blas.
Así, esperando, quedan quienes abrigaran alguna esperanza en que el feo asunto de la campaña de 2006 afectara a AMLO. En el “Top of mind” de acontecimientos, los ciudadanos ni lo mencionan. En cambio, no poco número de ellos hablaron de “las tonterías de Xóchitl”, y unos pocos menos, pero también bastantes, de que “AMLO dará 24 mil de pensión”. Ya ven ustedes por dónde van los tiros, aunque la metáfora, viendo cómo se desangra la Nación, no sea muy afortunada. En cuanto a lo de la DEA, los asuntos con los gringos son siempre tan molestos como delicados. Quizá en este momento más, con una posible y próxima alternativa entre un Biden senil y un Trump de “virtudes” ya conocidas. Se plantea una carambola a muchas bandas, pero tomen nota aquellos posibles interesados en el siguiente aviso para navegantes: con cada batería de acusaciones, Donald no ha hecho más que crecer. Algunos han tardado demasiado en entender quién era el equivalente en México del ex presidente del país vecino. Yo, sin que sirva de precedente, estoy con lo que dice Salvador Camarena en “El País”: a AMLO no le basta con ser guionista del próximo sexenio, también quiere ser director. La gran pregunta que nadie se hace, o más bien cuya respuesta a nadie parece importarle, es quiénes serán los productores. Sigan el rastro del dinero y lo sabrán. Sin embargo pienso que, salvo sorpresa, lo de la financiación del narco ha entrado ya en vía muerta, es un round que se salda con desgaste opositor. Van a un circo y les crecen los enanos. Se dice que una democracia es certeza en las reglas e incertidumbre en los resultados. México está a un paso de que no se dé ninguna de las dos premisas. La cuarta transformación no era más que una simple, y terrorífica, involución.