Darío Fritz

El conformismo campea con gloria en la memoria cotidiana. Debe hablar de la gloria del inconformismo y la negativa a abandonarnos a la derrota.

No se hace fácil abrazarnos a la ignorancia. Menos en vacaciones. Ya nadie quiere despegarse de la tablet, el celular, la computadora. La posibilidad de que nos llueva información dependerá de cuan generosa queramos que caiga. 

Ya tiene un buen tiempo en que intimidad y privacidad han sido avasallados para caer en mano de unos pocos mercaderes que lucran con ellas.

La relatora especial de Naciones Unidas para los derechos humanos en los territorios ocupados de Palestina, ha publicado un informe descarnado.

Pasado el escándalo, con el sonido de los epítetos sin enfriar aún, la mujer de las diatribas dijo disculparse por lo que “fue un error”. Nunca habló de arrepentimiento.

Tanto interés por levantarnos a diario y saber con que "merde" nos toca amanecer. Mucha merde.

La memoria es un bicho traicionero, que nos pone a digerir los escándalos del presente. Y opaca las luces del pasado.

La Inteligencia Artificial alienta sobre sus maravillas, lo menos que puede hacer uno es desenvainar la cautela como defensa.