¿Y si se enferma AMLO?

Rogelio Ríos

MIRADA AL MUNDO
Como Presidente de México, padre de familia y abuelo feliz de su primer nieto, ¿qué le falta a Andrés Manuel para empezar a cuidarse?
27/03/2020

A sus 66 años, hipertenso y como paciente en recuperación de un infarto agudo al miocardio en 2013, Andrés Manuel López Obrador ha decidido no acatar -o hacerlo a regañadientes- las recomendaciones sanitarias y persiste en tener contacto directo con personas y numerosos colaboradores en su trato diario y en sus giras de fin de semana, las cuales no piensa cancelar.

Su conducta es inexplicable. No solamente es el Presidente de México, la figura de máxima relevancia en la política mexicana y quien pone tradicionalmente el ejemplo a seguir a la mayoría de los mexicanos: si ellos ven que su Presidente no hace caso a las recomendaciones, ¿para qué obedecer a las autoridades?

Andrés Manuel es también padre de familia, tiene tres hijos de un matrimonio anterior y un hijo en edad adolescente con su actual esposa Beatriz. Ya es abuelo, pues nació recientemente su primer nieto.

Como Presidente de México, padre de familia y abuelo feliz de su primer nieto, ¿qué le falta a Andrés Manuel para empezar a cuidarse?

No hay muchas referencias en la historia reciente de México sobre Presidentes que enfermaron en funciones y tuvieron que disminuir su actividad o abandonar su cargo.

Son conocidas las intensas migrañas que afectaban al Presidente Adolfo López Mateos (1958-1964) durante su mandato. Se tenía que recluir durante horas en la semioscuridad de su despacho, impedido de hablar con alguien más que no fuera su asistente particular o con Gustavo Díaz Ordaz, Secretario de Gobernación.

De hecho, se decía en aquellos años que era Díaz Ordaz quien realmente gobernaba en México. No por nada fue el Presidente de México en el siguiente sexenio (1964-1970). Todo asunto tenía que pasar por sus manos antes de presentarlo al Presidente.

Andrés Manuel está transitando en una zona de alto riesgo de transmisión del virus por su reticencia a guardar la sana distancia social y evitar las giras y conferencias mañaneras.

Por tanto, es pertinente considerar un escenario en el corto plazo en el cual el Presidente diera positivo en la prueba de coronavirus. Otros mandatarios que están en riesgo (Merkel en Alemania, Trudeau en Canadá, el propio Donald Trump en Estados Unidos) se han hecho las pruebas y algunos han decidido recluirse voluntariamente. El Primer Ministro británico Boris Johnson dio positivo en una prueba. ¿Por qué no ha tomado precauciones López Obrador?

La reclusión voluntaria y de carácter preventivo de Andrés Manuel le daría a México la tranquilidad de que no va a estallar una crisis política como resultado del retiro parcial y temporal del Presidente por enfermedad.

Una reclusión voluntaria le permitiría seguir con las riendas del país en las manos, estar atento y tomar y comunicar las decisiones pertinentes desde su despacho en Palacio Nacional.

Claro, él estaría ausente de las conferencias matutinas “mañaneras”, en las cuales podría sustituirlo algún vocero o suspenderlas temporalmente.

Una reclusión forzada, sin embargo, por un golpe duro a su salud le impediría tener el control de la Presidencia y abriría un vacío de poder en el Gabinete y en Morena, entre lo que se conoce ya como fracciones “moderadas” (las palomas) y los “radicales” (los halcones).

¿Podemos imaginar las consecuencias de dicha crisis de vacío de poder presidencial en medio de la emergencia del coronavirus, en pleno estancamiento económico y con las finanzas públicas en grave riesgo ante la caída de los precios del petróleo?

¿Necesitamos otra crisis dentro de la crisis actual?

No, no la necesitamos. Así que más allá de simpatías y antipatías hacia la figura de Andrés Manuel, los mexicanos lo debemos cuidar aunque él mismo no lo haga.

Mi llamado es a Andrés Manuel padre de familia y flamante abuelo: cuídese mucho, Don Peje, su hijo adolescente lo necesita en esta etapa de su vida y no se prive de la alegría de ver crecer a su nieto y jugar con él, de la dicha de ser abuelo. Su familia lo necesita.

La gran familia mexicana también se lo agradecerá: su salud es un asunto público, Señor Presidente, ¡hágale caso a su médico!

Rogelio.rios60@gmail.com



ROGELIO RÍOS estudió Relaciones Internacionales y es periodista de opinión sobre México y el mundo.  Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de Mobilnews.mx.

Las opiniones expresadas por el autor no reflejan necesariamente el punto de vista de MOBILNEWS.MX

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