Se ve, se siente: en Nuevo León va en retroceso la política. Al enorme entusiasmo levantado por la noticia de la llegada a Monterrey de la empresa automotriz TESLA y la inversión y tecnología de punta que trae consigo, se opone la realidad de la incapacidad de superar la inmadurez y subdesarrollo político que manifiestan sus gobernantes y actores públicos.
La política va dos pasos atrás de la economía; la política daña a los negocios en Nuevo León.
Sí, el gobernador Samuel García anunció que viene TESLA a instalar una planta en Santa Catarina cuando se encontraba bajo un juicio político para destituirlo o inhabilitarlo, iniciado por el Congreso de Nuevo León por no presentar a tiempo el proyecto de presupuesto y, además, por no publicar los decretos aprobados por la Cámara nuevoleonesa. El juicio incluye a Jaime Navarro, Secretario de Gobierno estatal.
No sé cuál será el desenlace del juicio político, pero un escenario probable es el que no sea Samuel García quien corte el listón inaugural de la flamante planta de autos eléctricos.
No sólo es el gobernador el causante de la crisis política. Desde meses atrás, cuando el gobierno estatal incumplió el plazo de entrega al Congreso del proyecto de presupuesto 2023, los principales partidos de oposición estatales, PRI y PAN, se trenzaron en una batalla política que incluyó, además del presupuesto estatal y los decretos no publicados, el proceso de selección del nuevo Fiscal de Nuevo León.
Desde el año pasado, la confrontación política ha sido llevada a los tribunales y al Congreso estatal. Los poderes legislativo y ejecutivo en pugna bloquearon el funcionamiento del gobierno estatal al atrincherarse ambas partes en posturas irreconciliables.
Es una pena que la gobernabilidad de Nuevo León dependa ahora de la resolución de juicios en el Poder Judicial y del juicio político en el Congreso del Estado: muchos juicios para amansar a políticos sin juicio. ¿En dónde quedó el interés público?
Llegó a tal punto el enfrentamiento, que el Congreso resolvió ir a un paro indefinido en las sesiones del pleno (no en comisiones) el 15 de marzo en protesta contra la resolución de un juez federal de Tamaulipas, quien otorgó al Gobernador García una suspensión provisional en contra de reformas aprobadas por el Congreso que le restaron facultades al Ejecutivo estatal.
Mientras tanto, el Gobierno federal metió desde el año pasado un pie firme en Nuevo León a raíz de la crisis de abasto de agua potable a la población el año pasado. Ya no son el Gobierno estatal y la empresa pública Agua y Drenaje de Monterrey quienes lideran el abordaje al problema del agua, sino la agencia federal Conagua y el Presidente López Obrador, quienes ahora pretenden decidir cómo, cuándo y de dónde se abastecerá de agua a Nuevo León.
Se paga un precio muy caro por no superar las diferencias políticas. El costo no es sólo en el ego de cada quien, sino en la insuficiencia o carencia absoluta de resultados ante la población: el aire malo de toda la temporada invernal es una muestra de ello, la contaminación que provoca la refinería de Cadereyta, el grave problema de la movilidad y el transporte, son cuestiones que siguen agravándose mientras gobernantes y políticos se pelean y anulan mutuamente.
La llegada de TESLA a Nuevo León en términos en que no se ha discutido ni en el gobierno estatal ni en el Congreso su impacto ambiental, por ejemplo, es un caso claro del análisis insuficiente que se hizo por la premura de “enganchar” a Elon Musk a Nuevo León:
Se analizaron los “pros”, pero no los “cons”, es decir, sólo se habló de lo positivo de TESLA, pero nada, absolutamente nada de lo que posiblemente sea negativo.
Si es verdad que gracias a TESLA estará Monterrey en la mirada de los grandes inversionistas globales, esa mirada atenta no pasará por alto el contraste agudo entre el desarrollo económico y el subdesarrollo o franco atraso político nuevoleonés: ¿quién gobierna a Nuevo León?, se preguntarán los analistas internacionales.
Es insostenible en el mediano y largo plazo esa situación. La tensión llegará a un punto de quiebre en donde se afecte severamente al perfil económico atractivo de esta región del noreste mexicano.
Me imagino a Elon Musk en la inauguración de la flamante planta en Santa Catarina cuando anuncien la presencia del Gobernador Fulano de Tal y asombrado pregunte: “¡Hey! ¿Where is Samuel García?” En su casa, Mr. Musk: lo tumbó el Congreso.