Así simplemente, como Porfirio, es como se conoce mejor a Porfirio Muñoz Ledo, legendaria figura de la izquierda mexicana que hoy participa en la contienda por obtener la dirigencia nacional del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
La pelea se dirimirá mediante el método de las encuestas, pues fue tal la incapacidad de los morenistas de alcanzar por sí mismos el cambio en su dirigencia nacional, a lo largo del último año, que el asunto llegó hasta el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para su resolución.
El Tribunal, a su vez, le ordenó al Instituto Nacional Electoral que efectuara, en los primeros días de octubre, la encuesta definitiva para conocer los resultados el 10 de octubre. Ya se había efectuado una primera ronda de encuestas, en las cuales Porfirio tenía el 47.1% de las preferencias en contra del 27.1% de Mario Delgado, actual coordinador de Morena en la Cámara de Diputados, y con amplia ventaja sobre otros contendientes como Yeidckol Polevnsky, Adriana Menéndez e Hilda Mirna Díaz.
El martes 6 de octubre, el Tribunal confirmó que será el método de encuestas la vía para resolver el problema de la sucesión en la dirigencia de Morena.
Porfirio, por si usted no lo conoce, es una enciclopedia andando, un hombre de una inteligencia superior que jamás ha rehuido el debate y el diálogo inteligente, ambas cualidades ausentes en la inmensa mayoría de los políticos mexicanos, y, en particular, de los militantes de Morena.
“Yo tengo que hablar con la militancia, con los líderes y conformar un partido, eso ya no puede hacerlo el Presidente. El partido como tal, como organización, es muy débil porque lo que ha contado es la militancia, la famosa ola que, como dijo Andrés Manuel, trajo mucha basura”, expresó recientemente en una entrevista para la agencia EFE.
En su opinión, Morena ha sido capturado por “caciques”que, por ejemplo, reparten gubernaturas y curules en el Congreso para acrecentar su poder.
Cuando propone Porfirio que Morena sea, en los hechos más que en el discurso, un movimiento incorruptible, los grupos que se sienten aludidos lo critican y rechazan.
“Me tomaron muy bien que yo llegara (a Morena), por el prestigio, por los antecedentes, era yo honorable, pero se olvidaron de que soy un hombre de batalla, y las voy a dar mientras viva”, agrego el viejo luchador.
Sobre el concepto de “obediencia ciega” que sacó a relucir hace poco el Presidente López Obrador, Porfirio dijo lo siguiente al periódico Milenio:
“Ahora Mario ofrece gubernaturas y dice que el Presidente manda saludar. Yo tengo meses de no hablar con él, jamás me dio una llamada y eso que yo le puse la banda presidencial, pero Mario se salía con Monreal de la Permanente.”
Y agrega: “se iban a cabildear y al rato llegaban y decían que iban al Palacio o al café de la esquina. Por eso se acabó el Presidentazo, eso es del PRI. La conducción del partido ha sido servil y abusiva, ni siquiera le habían consultado al Presidente. Había lineazo como borregos. Esa es la clase de partido contra la que estoy”, concluyó.
Vaya tarea la que le espera a Muñoz Ledo: eliminar el servilismo hacia el Presidente y deshacer los cacicazgos en Morena. Por si eso fuera poco, si de veras va a barrer la basura, como él dice, tendrá que ir a fondo en lo de las “aportaciones”, el eufemismo que en Morena se usa para justificar la entrada ilícita de dinero para apoyar a candidatos y campañas, en primer lugar, la campaña presidencial de Andrés Manuel López Obrador, ¿cómo se financió?
Si alguien en México puede hacer eso es Muñoz Ledo. Si alguien en México puede convencer a López Obrador de rectificar el rumbo y rescatar la nave del naufragio, ese alguien es Muñoz Ledo.
No sé si la edad (tiene 87 años) y su salud se lo permitan, si bien su lucidez e inteligencia están intactas. Ojalá que sí: México necesita hoy a Porfirio, esa rara combinación de inteligencia y habilidad política.