El Paso-Cd. Juárez

Rogelio Ríos

MIRADA AL MUNDO
Me cruza por la mente el recuerdo de tanta gente amable que conocí y no alcanzo a comprender porqué, en ambos lados de la frontera, hay gente dispuesta a matarlos, a sembrar la discordia y enlutar a tantas familias.
09/08/2019

Me tocó en el corazón la masacre del 3 de agosto de mexicanos y texanos en El Paso, Texas, cuando un joven tirador entró a una tienda Wal-Mart a disparar indiscriminadamente en contra de quien parecía hispano o mexicano, matando a 22 personas, ocho de ellos mexicanos. De inmediato vinieron a mi mente recuerdos de la época en que, por razones de trabajo, viajé con frecuencia a Ciudad Juárez a fines de los años 80’s y pude constatar que esa ciudad y el Paso, Texas, son en los hechos ciudades hermanadas.

Cruzaba yo a El Paso, a pie, cuando podía después de las horas de trabajo. Me sentía como en casa, la gente era igual de amable que los juarenses y, a pesar de los problemas de seguridad y el gran flujo de migrantes que llegaba continuamente a esa frontera, nunca sentí temor o amenazas al realizar mis actividades.

Tiempo después, cuando ya no viajaba para esa frontera chihuahuense, en los primeros años de presente siglo, la violencia azotó con todo a los juarenses, uno de cuyos puntos culminantes fue la que se conoce como masacre de Villas de Salvárcal.

El 31 de enero del 2010, un convoy de siete camionetas con 20 sicarios armados llegaron a una fiesta de muchachos preparatorianos y estudiantes de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, y abrieron fuego contra aproximadamente 60 estudiantes que se encontraban en la reunión.

Al concluir el ataque, se contaron 17 muertos y una decena de heridos, ninguno rebasaba los 20 años de edad. Los autores del atentado, quienes lo planearon y los que lo ejecutaron, narcotraficantes todos, fueron posteriormente detenidos y procesados, pero nada de eso remedió la pérdida de tantas vidas de jóvenes.

Lo recordé porque en Salvárcal fueron casi tantos muertos como en el Walmart de El Paso. Un tirador, presunto supremacista blanco, hizo su mala obra contra hispanos y mexicanos. En Ciudad Juárez, fueron narcos mexicanos los que atacaron a jóvenes mexicanos totalmente indefensos ante el ataque.

Dos masacres, dos puntos más de encuentro entre Ciudad Juárez y El Paso. Me cruza por la mente el recuerdo de tanta gente amable que conocí y no alcanzo a comprender porqué, en ambos lados de la frontera, hay gente dispuesta a matarlos, a sembrar la discordia y enlutar a tantas familias, ¿por qué? Cuando escribí en ese entonces un artículo de opinión sobre el evento y manifesté mi simpatía por los juarenses y por su laboriosa ciudad, me contestaron lectores chihuahuenses con mucha emoción: “Muchísimas gracias, Sr. Ríos, por su artículo tan sentido. Los chihuahuenses estamos muy dolidos y necesitamos oír o leer cosas como estas… gracias” (Silvia Imelda).

“En mayo pasado, cuando asesinaron a su padre, mi hijo me lanzó la pregunta: ‘Mamá, ¿y no nos vamos a ir a otra ciudad?’ Yo le contesté que era importante quedarnos para luchar porque las cosas cambiaran en nuestra ciudad. Hoy siento que el tiempo y las fuerzas se nos agotan y Ciudad Juárez se nos muere de tristeza” (Tere A.) “Su escrito va directo al corazón y nos hace hervir la sangre. Espero que la dignidad y el coraje nos duren lo suficiente para lograr despertar a toda la población y hacerles ver a nuestros ineptos/ corruptos gobernantes que la gente de Juárez requiere más que montajes escénicos y operativos apantallantes” (Alberto R.).

“Quiero felicitarlo por haber decidido solidarizarse con los chihuahuenses, con nosotros que sufrimos por estas circunstancias, porque hoy nos sentimos abandonados, en absoluta soledad con el desamparo de la autoridad que, en lugar de sumarse al luto de todos, no sólo de los padres de familia de estos jóvenes acribillados, sino de muchas familias que lloran la muerte de sus familiares, ahora se van a repartir el botín político que esto representa”.

Recuerdo ahora estas voces de juarenses porque vuelven a estar de luto por los sucesos fatales en El Paso, Texas. De nuevo, a vivir una pesadilla. De nuevo, a resurgir de las cenizas.

Rogelio.rios60@gmail.com



ROGELIO RÍOS estudió Relaciones Internacionales y es periodista de opinión sobre México y el mundo.  Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de Mobilnews.mx.

Las opiniones expresadas por el autor no reflejan necesariamente el punto de vista de MOBILNEWS.MX

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