En un par de d铆as, entre el 6 y el 7 de diciembre, el escenario pol铆tico en Am茅rica Latina nos regal贸 dos ejemplos de la enfermedad cr贸nica de la regi贸n: sus gobernantes ineptos y corruptos.
Desde el R铆o Bravo hasta la Patagonia no se salva pr谩cticamente ninguno. En esos dos casos, me refiero a Cristina Fern谩ndez (ex presidenta y actual vicepresidenta de Argentina) y a Pedro Castillo (ex presidente del Per煤 detenido tras su destituci贸n por el Congreso peruano). Vaya par de Jokers de la baraja pol铆tica.
La se帽ora Cristina es todo un caso de la decadencia de un movimiento popular que se dice progresista o izquierdista, el peronismo, sin serlo en los hechos. El martes 6 de diciembre fue sentenciada a 6 a帽os de prisi贸n y qued贸 inhabilitada de por vida para ejercer cargos p煤blicos por fiscales nacionales. Se le hall贸 culpable de administraci贸n fraudulenta de recursos p煤blicos durante sus mandatos presidenciales (2007-2015) por la cantidad de 隆mil millones de d贸lares!
Durante su gesti贸n, su gobierno adjudic贸 al menos 51 contratos a L谩zaro B谩ez, empresario surgido a la sombra de Ernesto Kirchner (su difunto marido), quien fuera presidente del pa铆s entre 2003 y 2007. B谩ez ascendi贸 desde su posici贸n de empleado bancario de rango inferior hasta la de contratista multimillonario en cuanto se lig贸 a los Kirchner.
Cristina tiene en curso otras causas judiciales abiertas en su contra. Siendo la actual Vicepresidenta (el presidente es Alberto Fern谩ndez), su cargo le confiere inmunidad hasta que termine el mandato. De inmediato, contest贸 desafiante que la sentencia judicial estaba mal escrita y que la acusaci贸n contiene una serie de mentiras, adem谩s de que los hechos se帽alados no existieron.
Adem谩s, ella agreg贸 que no contender铆a por la presidencia en las pr贸ximas elecciones. Recordemos que sufri贸 un atentado bajo circunstancias muy extra帽as el 1 de septiembre. Por supuesto, su sentencia ha causado gran revuelo en Argentina y es fuente de inestabilidad pol铆tica.
Al d铆a siguiente del anuncio de la sentencia de la vicepresidenta argentina, se suscitaron varios acontecimientos en Lima, capital del Per煤. Por la ma帽ana de ese d铆a, el todav铆a presidente Pedro Castillo anunci贸 a la naci贸n que disolv铆a al congreso peruano y que gobernar铆a por decreto bajo un r茅gimen de excepci贸n de las libertades y derechos de los ciudadanos. Estableci贸 adem谩s un toque de queda para todos los peruanos.
Suena incre铆ble lo que les relato, pero as铆 sucedi贸. Cuando escuch茅 el video del mensaje de Castillo del 7 de diciembre me vinieron a la mente los mensajes que enviaron, en su momento, el General Videla, en Argentina, y el General Augusto Pinochet, en Chile (en los lejanos a帽os 70), al establecer sus propios 鈥済obiernos de excepci贸n鈥, un eufemismo por no decir 鈥渄ictaduras鈥, en nombre del pueblo.
Castillo utiliz贸 el mismo 鈥減laybook鈥 o manual de jugadas que los dos nefastos dictadores militares sudamericanos. Casi utiliz贸 sus mismas palabras y, como ellos, invoc贸 al pueblo para justificar que todo lo hac铆a en su nombre.
No tardaron ni dos horas los legisladores peruanos en destituirlo bajo el cargo de 鈥渋ncapacidad moral鈥 y el quebrantamiento del orden constitucional. Hubo un comunicado conjunto de las Fuerzas Armadas y la Polic铆a Nacional rechazando las medidas anunciadas por el presidente Castillo. Su propia Vicepresidenta, Dina Boluarte, se declar贸 en contra del decreto presidencial y el abuso de poder que encerraba; ella lo sustituye ahora en la presidencia del Per煤.
Ni escritores como Gabriel Garc铆a M谩rquez o Mario Vargas Llosa, ni historiadores como Tulio Halperin hubieran imaginado a Castillo haciendo lo que hizo: un pol铆tico civil, supuestamente de izquierda, tomando medidas similares a las de los dictadores 鈥渕ilicos鈥 tan odiados en Am茅rica Latina. S贸lo le faltaron el uniforme y las medallas en el pecho a Castillo.
驴En qu茅 estaba pensando Pedro? 驴Cre铆a Cristina que el favoritismo y el desv铆o de recursos hacia un empresario (quiz谩 para financiamiento de causas pol铆ticas y elecciones, tal como en los casos de Brasil y M茅xico) por la fabulosa suma de mil millones de d贸lares iba a quedar impune?
Ineptitud y corrupci贸n, ambici贸n desmedida disfrazada de la lucha por la justicia social, y una falta absoluta de escr煤pulos o referentes 茅ticos guiaron a estos servidores p煤blicos en Argentina y Per煤. Ninguna causa social justifica la corrupci贸n rampante. No hay ideal progresista o revolucionario detr谩s de la mera estulticia pol铆tica y la arrogancia del poder. Ahora, les lleg贸 la hora de rendir cuentas.
Como dir铆a Paquita la del Barrio: 隆驴Me est谩s oyendo, in煤til?!