A esos caminantes bien podríamos llamarlos “peregrinos por la paz”: saldrán de Cuernavaca, Morelos, el 23 de enero y llegarán el domingo 26 de enero al Palacio Nacional, en la CDMX, a entrevistarse con el Presidente López Obrador.
La Caminata por la Verdad, la Justicia y la Paz, encabezada por el escritor Javier Sicilia (cuyo hijo Juan Francisco fue secuestrado y asesinado en 2011) y Julián LeBarón (miembro de la familia de mormones atacados el 4 de noviembre en Sonora con saldo de tres mujeres y seis niños asesinados), vuelve a salir a los caminos de Mêxico, bajo un nombre distinto, en busca de hacer conciencia sobre la urgencia de detener la violencia.
“No estamos en contra del Presidente ni en contra de la 4T. Nuestro enemigo es la violencia”, afirmó Sicilia al anunciar la caminata, que nos recuerda su Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad de 2011.
Uno de los Lebaron, Brayan, dijo en días pasados durante la visita del Presidente López Obrador a la comunidad sonorense de La Morita, en donde vive la familia, que “ya es tiempo de enfrentar esta crisis y unirnos para verdaderamente lograrlo”.
Agregó que “este problema de violencia no sólo nos está arrebatando más de 33 mil vidas al año, nos está haciendo perder oportunidades económicas que afectan a millones de personas”.
En una carta dada a conocer en diciembre, la familia LeBaron afirmaba que “no somos vendepatrias o traidores a nuestro país. La realidad es que la seguridad, la libertad y las oportunidades económicas del pueblo mexicano han sido secuestradas por la violencia y la brutalidad de los cárteles”.
Sicilia remata, por su parte, diciendo que “no queremos sentar al Presidente en el banquillo de los acusados, no queremos que fracase, pero si sigue con esta estrategia de seguridad será el fracaso del país”.
Escucho todo esto, recojo el espíritu de lucha contra la adversidad, percibo el dolor de quienes fueron ellos mismos víctimas de la violencia y hoy salen, una vez más, a la arena pública a exigir a las autoridades y a despertar de su letargo a la sociedad mexicana. Y me digo: ellos son la vanguardia de la sociedad civil en México.
No me queda más que nombrarlos “peregrinos”, pues caminan por el largo e incierto sendero de la justicia mexicana que nunca alcanzan, que los elude tal vez porque, en realidad, no existe justicia en México.
Si no existe, sin embargo, es preciso construirla. La verdad, la justicia y la paz no son palabras para usar como nombre bonito para una caminata, sino convicciones profundas de mexicanos que decidieron no doblarse ante los golpes de la violencia y la muerte.
Peregrinar por la paz no es un acto ùnicamente de convicciones religiosas (Sicilia es católico; los LeBaron, mormones); lo es también de convicciones cívicas.
Son ellos ciudadanos de carne y hueso, como nosotros, que viven con temor e incertidumbre, como nosotros, y no se conforman con lamentarse por la incompetencia y la ceguera de nuestro gobierno.
No podrè participar en esa caminata, pero ciertamente estará mi corazón con ellos, mi aportación a la distancia como ciudadano que comparte sus temores y sus exigencias a las autoridades.
Encontrar la verdad, alcanzar la justicia, vivir en paz, es lo que quieren los peregrinos de la caminata para México. A pesar de ello, se les atribuyen motivaciones políticas, se les desprestigia en las redes sociales, se les insulta en los medios porque se atreven a cuestionar al Presidente López Obrador.
Ante los solicitudes de paciencia que expresa el Presidente, Sicilia contesta que “desde hace años padecemos el horror y vemos cómo sus llamas consumen nuestra casa y destrozan a nuestras familias”.
Agrega que “decimos que ya no hay tiempo, que es necesario que el Presidente vuelva a colocar la agenda de la verdad, justicia y paz como la prioridad de la nación, construya a partir de ella una política de Estado y llame a la unidad.”
Buena fortuna, peregrinos. Los acompañamos.
Rogelio.rios60mail.com