'Cálculo del dolor'

Cuando las personas mueren por cientos o por miles en un sólo día, ¿cómo es posible lidiar con eso? ¿Son nuestros amigos y familiares tan sólo cifras que se agrupan cada día?
07/08/2020

La pauta para escribir esta columna fue la pérdida de sensibilidad que observo en quienes manejan, desde los gobiernos mexicano y americano, cifras y más cifras sobre la pandemia de coronavirus y la recesión económica, pero no logran ver el dolor de las personas que sufren enfermedades, muerte y desempleo.

Tanto en México como en Estados Unidos, no es nada nuevo ese manejo estadístico que permite reducir rostros y voces a simples números que se acumulan y que, al no tener nombre ni apellido, se vuelven invisibles y no duelen.

Lo que sí es nuevo, sin embargo, es el grado elevado de sofisticación al que los funcionarios públicos han llegado en este 2020 del coronavirus: las gráficas, las curvas (incomprensibles para la mayoría de las personas), se acomodan a la perfección al manejo político y electoral de los gobernantes.

He observado reportajes y relatos de testimonios de mexicanos y americanos que sobreviven a duras penas en el torbellino de enfermedad y depresión económica, inseguridad y estallidos sociales, y me han parecido de gran valor periodístico.

No ha sido suficiente hasta el momento para contrarrestar la avalancha de cifras que se nos vienen encima y, lejos de aclarar, aumentan la confusión de ciudadanos comunes.

Cuando las personas mueren por cientos o por miles en un sólo día, ¿cómo es posible lidiar con eso? ¿Son nuestros amigos y familiares tan sólo cifras que se agrupan cada día? El paciente muerto número 45 de ayer, ¿quién era? ¿Cómo sonreía a sus hijos, a sus hermanos o padres? ¿Cuáles eran sus planes en la vida?

¿De quién estaba enamorado?

Si la curva se aplana o se doma la pandemia, como dice el Presidente de México; o si la prioridad es regresar a la actividad económica, como dice el de Estados Unidos, ¿debo sentir empatía cuando los gobernantes se alejan de la ética y toman decisiones de vida o muerte sobre el cálculo de sus intereses políticos y no del bien público?

El sociólogo y teólogo Peter L. Berger, se enfocó en una de sus obras sobre la cuestión de la ética política y el cambio social, y sus reflexiones nos ayudan a encontrar una luz en las sombras por las que transitamos.

Para Berger, “los seres humanos tienen el derecho de vivir en un mundo con sentido. El respeto a este derecho es un imperativo moral para las políticas públicas.â€

La medida de la efectividad de las decisiones de los gobernantes, de sus actos que tienen consecuencias en millones de personas, propone Berger, es el “cálculo del dolorâ€, es decir, el costo de sufrimiento que pagan sus gobernados para que un gobierno alcance los objetivos de sus políticas y modelos.

En la formulación de las políticas públicas, no importa qué tan sólidos parezcan sus fundamentos técnicos, “se debe evitar que se inflija dolor. En aquellos casos en donde la política involucra infligir dolor activamente o su pasiva aceptación, este hecho requiere de una justificación moral, más que técnicaâ€.

No por nada el profesor de la Universidad de Boston llegó a afirmar que “la historia de la Humanidad es la historia del dolorâ€, y se refería no sólo a desastres naturales, sino al sufrimiento derivado de otros hombres.

Resumiría su propuesta ética en el derecho que tenemos todos, como seres humanos, a vivir en un mundo con sentido y sin dolor. “Debemos buscar soluciones a nuestros problemas en las cuales no se acepten ni el hambre ni el terrorâ€.

Berger escribió su libro “Pyramids of Sacrificeâ€, de donde saqué estas citas, en 1976, pero su planteamiento ético me parece relevante en nuestro 2020: ¿tendrán conciencia nuestros gobernantes del “cálculo del dolorâ€?

Rogelio.rios60@gmail.com
 



ROGELIO RÃOS estudió Relaciones Internacionales y es periodista de opinión sobre México y el mundo.

Las opiniones expresadas por el autor no reflejan necesariamente el punto de vista de MOBILNEWS.MX

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