Si usted piensa que ya lo ha visto todo sobre Andrés Manuel López Obrador, pero no se ha asomado a la red social Tik Tok, entonces no ha visto nada.
Facebook, Twitter e Instagram son un juego de niños de kindergarten en comparación a Tik Tok, el barrio bravo de las redes sociales, en donde usted ingresa bajo su propio riesgo para expresar o buscar comentarios políticos.
Tik Tok es como viajar por la Carretera federal 57 entre Matehuala y San Luis Potosí: aquí es tierra de narcos en su territorio; allá es tierra de “stockers” en su comunidad tomada por asalto.
Me animé a principio del año a abrir una cuenta en Tik Tok (@rogelioriosherran) para difundir los comentarios periodísticos que normalmente escribo en columnas y difundo en Facebook, Twitter, YouTube o en podcast en Spotify y Apple. No soy tan novato en redes sociales, pero me faltaba Tik Tok.
Desde mediados de enero hasta la fecha, sin embargo, el viaje por Tik Tok sacudió todas las consideraciones sobre las redes sociales que me había formado en las plataformas mencionadas.
La plataforma “tiktokestera” permite el asalto abierto de los “bots” y seguidores furiosamente AMLOVERS y ciegamente ideologizados con actitudes y lenguaje que realmente no encuentra restricción alguna.
Si bien Tik Tok permite usar algunos filtros o “denunciar” los comentarios más ofensivos, los usuarios AMLOVERS le meten más goles que los Tigres a la defensiva de Rayados en el último clásico.
Desde enero a la fecha, mi cuenta de Tik Tok ha prosperado en seguidores y “likes”, la medida del avance en las redes sociales, pero mi desencanto ha crecido a la velocidad en que veo el terrible deterioro del debate público que se observa en esta plataforma.
No hay discusión en Tik Tok, sino descalificación inmediata y feroz de quien emite una opinión.
Cuando yo expresé una crítica a AMLO, por ejemplo, por sus insultos y amenazas a la Suprema Corte de Justicia de la Nación con base en la carta de la International Bar Association (IBA), obtuve muchos “views”, es verdad, pero un 90 por ciento de ellos fueron basura de “bots” y seguidores incondicionales de Andrés Manuel que dejan sus escupitajos digitales en un post.
Ejemplos:
Usuario materesasanchezva: “desafortunadamente es una cloaca… porque defienden a los criminales”.
Usuario Rosa Carmina Ávalos: “abogados corruptos de donde sean la corte es el nido que defiende delincuentes!!!”.
Usuario Saul Va: “la suprema corte el pri el pan son delincuencia organizada para saquear al país y España quiere volver a saquear a México uniéndose a estos corruptos”.
Usuario Roman Mateos: “Yo nunca escuché quejas de abogados internacional cuando Cedillo cambió todo los ministros de la corte, ahora se rasgan sus vestidura, viva AMLO”.
Usuario Jorge de la Pascual: “ahora resulta que exponer la corrupción con datos verídicos está mal? Estás de acuerdo hay interés de corruptos moviendo los hilos”.
Hasta aquí estos ejemplos. Son los más suaves de entre la avalancha de comentarios de muy bajo nivel escritos por gente que no cuida ni la ortografía, vacíos de argumentos, pero llenos de insultos y agresividad. Es odio concentrado.
Entonces, ¿por qué sigo en Tik Tok? Lo hago por ese 10 por ciento de usuarios inteligentes con los que se puede dialogar y debatir sin insultos ni descalificaciones. Ellos salvan mi día cada vez que subo un nuevo post.
Además, no hay que sacarle la vuelta al debate y a la confrontación en este momento crucial para la vida pública de México. Lo peor que podemos hacer es ignorarlos. Hay que subirse al ring.
Es verdad, los “bots” y AMLOVERS no entienden de razones, su labor es bloquear cada espacio y fuente de crítica a su amado líder en el Tik Tok y en las demás redes sociales.
Lo logran en Tik Tok en mayor medida incluso que en Twitter, la red de odio por excelencia, lo cual es mucho decir.
Pero si ahí está atrincherado el Ejército de la Intolerancia de AMLOVERS, entonces ahí hay que acudir a dar la batalla. Al final, nuestra mejor victoria es exhibirlos como lo que son: personas violentas incapaces de pensar por sí mismas y debatir; es decir, son una plaga bíblica para México.