Seg煤n las teor铆as evolutivas, los seres humanos tenemos dos reacciones instintivas ante el peligro: huir o pelear. Ambas se encuentran interiorizadas en nuestro cerebro y dominan cualquier otra reacci贸n, a menos que la cultura y la educaci贸n hagan del individuo un ser que pueda dominarlas. Es tiempo de recuperar las ense帽anzas de Daniel Kahneman al respecto.
Por estos d铆as son noticia los hechos de violencia que se han presentado en distintas escuelas del 谩rea metropolitana de Monterrey, algunos de ellos no constituyen un fen贸meno nuevo, ya que los videos virales en los cuales se presentan peleas entre j贸venes estudiantes son frecuentes en las distintas redes sociales.
La secretaria de Educaci贸n, Sofialeticia Morales, ha pedido que no se compartan esos videos debido a que de alguna forma 鈥減remian鈥 a los participantes, d谩ndoles una fama a todas luces negativa e invitando a otros j贸venes a buscar ese tipo de fama. La doctora Morales, al parecer, piensa en un mundo en el que todo sucede aqu铆 y ahora, en vivo y en directo gracias precisamente a las opciones de comunicaci贸n existentes.
Pese a que ello es cierto, existe otra 鈥渞ealidad鈥, la que vivimos todos cotidianamente y que transcurre de forma paralela a lo que vemos en las redes sociales y los medios de comunicaci贸n de todo tipo. En este mundo, hacer como que no existe lo que todos podemos observar cotidianamente no es una buena estrategia, a帽os de violencia en los 煤ltimos sexenios nos lo han demostrado.
Es por ello por lo que resulta indispensable establecer programas que, desde la escuela, impacten en las comunidades en donde se desarrolla el proceso educativo. Deben ser acciones sistem谩ticas, dise帽adas a partir de los contextos espec铆ficos en los cuales se presentan los hechos violentos y en las cuales se privilegien los avances m谩s recientes en el 谩mbito de la psicolog铆a evolutiva.
La cultura y la educaci贸n, est谩 demostrado, pueden controlar los instintos b谩sicos de huir o pelear y generar condiciones para soluciones dialogadas, pero estas condiciones no se presentan de forma natural. De ah铆 que sean necesarios los programas de prevenci贸n que hemos se帽alado.
Cuando se deja libre paso a las acciones instintivas, huir o pelear, quien huye es v铆ctima constante de lo que hoy se conoce como bullying, en tanto que quien ataca y triunfa se convierte en el bully, el 鈥渕at贸n del barrio鈥.
Los bully act煤an as铆 porque pueden, porque tienen la fuerza para hacerlo y porque no hay nada que los detenga en las estructuras acad茅micas o administrativas de las escuelas.
S铆, existen protocolos de seguridad, acciones sugeridas para atender la emergencia, pero se carece de acciones sistematizadas que d铆a tras d铆a no solo prevengan los hechos de violencia, sino que protejan a quienes la sufren y reeduquen a quien la genera.
No es sencillo, vivimos inmersos en una cultura en la cual se glorifica a quien triunfa por encima de todo, se cantan loas a quienes pasan por encima de la ley y de los derechos de los dem谩s solo porque tienen la fuerza para hacerlo.
S铆, es una cuesti贸n de cultura y tambi茅n de educaci贸n. Mientras no se trabaje en estas, y subrayamos el hecho de que debe ser un trabajo sistem谩tico, no podemos como sociedad esperar resultados diferentes.
As铆 que, vale, no subamos videos de hechos violentos entre estudiantes, pero a la par trabajemos para prevenir que tales hechos sucedan.
No hay de otra.
