La madrugada del lunes fue distinta para muchos regiomontanos, no pudieron llegar a sus centros de trabajo, perdieron parte de sus ingresos, que se calculan con base en su puntualidad y asistencia, todo porque el gobernador no ha tomado una decisión acerca de las tarifas del transporte urbano.
Por su parte, los transportistas simplemente trastocaron la vida económica del área metropolitana para mostrar que pueden hacerlo, que si no se les concede el aumento solicitado, paran la actividad económica y social del estado.
El Bronco actúa pensando en un ilusorio futuro, imponer a su candidato a la gubernatura y por ello ni aumenta las tarifas, ni castiga a quienes, por sus pistolas, dañan la de por si precaria economÃa de muchos trabajadores nuevoleoneses.
En pocas palabras, el gobernador muestra que no sabe para qué querÃa ganar el puesto que hoy detenta, a menos que sus objetivos particulares ya hayan sido alcanzados y lo social le importe poco menos que nada.
Los camioneros son permisionarios, no propietarios de las rutas, el gobierno tiene en sus manos la posibilidad de retirárselas, de meterlos en cintura y de mostrar quién tiene el poder, pero para ello se requiere algo que El Bronco ha presumido siempre pero que no ha mostrado estando en el gobierno.
Es cierto que los costos de operación de los permisionistas han aumentado, no asà las tarifas, pero eso no les da el derecho de erigirse en verdugos de las clases trabajadoras que son las que utilizan sus servicios.
Es momento de dar un manotazo en la mesa, de mostrar quién manda y, también, de mostrar que realmente le interesa el bien de los ciudadanos y no solo una ilusoria posibilidad de dejar a un sucesor que salga del grupo de sus cercanos.
La forma en que se ha comportado El Bronco, sin embargo, no augura que vaya a actuar pensando en lo mejor para Nuevo León, creo que simplemente tratará de quedar bien con todos y no quedará bien con nadie.
Casi apostarÃa que continuará sin dar la cara y enviará a Manuel Flores a enfrentar las consecuencias en caso de que sean desastrozas y a Waldo Fernández si es que algo sale medianamente bien.
Asà es que no hay mucho qué esperar de quién se vendió como un polÃtico echado pa´lante y ha reculado en todo.
El Dron
El caso del dron valuado, por el gobierno, en cincuenta y tantos millones de pesos, es de ese tipo de hechos que nos muestran que los polÃticos se creen sus propias mentiras y luego piensan que todos los demás también las creen. Asà las cosas.