La realidad ya no es lo que solÃa ser, al menos no en la polÃtica mexicana.
Hoy, como dice el tango, "resulta que es lo mismo ser derecho que traidor" y ganar o perder, parece, es solo cuestión de opinión. AsÃ, el pasado sábado, en lo que parecÃa más una pelÃcula, mala por cierto, de los Supermachos, "celebramos" que no haya, por ahora, aranceles que lamentar y, como dijera el clásico, ese es el logro "haiga sido, como haiga sido".
Un triunfo que, al parecer nos costó el convertirnos en el perro guardián de la frontera con EUA, al grado que el vicepresidente de ese paÃs, Mike Pence, comentó que nunca México habÃa cedido tanto. Claro que por acá no tenemos derecho a preguntarnos qué cedimos, porque si lo hacemos somos unos fifÃs, derechairos más lo que se acumule esta semana.
Resulta que del otro lado de la frontera también festejaron el triunfo de Trump, y ¡cómo no! si a cambio de nada logró que México destine 6 mil elementos a salvaguardar la frontera sur para evitar que los centroamericanos entren a nuestro paÃs como vÃa para llegar a EUA.
Con este triunfo, más los acuerdos secretos, que aún desconocemos pero que al parecer tienen que ver con más compras de productos agrÃcolas y con asuntos de seguridad nacional, Trump inicia su campaña por la reelección en una mejor posición de la que tenÃa.
Tan es asÃ, que ya Pelosi tuvo que salir a decir que los acuerdos eran un abuso contra México, también como parte de la próxima campaña presidencial.
Y pues sÃ, ya que de opinión hablamos, creo y opino, que fue una verdadera burla lo que sucedió el pasado sábado, no ganamos nada y no hay nada qué celebrar, pero eso sÃ, "como todo es igual y nada es mejor", sigamos en el "mismo lodo, todos manoseaos" y "en la vidriera del cambalache", como dice el tango.