Claudia Sheinbaum vio lastimada su imagen de líder de Morena el pasado viernes cuando varios de los candidatos impulsados por ella para coordinar la defensa de la 4T en algunos estados fueron dejados de lado, notoriamente su candidato a la jefatura de gobierno de la CDMX, Omar García Harfuch, aunque no necesariamente el único.
Hoy, algunos de sus correligionarios incluso algunos que apoyaron abiertamente a Clara Brugada, quieren dar la imagen de que esto fue un acto de democracia, de empoderamiento de las bases, cuando claramente la encuesta mostró que el favorito era García Harfuch, quien superó por mucho a Brugada, así que sí, hubo empoderamiento, pero no necesariamente de las bases.
Ese empoderamiento tuvo una contrapartida, el debilitamiento de la virtual candidata de Morena a la presidencia de la República, ya se vio que no tiene el mando, aunque tenga el bastón que le entregó Andrés. El ejercicio se convirtió en un juego de suma cero.
Al menos así se ve desde afuera lo que sucedió el pasado viernes.
Debido a esa percepción, algunos analistas consideran que Sheinbaum debería revelarse y reafirmar su “mando” a fin de no quedar rebasada por grupos internos como los llamados duros, sin tomar en cuenta la realidad que enfrenta la morenista.
En principio hay que entender que ella no es aún oficialmente candidata a nada, por tanto puede ser cambiada, enfermada, sustituida o simplemente dejada de lado, inclusive puede suceder lo mismo ya siendo candidata, de ahí que, estando tan cerca el premio que con tanta dedicación ha buscado, resultaría hasta infantil, en un arrebato, echar todo por la borda.
Claudia agachará la cabeza y esperará su momento, Harfuch estará a su lado y le será leal, a ella, a nadie más le debe nada y, junto a ambos, estará Marcelo pues, como dijo un vocero de Brugada recordando a Borges, no los unirá el amor, sino el espanto.
Sheinbaum esperará a estar en la Silla del Águila, si es que llega, y una vez ahí, con cautela, pero meticulosamente irá desmontando el cerco que a su alrededor han montado los “duros”, los “puros”, incluyendo a ya saben quién.
No sería extraño que Ebrard entrara en esa ecuación, ya que ha sido el principal afectado por esos grupos de Morena, sería también quien se prestaría a ser el brazo ejecutor, a su modo, a lo Camacho, cooptando y desactivando poderes.
Porque, si Claudia no lo hace, imagínese a una Clara Brugada y su banda como jefa de gobierno, si es que llega, echada pa´lante y retando un día sí y otro también a quien sabe que no es ni será su jefa, montando su campaña rumbo a 2030. Ahora que si no llega ya veríamos el escándalo y la trifulca que se armaría.
Pendiendo sobre la cabeza de Sheinbaum la espada del desafuero esgrimida por los puros encabezados por YSQ, no sería una forma cómoda de gobernar, es más, no sería gobernar, así que no dudemos que Morena, en su aparente éxito actual, esté incubando sus propios cambios, algunos de los cuales no serán un segundo piso de la actual 4T.
Como dice Ciro Gómez Leyva: “veremos, veremos”.