Algunos comentócratas han insistido en que López Obrador no debería dividir al país, sino olvidarse de la campaña y dedicarse a gobernar, de acuerdo a lo que dichos comentócratas consideran que es lo deseable o a las reglas que le quieren imponer al presidente.
No entienden que ese "deber ser" que invocan es una convención, que quienes la aceptan trabajan bajo sus supuestos, pero que hay quienes no la aceptan y trabajan en otro marco.
Ese es el caso de López Obrador, quien nunca ocultó que no le importaban las convenciones bajo las cuales funciona, o funcionaba, el sistema democrático mexicano, con sus virtudes y defectos.
Al diablo las instituciones fue su declaración de principios, pese a que algunos pensaron que era un exabrupto, la realidad es que no, no lo fue.
Por eso está destruyendo las instituciones a las que califica de "neoliberales", por eso se burla de quienes lo critican, por eso siempre tiene otros datos, porque se mueve en otro marco de referencia.
Como político lo importante para él es la pervivencia de su proyecto, con él o sin él, está dando forma a un país en el cual quien manda es él o quién él diga.
Por ello es importante dividir, polarizar.
Andrés Manuel sabe que solo requiere que sus fieles vuelvan a votar por él o por su sucesor designado para volver a ganar, sabe que al polarizar, aunque sean más quienes no estén de acuerdo con su proyecto, los suyos se unen y quienes se oponen hasta ahora no tienen una figura que los aglutine.
Y en caso de que surgiera, para eso tiene a la Unidad de Inteligencia Financiera.
Por si las dudas, van por el INE.
Sí, López Obrador está transformando el país, está cambiando los supuestos en que se basaba la convivencia, ("el cuento", Schettino dixit), que hacía posible la existencia de un determinado sistema político al cual, hoy podemos decirle adiós.
Pero aún hay muchos que no entienden que no entienden y siguen pensando en el marco del ayer.