El pasado 15 de agosto, se cumplieron 88 años de la fundación del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana STPRM, en una coyuntura tensa en cuanto a la relación con la empresa, Petróleos Mexicanos, particularmente en las negociaciones del Contrato Colectivo de Trabajo (CCT).
Sin mencionar algo que también mantiene la relación pendiendo de un hilo es que el Gobierno Federal ordenó que sea la Secretaría de Marina quien opere el Centro de Reparaciones Navales de Pemex (CERENAV), conocido en Ciudad Madero como el dique seco, uno de los dos únicos en el país para realizar estos trabajos.
Ahí existen trabajadores petroleros que no saben qué será de su futuro, pues ¿serán ahora empleados de la Marina?
La prioridad de este gobierno, la bandera, el símbolo de éste régimen es Pemex, obsesión que lleva en la sangre el tabasqueño, pero hoy es un hecho que los trabajadores petroleros están inconformes con las condiciones que se les quieren imponer, hoy los petroleros no cuentan con un CCT.
¿Qué es lo más importante en cualquier empresa?, cualquiera sabe la respuesta.
Hay que mencionar que este régimen no ha sido particularmente solidario con los petroleros de México y eso está perfectamente documentado con el trato que se les dio en la pandemia, donde no se dejó de producir ni un solo día, bajo condiciones sanitarias inadecuadas, los accidentes por falta de mantenimiento que han costado vidas y que decir del equipo de seguridad de los trabajadores, donde ellos mismos han tenido que pagar con su dinero los aditamentos necesarios para su seguridad.
Esto, guardada la proporción, parece que lo quieren operar al estilo de los más salvajes capitalistas que tienen trabajando en condiciones precarias a sus obreros, en las fábricas textiles, componentes electrónicos y todas esas historias que escuchamos, no puede ser que un gobierno que se dice amigo del pueblo trabajador, tenga a los petroleros pensando en su contrato, en que no les sigan arrebatando sus derechos, en lugar de realizar su trabajo cotidiano.
Hoy a los trabajadores petroleros, su patrón los tiene sin préstamos administrativos, créditos hipotecarios, con un incipiente desbloqueo de plazas (Solo para los amigos de Romero Oropeza y Javier May), además les retienen de forma injustificada el pago de prima de antigüedad y lo que mencionamos anteriormente, la falta de mantenimiento en instalaciones, desabasto de medicinas, material quirúrgico, elevadores en mal estado en los hospitales y personal médico y lo que resulte.
Con los cambios en la dirigencia del Sindicato, desde la partida de Carlos Romero Deschamps y con la llegada de Ricardo Aldana, el Sindicato Petrolero, el STPRM ha llegado a un proceso de reinvención.
El Sindicato no es el mismo desde su fundación aquel 15 de agosto de 1937 cuando los trabajadores Eduardo Soto Inés y Moisés de la Torre se convirtieron en los primeros líderes de la historia del STPRM, para constituir el Primer Gran Congreso de Organizaciones Sindicales Petroleras.
Parece que este régimen no aplica el “viejo y conocido refrán” de que “Pueblos que no conocen su historia…”
Así nos encontramos en pleno 2023 con el eterno conflicto entre empresa y trabajador, hoy la administración de Pemex, encabezada por el Ing. Agrónomo Octavio Romero Oropeza piensa como su jefe, que sacar petróleo es como meter un popote.
En el entendido de que en esas manos está Pemex, no hay mucho que esperar y esa visión rancia y nacionalista que venden es como todo en la ·4T, pura pantomima.
La propuesta que ofrece la paraestatal a los trabajadores es un aumento de 4.2%, a prestaciones del 2.32% y a pensiones del 4.2%, acción que los trabajadores ven poco más que infame.
Las negociaciones se están dando desde el pasado 6 de junio, y en lo único que ha brillado de forma espectacular Octavio Romero, es por su ausencia. Ese es el verdadero interés.
Es un hecho que los trabajadores petroleros viven tiempos difíciles y convencidos de que los derechos de los trabajadores deben ser intocables, el gobierno con sus huestes está orillando a que estalle una huelga que puede comprometer aún más la estabilidad económica y política del país.
El régimen y el país, lo último que necesitan es que el sector petrolero se paralice por no respetar los derechos ganados por los trabajadores petroleros a través de 88 años de historia.
Al mesías y al agrónomo hay que recordarles que con los petroleros no se juega, pues al comprometer los derechos de los trabajadores del país, se compromete la estabilidad y el futuro de México.
Tiempo al tiempo.