Estamos a unos días de que termine el tercer trimestre. En el segundo trimestre la economía mexicana fue de las más afectadas a nivel global. Veremos cómo sale el llamado “efecto rebote”.
De manera teórica el rebote debería compensar la pérdida del segundo trimestre, pero históricamente eso nunca ha sucedido debido a que la economía refleja las decisiones de las personas y en las crisis se pierde, al menos un poco, la confianza sobre la actividad económica y la sincronización entre los agentes económicos. Se estima que después de haber caído 17.1% trimestral en el segundo cuarto, se rebote a una tasa de 9.3% trimestral, que sería sólo una recuperación parcial, ya que aún reflejaría una caída anual del PIB de 11.2%.
Debido a que no estamos acostumbrados a cifras tan altas de crecimiento, es posible confundirse con el crecimiento trimestral tan elevado y pensar que la economía va bien. Para eso sirve ampliar el panorama y no sólo tomar el crecimiento del PIB trimestral (el 3Q respecto al 2Q), sino también el crecimiento anual, que compara contra el mismo trimestre del año anterior.
Si en la variación anual se refleja una caída, implicaría que el flujo de bienes y servicios finales de la economía, fue menor al del año anterior y que por lo tanto el ingreso promedio para los hogares y empresas es también menor. Si esto es acompañado de un incremento trimestral, estaría mostrando que la recuperación ya inició, pero ha sido solo parcial. Este es el escenario que se prevé para el tercer trimestre.
Los indicadores económicos muestran que la economía mexicana ya tocó fondo durante el segundo trimestre y que la recuperación ha iniciado, en donde el efecto rebote está siendo más pronunciado en las exportaciones, como consecuencia de que la mayor parte tienen como destino Estados Unidos, país que está mostrando una recuperación más rápida que la mexicana. De hecho, la Reserva Federal en su último anuncio revisó al alza el pronóstico para este año, situándolo en una caída promedio anual de -3.7%; desde el -6.7% anterior.
El resto de los indicadores, que dependen de la situación de México muestran una recuperación gradual, con algunos signos de estancamiento, que arrojan una expectativa de caída promedio anual del PIB para todo el año alrededor del 10%, que sería la mayor contracción desde la Gran Depresión en 1932.
Al interior de los indicadores, destaca que el consumo observa una caída promedio anual de 11.5% de enero a junio, con todos los meses del año con contracciones anuales. En junio el consumo ya mostró un efecto rebote al crecer 5.53% mensual, pero no fue suficiente para compensar las caídas de los meses anteriores, ya que a tasa anual mostró una contracción del 19% en junio. En la crisis anterior (2009) el consumo cayó 5.84% en promedio anual.
En el caso de la inversión fija bruta acumula a junio 17 meses consecutivos con caídas anuales. En el año lleva una contracción promedio de 11%, que es menor a la de la crisis del 2009. Sin embargo, la menor caída promedio anual no implica algo positivo, pues la inversión fija bruta se ubica al mes de junio en el mismo nivel alcanzado en 1998. En junio la inversión fija tuvo un efecto rebote al crecer 20% respecto al mes anterior, pero aun presenta una caída de 25% respecto a junio de 2019. Es importante mencionar que la teoría económica relaciona a la inversión fija con el potencial de crecimiento de largo plazo, por lo que las caídas anuales en este indicador acotan cada vez más lo que puede crecer México. Si antes el PIB crecía a una tasa promedio anual de 2.2%, en el largo plazo el crecimiento promedio, de acuerdo a la inversión actual, estaría limitado a tasas de 1.3 a 1.5% anuales.
Finalmente, las exportaciones han caído a una tasa promedio anual de 17% este año, pero se espera que sean las que detengan la caída en el PIB. De hecho, el indicador de actividad industrial muestra a julio dos meses consecutivos con alzas consecutivas mostrando una recuperación que se considera sólo parcial y no total, debido a que a tasa anual aún muestra una caída de 11%, hilando 22 meses consecutivos a la baja.
En resumen, se estima que México tocó fondo en el segundo cuarto y que ha iniciado la recuperación, con un efecto rebote, pero que carece de fuerza para compensar las contracciones de los trimestres anteriores. Con esto, se espera que el PIB de México muestre en promedio una contracción anual de 9.5% respecto al año anterior. Para el 2021 el efecto rebote se espera a una tasa de crecimiento alrededor de 3%, que tampoco será suficiente para compensar la caída de este año.