La pregunta que titula esta colaboración puede ser un dilema existencial para algunas empresas e industrias, pues ambos objetivos pueden ser mutuamente excluyentes.
Es decir, pueden ser las mejores del mundo haciendo lo peor, ganando dinero o produciendo con la mayor calidad los productos más avanzados de su categorÃa, triunfando en todos los concursos de su industria, pero estar causándole terribles daños al planeta, a sus colaboradores o a la sociedad.
También es posible lograr ambas cosas, ser los mejores haciendo lo mejor para el mundo, o un punto intermedio en el que el empresario o los accionistas aspiran a un modelo de negocio rentable, que a través del mercado colabora en la solución de algún problema humano.
Lograr lo anterior requiere dos cosas: primero, saber qué es lo mejor para el mundo, lo que nos permitirá alinear nuestros esfuerzos en una agenda de transformación positiva, y segundo, ser capaces de medir el impacto de nuestra operación y los avances que tenemos en relación con dicha agenda.
Para iniciar este camino, no hay que inventar el hilo negro, pues ya hay una agenda definida por las naciones unidas hacia el desarrollo sostenible con 17 objetivos y 169 metas a las que organizaciones pueden contribuir desde sus respectivos ámbitos de acción.
Para lo segundo, hay diferentes herramientas gratuitas de autodiagnóstico para evaluar nuestro impacto y avance como organización, asà como empresas de consultorÃa que apoyan en esta transformación.
Sin embargo, lo más importante es cambiar el paradigma de la competitividad en una ciudad como Monterrey, con un legado empresarial y una cultura de excelencia influida por el “laissez faire†norteamericano, centrada en la rentabilidad y el valor económico.
“Si de verdad lográramos que las empresas compitieran por generar más valor social o ambiental, ser las mejores en términos financieros y también para el mundo, con un modelo de negocio para resolver una problemática social de manera innovadora y financieramente sostenible, aprovecharÃamos todo ese potencial de articulación, creatividad e innovación del sector privado para lograr metas mucho más ambiciosasâ€, explica Alma RamÃrez, de la consultorÃa en innovación social Unboxed.
Colocar la sostenibilidad al centro de la estrategia de cualquier organización es, además de urgente e indispensable, conveniente, pues el mercado de capitales está abrazado cada vez más los criterios socio ambientales para la asignación de financiamiento.
No es ninguna misión imposible. Los nuevos emprendimientos y los jóvenes emprendedores incorporan el gen de la sostenibilidad a sus organizaciones desde su fundación y avanzan a paso firme hacia la construcción de un nuevo ecosistema empresarial regenerativo, inclusivo y justo.
Falta avanzar en la articulación de los diferentes actores sociales y gubernamentales, donde cada ciudadano pueda colaborar en un entorno propicio y el gobierno, en sus diferentes niveles, establezca un marco normativo coherente y consistente con metas que trasciendan las próximas elecciones.