RÃos de tinta (¿aún se dice asÃ?) han corrido sobre el beso no consentido de Luis Rubiales, Presidente -suspendido- de la Real Federación Española de Futbol (RFEF), pero hoy quisiera concentrar el análisis en el aspecto comunicacional de todo el asunto.
El caso no es para menos y reúne todos los elementos necesarios para una tormenta mediática perfecta en plena era de las redes sociales: un acto escandaloso, un lÃder arrogante, una reacción tardÃa y un entorno polarizado.
De esta #crisis extraigo las que considero, a tÃtulo personal, como las 5 cosas que no se deben hacer para un efectivo control de daños en la época de las redes sociales y la cancelación.
Cabe aclarar que hablo de RFEF, no del Señor Rubiales, pues los actos de éste y la forma de actuar de la organización impactaron negativamente en la #reputación de la misma, que en su nombre lleva la palabra “Realâ€, es decir, que es avalada por el Rey y, por lo tanto, por todo el Estado español.
Para mi no está a discusión si el acto de Rubiales es machista, misógino y un abuso de poder o no, un beso no consentido es un acto de agresión sexual, por más que algunos lo quieran romantizar como “beso robado†o re-victimizar a Jenni Hermoso culpándola de lo sucedido. #NoEsNo.
DISCULPARSE TARDE
La influencia del lÃder en la actuación institucional de la federación es notoria en su sala de prensa.
Del 20 de agosto que sucedieron los hechos y que el histórico triunfo de la Selección Española de Futbol femenil pasó a segundo plano en las noticias, hasta el 22 de agosto, no hay una sola mención al hecho en la página web de la federación.
En los dÃas posteriores, el lenguaje de los comunicados es visceral, defensivo y reactivo, como si hubieran sido redactadas por el propio Rubiales.
Es hasta el pasado martes 5 de septiembre, 15 dÃas después y con un nuevo presidente en funciones, que la federación emite una disculpa oficial por lo sucedido.
DISCULPARSE MAL
Las primeras “disculpas†de Rubiales, por asà nombrarlas, son un clásico ejemplo de “cómo no hacer una disculpaâ€.
En una de sus primeras declaraciones al respecto, el federativo dice: "¿El beso con Jenni? Idiotas hay en todas partes. Cuando dos personas tienen un momento de cariño sin ninguna importancia, no podemos escuchar idioteces. Somos campeones y me quedo con eso".
Luego, en un video, comenta:
“Tengo que disculparme, no queda de otra, ¿no?, y entender que cuando uno es presidente de una institución tan importante como la federación, pues tiene que, sobre todo en ceremonias y este tipo de cuestiones, tener más cuidadoâ€.
Siguiendo este razonamiento, está sugiriendo que su comportamiento hubiera sido aceptable si él no fuera presidente de la federación o no se hubiera registrado en un evento público, pero el “hubiera†no existe. Es como decir que no es malo robar, sino que te atrapen.
Cosa muy diferente, como lo conversamos con Juan Carlos Roldán, fue la disculpa del seleccionador español, Luis de la Fuente, por haberle aplaudido a Rubiales en la última asamblea de la federación.
Su mensaje fue oportuno, claro, sencillo y sensible, por lo que resalto en negritas frases y palabras clave.
“He recibido duras crÃticas por ello (aplaudirle a Rubiales). ¿Saben lo que pienso de esas crÃticas? Que son totalmente merecidas, que lo lamento, que lo comprendo y pido perdón por ellasâ€, dijo el entrenador.
“Voy a dar mi explicación ante unos hechos que son injustificables… Y repito: pido mis más sinceras disculpas. Quien me conoce sabe que estos gestos no representan ni mis valores, ni mi forma de pensar ni de actuar en la vida, que siempre he estado del lado de la igualdad y del respeto... Todos recordamos lo que sucedió tras el triunfo de nuestras jugadoras en el estadio de SÃdney, y hay una cosa que todos tenemos clara: ni Jenni ni el resto de sus compañeras son responsables de lo que allà acontecióâ€.
AFERRARSE A LA VERSIÓN PERDEDORA – VICTIMIZARSE
Los intentos de Rubiales por cambiar la versión de los hechos e incluso culpar a la jugadora, luego al entorno mediático y hasta a la filosofÃa con su video sobre la carpeta verde y la carpeta roja en respuesta al rechazo de los capitanes de la Selección Española de Futbol, se convertirán en un clásico de curso de vocerÃa sobre lo que no debes hacer.
Ante la resolución de la FIFA de suspenderlo, Rubiales vuelve a la carga con sus “no-disculpasâ€.
En el documento que emitió el pasado 1 de septiembre, insiste:
“La espontaneidad y felicidad del histórico momento, nos llevó a realizar un acto mutuo y consentido, producto del gran entusiasmo. En ningún momento hubo agresión alguna, es más, tan siquiera hubo la más mÃnima incomodidad, sino un júbilo desbordante en ambos.
Repito: con consentimiento de ambas partes, tanto en los cariñosos abrazos, como en el pico y posterior despedida llena de afectuosos gestos mutuos, que se produjeron en la tarima de entrega de las Medallasâ€.
Nunca he estado en un pantano, pero la sabidurÃa popular indica que, en ciertos casos, lo mejor es no moverse.
AMARRAR LA INSTITUCIÓN A LA PERSONA
Este es el principal error de la Federación, y es complejo de gestionar, por la fuerza y carisma de algunos lÃderes. Sin embargo, lo más sano y sostenible a largo plazo es contar con procedimientos de gobernanza, protocolos institucionales y voces fuertes que defiendan a la organización por sobre sus integrantes.
Al final, su propia democracia interna les permitió separarse del lÃder y su conducta, aunque tal vez demasiado tarde para varias figuras importantes de la organización.
ENFOCARSE EN LA OPINIÓN PÚBLICA, NO EN LA VÃCTIMA
También es notorio que las comunicaciones tanto de Rubiales como de la Federación están más enfocadas en que el primero rescate algo de lo perdido, y la segunda se salve de la hoguera reputacional en que se ha metido.
Nadie parece preocuparse por escuchar a Hermoso, integrarla al diálogo, sumarla a la conversación para seguir separando a la institución de estas conductas que no reflejan sus valores ni sus ideales.
Lo más feo de la situación, es la ausencia de Hermoso en la solución. El siguiente paso es buscar la reconciliación entre la Federación, la jugadora y sus compañeras, y la sociedad en general.
