No hay antecedente de un presidente tan inmoral y mentiroso, ni tampoco que en el mismo sexenio la corrupción de la familia real se desnude en Eastmancolor.
No cabe duda que la deshonestidad es el signo del poder en México, y que presidente que no resbaló solo, cayó por algún pariente incomodo.
Pero no se recuerda que el Mandatario en funciones arropara a colaboradores señalados hasta con pruebas documentales, presuntos culpables de delitos muy serios.
Menos se sabe de un presidente que, como López, haya sido acusado de fraude fiscal, uso de recursos ilícitos y lavado, previo a tomar posesión.
Se trató de dos acusaciones de sendos abogados fiscalistas contra AMLO que fueron archivadas por el fiscal Alejandro Gertz, lo que muestra un pacto entre ladrones.
Si los hijos de Marta Sahagún y sus socios García Cabeza de Vaca fueron señalados en pleno sexenio, hoy, hoy, hoy, hay muchos parientes bandidos.
Pío, Martín, López Obrador; Felipa Obrador Olán; Concepción Falcón Montejo, esposa de José Ramiro López Obrador, y antes, Carol Jessica Moreno.
Recientemente circuló un audio donde la diputada local en Tamaulipas, Úrsula Salazar Mojica, sobrina del presidente, pide incrementar moche a un proveedor.
Como orgullo de su nepotismo, el casi adolescente Ángel Muñoz Obrador, cobra en una subdirección de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
La misma esposa del Presidente, Beatriz Gutiérrez, cobra beca en el Conacyt, como investigadora que no pública investigaciones ni puede tener esa beca.
La misma “no primera dama” es cabeza de la oficina no reconocida legalmente; Coordinación de Memoria Histórica y Cultural de México.
Esta oficina recibirá del Presupuesto de Egresos 2022, poco más de 32 millones, y el 80 por ciento de ese dinero son salarios de sus nueve integrantes. Haga cuentas.
Las pruebas de que la “casa gris” del junior López Beltrán proviene de actos de corrupción, son incluso más claras que las que hubo sobre la “casa blanca” de EPN.
La diferencia es que luego de hacerse bolas, Peña Nieto terminó pidiendo perdón, devolviendo la casa y vetando al proveedor corruptor.
AMLO defendió a su junior, defendió al consuegro, y ante la imposibilidad de tapar el sol con un dedo, ha intentado meterle ruido a la agenda…
Pese a ser hasta ahora el pináculo de la corrupción sexenal, no recuerdo que José López Portillo saliera a cámara a defender las acusaciones contra su primo Guillermo.
En su autobiografía, “Una vida en la vida de México”, don Jesús Silva Herzog lamenta la posibilidad de que Manuel Ávila Camacho haya sido un presidente corrupto.
Sobran textos que afirman que Abelardo Rodríguez fue el fundador del puente entre el narcotráfico y el gobierno federal y el espionaje Nazi.
La corrupción de Miguel Alemán Velasco es más que un secreto a voces, y sus extensas propiedades en Acapulco no fueron una entelequia.
Cuentan que allá por 1922 un periodista bragado le preguntó al general Álvaro Obregón si él era deshonesto: “Honestito”, respondió el sonorense.
Pero si la corrupción gubernamental persistía, los niveles que describen la frase de Gonzalo N. Santos: “La moral es un árbol que da moras”, habían descendido.
El problema es que cuando el jefe es caníbal, los de a pie comienzan a comer carne humana, y hoy la corrupción se ha desatado a todos los niveles.
En el norte del país, por ejemplo, hoy sangran a los migrantes indocumentados, mexicanos que regresan o extranjeros que cruzan, la Guardia Nacional, Migración, las policías estatales y municipales.
También regresaron aquellas visitas del SAT que urgen pagos tremendos o cooperación, y según empresarios el grupo más voraz lo encabezan Andrecito y Gonzalo López Beltrán.
López ya defendió a funcionarios molestadores o presuntos violadores, a funcionarios terratenientes, y mientras fustiga a periodistas, nunca se queja de la maña.
“Se puede matar, extorsionar, traficar, pero nunca robar el dinero o denuncia a otros clanes mafiosos"…. Así es la Cuarta Nosstra.