Ricardo Monreal abri贸 un debate, el de las redes sociales y su regulaci贸n, que ha sido objeto de todo tipo de reacciones, en su mayor铆a condenatorias, muchas de ellas provocadas por el fondo pol铆tico que este tema podr铆a tener y, otras, por la polarizaci贸n en la que se encuentra la discusi贸n p煤blica en nuestro pa铆s. 驴Y si al Senador por Morena le asistiera la raz贸n en cuanto a la necesidad de, al menos, analizar este fen贸meno?
Muchas son las preguntas que han surgido en torno a la facultad que las empresas propietarias de redes sociales (Twitter, Facebook, Instagram y TikTok, entre otras) se han adjudicado para definir los l铆mites y alcances en cuanto a la operaci贸n de cuentas personales. 驴Estas plataformas pueden, de manera unilateral, sin reglas claras, establecer los l铆mites a la libertad de expresi贸n? 驴La calumnia y las noticias falsas pueden ser sometidas a procesos regulatorios a trav茅s de la ley o se debe permitir que sean las industrias digitales quienes determinen cu谩ndo s铆 o cu谩ndo no?
De todos es sabido que el debate cobr贸 relevancia global tras la decisi贸n de Twitter de bloquear la cuenta del ex presidente estadounidense Donald Trump. En M茅xico, la preocupaci贸n se acrecent贸 cuando esta misma empresa procedi贸 al cierre de perfiles afines al actual Gobierno.
Alej茅monos de la crispaci贸n mexicana auspiciada en buena medida por el Gobierno y observemos lo que en otras latitudes se analiza. Por ejemplo, la Uni贸n Europea (UE), una regi贸n del mundo que se caracteriza por una mayor madurez y tolerancia.
鈥淣o podemos quedarnos de brazos cruzados y confiar en la buena voluntad de estas plataformas o en una interpretaci贸n ingeniosa de la ley; debemos fijar las reglas del juego y organizar el espacio digital con derechos, obligaciones y salvaguardas claras. Debemos restaurar la confianza en el espacio digital. Es una cuesti贸n de supervivencia de nuestras democracias en el siglo XXI鈥, considera el Comisario para el Mercado Interior de la UE, el franc茅s Thierry Breton.
El Ministro de Finanzas de Francia, Bruno Le Maire, sostiene que 鈥渓a regulaci贸n de las plataformas digitales no puede hacerse por la propia oligarqu铆a digital. La oligarqu铆a digital es una de las amenazas que pesa sobre los Estados y sobre las democracias鈥.
Nadie podr铆a negar que la libertad de circulaci贸n de contenidos en redes sociales debe tener l铆mites establecidos por la ley cuando se afecten los derechos de menores de edad, se difundan mensajes de odio, se promueva el delito, se incite a la perturbaci贸n del orden p煤blico o se atente contra la seguridad nacional.
El reto que se impone es determinar los caminos legales e institucionales que una eventual regulaci贸n requerir谩, adem谩s de establecer los criterios para posibles sanciones, sin que el Estado adquiera un rol de censor o el nuevo marco sea utilizado con fines pol铆ticos.
Lo que en la vida real est谩 prohibido o regulado, tambi茅n deber铆a estarlo en el creciente mundo digital. El desaf铆o no es menor, ya que est谩 en juego, por mucho, la salud democr谩tica del pa铆s. Enfrentarlo requiere, sin duda, visi贸n de Estado, lo que a nuestra clase pol铆tica, as铆 ha quedado demostrado, le hace falta.
SEGUNDO TERCIO. Un buen ejemplo de educaci贸n para el uso de las redes sociales lo est谩 dando el municipio de Fresnillo, Zacatecas. El lunes pasado se inici贸 la Jornada de Prevenci贸n de Uso Responsable de las Redes Sociales.
TERCER TERCIO. El debate sobre este tema deber铆a estar centrado en c贸mo s铆 se puede, con 谩nimo constructivo.
