La crisis sanitaria en la que a煤n nos encontramos y su impacto negativo en el devenir econ贸mico del pa铆s ha exacerbado los 谩nimos en la relaci贸n que Gobierno y prensa sostienen. Nada bueno para la salud de la democracia, en M茅xico o en cualquier pa铆s en el que una situaci贸n as铆 pudiese ocurrir.
Quienes hemos tenido la fortuna de ejercer el periodismo y la oportunidad de transitar en el 谩mbito de la comunicaci贸n social comprendemos la complejidad que representa establecer un v铆nculo entre ambas partes, sin que existan desencuentros. El respeto mutuo, la tolerancia a la cr铆tica y el saber entender ha sido, para muchos de nosotros, la base de nuestro desarrollo profesional.
Se trata de una relaci贸n que es fundamental para el buen funcionamiento de toda democracia, aunque nunca deja de ser inc贸moda. Por su naturaleza, en la que existe una amplia dosis de factor humano, pol铆tica y competencia, este v铆nculo se encuentra lejos de ser perfecto. Son muchos los elementos que intervienen en su desarrollo y que son fundamentales para lograr una sana coexistencia.
La comprensi贸n en ambos sentidos es necesaria para evitar fricciones como las ocurridas en semanas recientes. El norteamericano Allan Siegal, quien tuvo la responsabilidad de elaborar el manual de estilo del diario New York Times, defini贸 algunas de las caracter铆sticas esenciales del periodista: 鈥淩igor y exactitud de los hechos. Curiosidad sin l铆mites. Vigilancia sobre la escritura. Independencia absoluta: si hay alguna complicidad, debe darse entre lectores y redactores, nunca entre el redactor y sus fuentes鈥.
Es el ejercicio del periodismo bajo estas premisas las que pueden generar recelo en la relaci贸n con los poderes p煤blicos. A煤n m谩s cuando se desconoce una de las grandes esencias de la labor period铆stica: el reportero jam谩s anuncia que el tren lleg贸 a tiempo, seg煤n se recita en las escuelas europeas.
El periodismo y los medios a los que se debe enfrentan una dif铆cil situaci贸n. La era de la digitalizaci贸n que ha transformado el mundo de las noticias, la reducci贸n de los ingresos publicitarios y la posible desaparici贸n de las ediciones impresas, entre muchos factores m谩s, mantienen a este sector en un estado de incertidumbre.
No obstante, y es ah铆 donde tendr铆a que prevalecer la comprensi贸n por parte de los poderes p煤blicos, bajo cualquier circunstancia, como concluimos quienes participamos en el taller intitulado Periodismo Institucional vs Periodismo Independiente, impartido en 2000 en Cartagena de Indias, Colombia, por la Fundaci贸n para un Nuevo Periodismo Iberoamericano, 鈥渓os periodistas seguimos siendo el producto de la curiosidad, del deseo de contar historias, de la pasi贸n por conocer y describir c贸mo funciona el poder y c贸mo influye sobre la vida de las personas de carne y hueso, de ese p煤blico a quien le hablamos y para qui茅n trabajamos鈥.
Al final, funcionarios van y vienen, reg铆menes mueren y surgen nuevos, y el periodista sigue ah铆: investigando, contando historias, narrando lo que ve y encuentra, incomodando.
SEGUNDO TERCIO. 鈥淰amos a respetar la decisi贸n de la Suprema Corte, nos guste o no nos guste se va a respetar鈥, dijo el gobernador de Baja California, Jaime Bonilla. No tiene de otra, el fallo que invalida el atropello constitucional que pretend铆a imponer en ese estado es inapelable.
TERCER TERCIO. Mano dura deber铆a ejercerse en contra de las agencias funerarias que lucran con el dolor de la gente en medio de la pandemia.
