Regresar a vivir a la Ciudad de M茅xico despu茅s de algunos meses de ausencia representa, no cabe duda, una extra帽a sensaci贸n. Por un lado, la alegr铆a de volver a casa, reunirse de nuevo con los seres queridos y reencontrarse con una de las urbes m谩s extraordinarias del mundo. Por otro, enfrentar el terror que genera uno de los problemas que m谩s nos aquejan como pa铆s, el de la inseguridad.
Mucho se habla de la brecha que puede existir entre percepci贸n y realidad. En el caso de la seguridad p煤blica, esta distancia es, desafortunadamente, cada vez m谩s corta. En las conversaciones que uno sostiene a lo largo del d铆a, la principal preocupaci贸n radica en los asaltos, secuestros, robo a casa habitaci贸n y ejecuciones.
Ligada a la percepci贸n, la Encuesta Nacional de Seguridad P煤blica Urbana que realiza el INEGI advierte que, durante marzo pasado, 74.6% de la poblaci贸n consider贸 que vivir en su ciudad es inseguro.
Otras cifras avalan el incremento del fen贸meno delictivo que se refleja en estudios como el difundido por el INEGI. De acuerdo a datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad P煤blica, en los cuatro primeros meses del gobierno del presidente L贸pez Obrador, se han registrado 11 mil 48 ejecuciones en todo el pa铆s. El primer trimestre de 2019 ser铆a, seg煤n estos mismos reportes, el m谩s violento de toda la historia, con ocho mil 737 asesinatos.
Existen distintos diagn贸sticos sobre los or铆genes y m茅todos para enfrentar este problema. Ninguno, hasta la fecha, ha arrojado los resultados deseados. Hace justo un a帽o, el entonces titular de la Comisi贸n Nacional de Seguridad, Renato Sales, dec铆a que la falta de continuidad en las pol铆ticas p煤blicas en esta materia se traduce forzosamente en un incremento del fen贸meno que precisamente se busca enfrentar.
Este Gobierno ha adoptado un nuevo esquema para atacar dicho problema que se ha convertido en la principal preocupaci贸n de una sociedad que se ve indefensa ante el aumento de los hechos delictivos. El nacimiento de la Guardia Nacional como un cuerpo que contar谩 con las facultades constitucionales para realizar labores de seguridad p煤blica es un buen mensaje en la construcci贸n de las pol铆ticas que hoy resultan urgentes para devolverle a la ciudadan铆a uno de sus bienes m谩s preciados, que es la seguridad.
Mientras ello ocurre, fiel a sus principios, al referirse a los hechos violentos ocurridos antier en Cuernavaca, el presidente L贸pez Obrador habl贸 sobre lo que 茅l considera como las causas de la inseguridad: solicit贸 una explicaci贸n a los defensores del modelo neoliberal 鈥渜ue no hicieron nada por los j贸venes m谩s que llamarles ninis鈥, y nunca pensaron que se iba a producir la violencia que ahora se est谩 registrando en nuestro pa铆s.
Culpar al pasado como estrategia para evitar responsabilidades del presente ha funcionado en otros casos. En el de la seguridad p煤blica, el primer mandatario no ha calculado el alto impacto social de este problema. Podr铆a tratarse del inicio de un divorcio entre el nuevo Gobierno y una sociedad que, en los 煤ltimos meses, ha incrementado su preocupaci贸n por este fen贸meno.
Segundo tercio. Una pila de libros sobre la relaci贸n M茅xico-Brasil se observa en el despacho de Jos茅 Ignacio Pi帽a, actual embajador de nuestro pa铆s en Panam谩 y pr贸ximo representante ante la naci贸n carioca. Varios lustros de experiencia preceden a este miembro del Servicio Exterior Mexicano, quien a partir del 1 de junio asumir谩 uno de los encargos m谩s complejos de su carrera.
Tercer tercio. Dice el titular de la SCT, Javier Jim茅nez Espri煤, que los aeropuertos de Toluca, Ciudad de M茅xico y Santa Luc铆a ser谩n centros de conexi贸n. Si 茅l lo dice, no lo ser谩n. Que revise bien, no se le vaya a atravesar un cerro.