“Andando la carreta, las calabazas se acomodanâ€, reza el dicho popular. Sin embargo, aquéllos que todo lo observan desde una perspectiva negativa sustentarÃan que los vaivenes de la carroza podrÃan también provocar el desacomodo de las cucurbitáceas. Algo asà sucede con el análisis económico.
En esta semana que culmina, dos importantes organismos internacionales hicieron públicas sus perspectivas para el crecimiento. El Fondo Monetario Internacional (FMI), que encabeza la francesa Christine Lagarde, y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), que preside la mexicana Alicia Bárcena, redujeron sus expectativas en el comportamiento de la economÃa global y, en particular, de nuestro paÃs.
El FMI predijo que el Producto Interno Bruto (PIB) de México pasará de una primera proyección para 2019 que se ubicaba en 2.1% a 1.6%, es decir, una reducción de medio punto porcentual. Por su parte, la Cepal, ayer, recortó el pronóstico de crecimiento para nuestro paÃs de 2.1% a 1.7%.
La preocupación de ambos organismos transita por dos vÃas. En el ámbito global, el FMI advierte que el comercio y la inversión se han visto estancados, mientras que las condiciones de financiamiento se han endurecido, situación que es descrita por el organismo como “estrés financieroâ€.
En el terreno mexicano existe otro tipo de estrés. Las modificaciones del organismo con sede en Washington surgen del nerviosismo que se ha expandido entre analistas internacionales por el desempeño económico del gobierno del presidente López Obrador. A la preocupación del FMI y la Cepal expresada esta semana, se han sumado el Banco Mundial, la OCDE, BBVA, las calificadoras Fitch & Ratings, HR Ratings y Moody’s, asà como el propio Banco de México.
El retraso en la recuperación de la inversión, un sector exportador debilitado, el impacto negativo de la crisis en el abasto de combustible y, sobre todo, la incertidumbre polÃtica en el paÃs, como los calificó la propia Lagarde, han sido factores importantes en la revisión a la baja de las proyecciones para el crecimiento de México.
El camino en este sexenio será sin duda sinuoso, por el incierto entorno internacional y por las dudas que aún subsisten sobre el desempeño del nuevo Gobierno. Con las calabazas todo puede pasar. Su reacomodo es, sin duda, lo más deseable para todos.
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